Distanciamiento burs¨¢til
Entre las presunciones que esta crisis ha cuestionando de forma casi definitiva, la de la eficiencia de los mercados es una de las m¨¢s importantes. La proposici¨®n de que los mercados financieros, en especial los de acciones, reflejan en sus precios toda la informaci¨®n considerada relevante para la determinaci¨®n de su valor ya no podr¨¢ sostenerse sin matices. Otra de las hip¨®tesis esenciales en la teor¨ªa de las modernas finanzas, la que asume que el comportamiento de los inversores es completamente racional, tambi¨¦n est¨¢ en entredicho, de forma que la insuficiencia de su validaci¨®n emp¨ªrica ha facilitado la extensi¨®n del predicamento de enfoques alternativos, m¨¢s cercanos a la psicolog¨ªa. La atenci¨®n deparada al libro Animal spirits, del premio Nobel Arkeloff y Rober J. Shiller, es un ejemplo. Conviene tomar estas dudas en consideraci¨®n al interpretar con cierto distanciamiento lo que est¨¢ ocurriendo en los mercados de acciones en los ¨²ltimos meses y, en todo caso, atribuir a la evoluci¨®n de sus cotizaciones capacidad predictiva alguna sobre lo que pueda tener lugar en la actividad econ¨®mica.
Los mercados de acciones de las econom¨ªas avanzadas despiden la semana habiendo recuperado m¨¢s de la mitad de las p¨¦rdidas que siguieron al estallido de la crisis financiera en el verano de 2007, en EE UU. Aunque liderados por los valores entonces m¨¢s castigados, los de las empresas financieras, la recuperaci¨®n ha sido amplia, como si estuvieran anticipando aumentos en los beneficios empresariales impropios de una fase de recuperaci¨®n de la actividad econ¨®mica que ser¨¢ moderada y no exenta de fragilidad.
En ese comportamiento de las cotizaciones de las acciones, el de los precios en los mercados de divisas y de los bonos no es del todo independiente. La depreciaci¨®n del d¨®lar estadounidense, otra vez cercana a m¨¢ximos hist¨®ricos, favorece no s¨®lo la reactivaci¨®n en la principal econom¨ªa del mundo, sino que lo hace reduciendo el d¨¦ficit por cuenta corriente, origen de la inquietud por esos desequilibrios globales a los que se les considera el origen de la crisis financiera. Los mercados de deuda p¨²blica, por su parte, no parecen inquietarse por el aumento tambi¨¦n sin precedentes en el d¨¦ficit p¨²blico en EE UU y en la mayor¨ªa de las econom¨ªas avanzadas. Las tasas de rentabilidad con que cotizan esos t¨ªtulos no reflejan temor a la insolvencia.
El contraste con rentabilidades de otros activos alternativos ha podido fortalecer el atractivo de las acciones, en especial las de aquellas que estando en sectores defensivos ofrecen adem¨¢s una rentabilidad v¨ªa dividendos aceptable. Y el umbral de aceptabilidad de este tipo de rentas es tanto menor cuanto m¨¢s acusada es la estabilidad de los precios, el mantenimiento en m¨ªnimos de la tasa de inflaci¨®n en todo el mundo.
Lamentablemente, esa suerte de bonanza en los mercados de acciones tambi¨¦n puede estar benefici¨¢ndose, al menos parcialmente, del racionamiento crediticio que todav¨ªa sigue vigente en no pocas econom¨ªas, la espa?ola entre ellas. Mejor ser¨ªa sin duda que ese retorno a los activos con riesgo por antonomasia que son las acciones estuviera acompa?ado de aumentos en la inversi¨®n crediticia de las entidades bancarias. Con ello se reducir¨ªa la inquietante tasa de mortalidad empresarial y la capacidad para regenerar la especie.
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