Entreno para vivir

Releo una vez m¨¢s la entrevista a Ballesteros en El Pa¨ªs Semanal del pasado 4 de octubre y me alegra mucho su mejor¨ªa, yo fui una de esas personas que le escribi¨® para darle ¨¢nimos y manifestarle mi afecto.

Tengo un tumor cerebral y su misma edad, me oper¨® la sanidad p¨²blica, de la que he sido y ser¨¦ firme defensora (desde aqu¨ª quiero agradecer su buen hacer a los doctores Calatayud y Sopelana); los restos de mi tumor no se pueden radiar ni extirpar; me afectan, adem¨¢s de otras zonas cerebrales, el nervio ¨®ptico y la car¨®tida.

Como Ballesteros, he luchado con todas mis energ¨ªas, que son pocas, pues padezco otras tres enfermedades sin curaci¨®n, complicadas. Debido a estas cuatro patolog¨ªas tuve que cambiar de residencia, y con ello de comunidad aut¨®noma, y aqu¨ª no tengo derecho a rehabilitaci¨®n en ning¨²n caso, precisamente y seg¨²n los m¨¦dicos por eso, por ser incurables; no se valora el que ya no voy en silla de ruedas, aprend¨ª a andar y ya s¨®lo uso un bast¨®n, veo mejor que cuando sal¨ª de quir¨®fano, ya puedo asearme, comer sola y no necesito morfina.

Por lo que parece, seguimos existiendo ciudadanos de distinta categor¨ªa a pesar de habitar el mismo pa¨ªs; a los que se nos contempla como de categor¨ªa inferior no nos vale luchar por sobrevivir al dolor, al miedo y a la incertidumbre. Aun as¨ª, yo no me doy por vencida y cada d¨ªa, con mi esfuerzo y el de mi esposo, ganamos la batalla a la desidia e incompetencia, el ninguneo y la incomprensi¨®n de quienes deber¨ªan aliviar nuestro sufrimiento.