El aire que respiramos
El machismo es como el di¨®xido de carbono, forma parte del aire que respiramos y hace falta alcanzar y cumplir un verdadero protocolo de Kioto para reducir emisiones y luchar por un planeta m¨¢s limpio, m¨¢s enriquecido, m¨¢s agradable y con algo m¨¢s de futuro. En este peque?o universo, como en el cambio clim¨¢tico, el papel de esa Europa cumplidora lo tiene el Gobierno, que sac¨® con valent¨ªa el discurso del caj¨®n feminista y lo convirti¨® en pol¨ªtica de Estado, e incluso una buena parte de la sociedad, que se ha llenado de hombres y mujeres que comparten responsabilidades y papeles con el mismo compromiso. Una generaci¨®n nueva de hombres ha comprendido y tiene a raya el nivel de carbono. A izquierda y derecha.
Pero hay tambi¨¦n muchos actores en el papel de EE UU y China, los m¨¢s contaminantes y menos comprometidos hasta hace bien poco. Las viejas estructuras de poder (en pol¨ªtica, en econom¨ªa, en periodismo o en los sindicatos) siguen emitiendo CO2 con gran convicci¨®n. Algunos son m¨¢s evidentes y -ajenos al gran cambio social que se ha producido y que ha mejorado este pa¨ªs- mantienen a las mujeres lo m¨¢s lejos posible. Y otros parecen optar por la alternativa de moda en la lucha contra el cambio clim¨¢tico: capturar las emisiones y enterrarlas en el subsuelo. Pero nadie ha logrado a¨²n una superestructura tan f¨¦rrea que contenga el gas nocivo (del machismo) sin escapes.
Afirmar que Rajoy ha sido machista al ningunear a Salgado es discutible. S¨®lo ¨¦l puede saber si alberga alg¨²n tipo de desprecio a la vicepresidenta por ser mujer, pero el aire contaminado que nos da vida y nos mata al mismo tiempo nos obliga a todos a extremar la vigilancia y el cuidado. La l¨ªnea entre el machismo latente que respiramos y el machismo manifiesto que alguna vez capturamos es difusa, dif¨ªcil de definir y nos puede llevar incluso a confusi¨®n. Y precisamente porque es m¨¢s dif¨ªcil luchar contra el machismo latente que contra el manifiesto, nos agarramos a ¨¦ste para llegar a aqu¨¦l. Pero no nos equivoquemos: es el primero el que hay que batir.
La ministra Salgado no se hizo un favor, ni a ella ni a las mujeres, al atribuir la actuaci¨®n de Rajoy al machismo, como no se habr¨ªa hecho Obama un favor si hubiera adjudicado los ataques m¨¢s virulentos que ha recibido al hecho de ser negro (por m¨¢s que Jimmy Carter apuntara esta verdad). Hacerlo s¨®lo les habr¨ªa debilitado a ellos. Y machistas y racistas bien lo habr¨ªan celebrado.
La vehemencia con la que se ha criticado a Bibiana A¨ªdo por el proyecto de ley del aborto tambi¨¦n es digna, como un virus, de ser aislada, colocada bajo el microscopio, y analizada con cierto detalle. Sostienen los cuestionadores de Igualdad, incluso en EL PA?S: 1. Que ha sido un error dejar ley tan importante en manos de alguien tan joven, sin bagaje ni experiencia. ?Recuerdan que Joaqu¨ªn Almunia se hizo ministro con 34 a?os? Y 2. Que asunto tan delicado deber¨ªa depender de: a) Sanidad. ?Como si fuera la gripe A o un c¨¢ncer?; o de b) Justicia ?como un proyecto para modernizar los juzgados?
El aborto no es asunto estrictamente sanitario, pero requiere el concierto de Sanidad, como as¨ª ha sido; no es asunto estrictamente judicial, pero requiere el concierto de este Ministerio al suponer un cambio en el C¨®digo Penal. Y es por ello por lo que Igualdad ha elaborado el proyecto de ley en coordinaci¨®n con estos dos ministerios, con la Direcci¨®n de Asuntos Constitucionales de Presidencia y con cualificados expertos en todas estas ¨¢reas.
El aborto es una reivindicaci¨®n de la mujer como expresi¨®n de un derecho a decidir sobre su reproducci¨®n en los l¨ªmites que establezca la ley. Y es por tanto coherente y ejemplarizante que un Ministerio de Igualdad, afortunadamente existente en Espa?a, vele por que las mujeres puedan ejercer sus derechos tras siglos de discriminaci¨®n.
?O alguien piensa de verdad que si la ley hubiera estado en manos del ministro cazador Bermejo o el ministro Soria, que emprendieron el proyecto junto a A¨ªdo, los obispos o el PP se habr¨ªan frenado? ?Alguien de verdad lo piensa? Es evidente que no, pero a algunos, inexplicablemente, la idea les habr¨ªa reconfortado.
Por favor, alcancemos un Protocolo de Kioto contra el machismo y, sobre todo, cumpl¨¢moslo.
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