?Qui¨¦n lava los platos en casa?

"?Qui¨¦n lava los platos en casa?". La maestra tiene delante 24 alumnos de entre 11 y 12 a?os. Ha soltado la pregunta en clase. Ellos contestan con risas. La maestra, Puri Tavaler¨®, pide silencio. Les explica que las tareas dom¨¦sticas deben repartirse. Es la primera tesis de esta clase que oyen hoy los alumnos de sexto de primaria que asisten a Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa en la escuela p¨²blica Poblenou de Barcelona.

La asignatura es nueva. El a?o pasado Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa arranc¨® en secundaria. Hace s¨®lo mes y medio que ha aterrizado en todas las escuelas entre los alumnos de quinto o sexto de primaria, a escoger.

?Sobre qu¨¦ instruye esta asignatura? Sobre las costumbres en otros pa¨ªses, el civismo, comentarios sobre noticias o los derechos de los ni?os. Pero hoy el tema es el reparto de las tareas dom¨¦sticas. La maestra pide silencio e insiste en confirmar la tesis de partida: todos en la familia deben colaborar en las tareas de casa. ?Es as¨ª?

Los estudiantes dicen que las madres siguen llevando el peso del trabajo dom¨¦stico

Lo que menos hacen los padres es coser y la cama; lo que m¨¢s, cocinar y comprar

"Vamos a leer el cap¨ªtulo de hoy". Todos buscan el cap¨ªtulo del libro de texto sobre el reparto de las funciones dom¨¦sticas. Entre varios ni?os lo leen. Alex, uno de los protagonistas de la historia libresca, es el personaje perezoso de este cap¨ªtulo, el antih¨¦roe. No hace nada en casa: ni limpia, ni plancha, ni pone la lavadora, ni cose, ni compra, ni ayuda en la cocina.

-?Es as¨ª en vuestras casas? -inquiere la maestra-. ?Os parece bien lo que hace Alex?

-?Noooo! -dicen a coro.

La maestra les pregunta c¨®mo se hacen las tareas dom¨¦sticas en sus casas. Les reparte un cuestionario y los alumnos van saliendo a la pizarra. Las conclusiones son: la mayor parte de las tareas recaen sobre las madres, que muchas veces tambi¨¦n trabajan fuera de casa, y a veces sobre los hijos, quiz¨¢s m¨¢s sobre las hijas.

Lo que menos hacen los hombres es la cama. S¨®lo dos de los 24 alumnos de clase contestan que su padre la hace habitualmente, s¨®lo tres cosen, otros tres ponen o recogen la mesa y cuatro limpian la casa.

Queda claro que lo que m¨¢s hacen los padres de los alumnos de esa clase es cocinar (en 14 casos) y comprar (en siete casos).

-?Podemos vivir sin hacer las cosas de casa? ?Sin cocinar, por ejemplo? No, ?verdad? -pregunta la maestra.

-?Nooo! -responde un murmullo general.

-S¨ª, comiendo pizza -dice una alumna.

-No, te pondr¨ªas muy gordo -responde un alumno.

-Es supercaro comer pizza cada d¨ªa -tercia otro.

-Pero ?es bueno comer siempre pizza? Claro que no -interviene la profesora-. ?Podemos vivir sin lavar la ropa? -a?ade.

-?Es asqueroso! -exclama una ni?a.

-Pero alguien tiene que hacer que la ropa est¨¦ limpia. Todos tendr¨ªamos que hacerlo o ayudar -se?ala la maestra.

La clase deriva en lo que hacen los alumnos y sus hermanos. Nuria limpia su habitaci¨®n una vez por semana, Xavier va a comprar y ayuda en otras cosas, Alexandra dice que ayuda, pero su hermano no sabe limpiar los platos. "?Os lo cre¨¦is?", pregunta la maestra. Se oye una negativa general.

?Estos chicos limpiar¨¢n los platos ahora y de mayores?, ?pondr¨¢n la lavadora? Nadie lo sabe, pero puede que s¨ª porque empiezan a aprenderlo a los 11 a?os. Entretanto, ?pobres madres!