Cinco erres para mover la econom¨ªa
Dice un refr¨¢n que "a perro flaco todo son pulgas". Algo as¨ª le ocurre a la econom¨ªa espa?ola. Hasta hace un poco m¨¢s de un a?o era un ejemplo a imitar, un "milagro econ¨®mico". Crec¨ªa, creaba empleo, ten¨ªa estabilidad presupuestaria y de precios. Ten¨ªa alg¨²n defectillo cong¨¦nito, como era su escasa productividad, pero en todo caso era una enfermedad asintom¨¢tica que no imped¨ªa crecer. Pero una vez ha entrado en recesi¨®n, todo son males y defectos.
La crisis financiera y el fallo de los bancos en suministrar ese bien p¨²blico que es el cr¨¦dito (?qu¨¦ har¨ªamos con las empresas el¨¦ctricas privadas si dejasen de suministrar el servicio p¨²blico?) han tra¨ªdo el hambre de consumo e inversi¨®n. Ahora todo son par¨¢sitos, como el desempleo y la pobreza, y defectos estructurales. ?Qu¨¦ hacer? ?Aprovechamos para reformarla, o primero remediamos la debilidad del sector privado con m¨¢s gasto p¨²blico, aunque para ello tengamos que endeudarnos?
Es un desprop¨®sito pretender arreglar todos los problemas reformando la contrataci¨®n laboral o las pensiones
Acogi¨¦ndose a lo de que "nunca se debe desaprovechar una buena crisis", algunos priorizan reformas profundas aun antes de que el enfermo se recupere. El riesgo es que haya que decir lo del cirujano c¨ªnico: "La intervenci¨®n fue bien, pero el paciente muri¨®". En sentido contrario, es sorprendente la cantidad de males y defectos que desaparecen con una buena alimentaci¨®n.
Para hacer que la econom¨ªa vuelva a funcionar va bien pensar en una estrategia con cinco R: rescate, recuperaci¨®n, reconversi¨®n, reforma y reequilibrio.
La magnitud del desplome del valor de los activos inmobiliarios y el peso que las operaciones con esos activos ten¨ªan en el balance de los bancos amenazaron hundir el sistema financiero. La primera tarea ten¨ªa que ser, y sigue siendo, salir al rescate de los bancos, utilizando para ello el dinero de los contribuyentes y provocando d¨¦ficit p¨²blico. Los bancos son un bien p¨²blico, pero los banqueros no. El hecho de que se utilicen recursos de los ciudadanos para remediar los desaguisados de directivos muy bien pagados que no se hacen responsables de sus fallos ha generado una justa indignaci¨®n. M¨¢s all¨¢ de la crisis, ¨¦sta es una de las grandes cuestiones pendientes que nos deja esta crisis financiera.
La siguiente R es la recuperaci¨®n de la actividad econ¨®mica. Una econom¨ªa de mercado no funciona si no existe consumo e inversi¨®n privada. Cuando desaparecen, como es el caso, hay que salir al rescate de la demanda. Eso genera m¨¢s gasto p¨²blico y, como con la crisis caen los ingresos por impuestos, tambi¨¦n m¨¢s d¨¦ficit.
?A qu¨¦ damos prioridad a corto plazo, a la recuperaci¨®n o al d¨¦ficit? Imaginen a un piloto de una aerol¨ªnea con problemas que cuando el avi¨®n a¨²n est¨¢ despegando decide sacar potencia a los motores para ahorrar combustible. El desastre. El conflicto entre recuperaci¨®n y d¨¦ficit hay que resolverlo en el medio plazo.
La tercera R es la de la reconversi¨®n industrial y financiera. Una recesi¨®n no es s¨®lo una simple ca¨ªda temporal de la demanda. Al contrario, es como un vendaval que a la vez que se lleva por delante empresas y modelos de negocio obsoletos, libera energ¨ªas acumuladas que hacen surgir nuevos negocios y empresas. M¨¢s de la mitad de las grandes empresas de la lista de Fortune nacieron durante una recesi¨®n. Esta "destrucci¨®n creadora" obliga a sectores y empresas a reestructurarse o desaparecer.
Eso es lo que ocurri¨®, como recordar¨¢n los menos j¨®venes, en los a?os ochenta, cuando tuvimos que llevar a cabo una fort¨ªsima reconversi¨®n industrial. Lo mismo hay que hacer ahora con el sector de la construcci¨®n o el tur¨ªstico, entre otros. Han de transformarse desde modelos de negocio que en muchos casos son a¨²n artesanales en verdaderas industrias. Como dije aqu¨ª en otra ocasi¨®n, se trata de mejorar el "modelo" productivo, no de cambiarlo. Eso exige una profunda reforma empresarial, en la que los protagonistas son los empresarios y trabajadores. Pero el sector p¨²blico ha de ayudar mediante planes que fomenten esa reconversi¨®n y la reforma. Planes que tambi¨¦n generan d¨¦ficit p¨²blico.
La cuarta R es la de la reforma de las instituciones y reglas que rigen la conducta de los agentes econ¨®micos, pero tambi¨¦n de los actores pol¨ªticos. Pretender que todos nuestros problemas se arreglen reformando las formas de contrataci¨®n laboral o las pensiones es un desprop¨®sito, reflejo en muchos casos de una cierta pereza intelectual. Los problemas con las instituciones y reglas van m¨¢s all¨¢ del mercado laboral. Una reforma evidente es la de los mecanismos de retribuci¨®n de altos directivos. Si no se contempla la reforma desde una perspectiva amplia, la percepci¨®n de injusticia y agravio bloquear¨¢ cualquier avance en este terreno.
La ¨²ltima R es la del reequilibrio de las cuentas p¨²blicas. Es de sentido com¨²n que no se puede vivir mucho tiempo con niveles elevados de d¨¦ficit y deuda. El riesgo ser¨ªa la "portugalizaci¨®n" o "italianizaci¨®n" de nuestra econom¨ªa, en el sentido en que esos dos pa¨ªses se estancaron a inicios de esta d¨¦cada por su elevado d¨¦ficit e incapacidad de transformarse. La clave est¨¢ en que los d¨¦ficits a corto plazo vayan acompa?ados de pol¨ªticas de recuperaci¨®n, reconversi¨®n y reforma cre¨ªbles. Y que el reequilibrio afecte tanto a los ingresos como a los gastos. De hecho, hay margen para hacer de los gastos un instrumento socialmente m¨¢s equitativo y eficiente.
?Cu¨¢l es la estrategia m¨¢s adecuada para combinar esas cinco R? Los manuales no nos lo dicen. La respuesta pertenece al campo del "arte" de la pol¨ªtica. Tiene mucho que ver con el "olfato cl¨ªnico" de los pol¨ªticos, con su intuici¨®n acerca de lo que en cada momento es socialmente aceptable. Y con su decisi¨®n para hacerlo.
Hace falta pol¨ªtica. Buena pol¨ªtica.
Ant¨®n Costas Comesa?a es catedr¨¢tico de Pol¨ªtica Econ¨®mica de la UB.
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