El flequillo
Al poeta C¨¦sar Vallejo le molestaba la forma en que Pablo Picasso se acomodaba, cuando lo ten¨ªa, el flequillo. Esta percepci¨®n puntillosa del aspecto que ten¨ªa el pintor fue escrita en los a?os veinte, con un mont¨®n de mala baba, en uno de los art¨ªculos que publicaba regularmente el poeta, siempre cr¨ªtico con los artistas y escritores de aquella ¨¦poca. Su l¨²cida aunque desmedida intolerancia, perdonaba exclusivamente a Rub¨¦n Dar¨ªo, a quien por escrito le dec¨ªa "el c¨®smico", dotado de una "gran voz inmortal". De los escritores j¨®venes latinoamericanos, dec¨ªa que estaban "empecinados en seguir, aun en 1926, mil escuelas literarias, europeas, falsas, espectaculares y, lo que es m¨¢s lastimoso, lo que ellas ten¨ªan de "epid¨¦rmico, mujeril y p¨¦rim¨¦". Lo epid¨¦rmico y lo p¨¦rim¨¦, que es la palabra francesa con que Vallejo se refer¨ªa a lo caduco, palidecen ante lo mujeril, un contundente antivalor literario, supongo que fundamentado en lo amanerada, lo femenina, lo afrancesada que le parec¨ªa la lengua escrita de sus colegas latinoamericanos. Hay que ver las vueltas que ha dado el mundo desde entonces y lo mucho que ha cambiado la percepci¨®n de lo mujeril, un concepto que hoy es un valor literario s¨®lido; tanto que si alguien lo blandiera, como Vallejo, en esta p¨¢gina de peri¨®dico, ser¨ªa situado en el acto en el fondo de la caverna literaria. Nadie escapaba al cuchillo de C¨¦sar Vallejo. De Ortega y Gasset sosten¨ªa, por ejemplo, que su "mentalidad mal germanizada se arrastra constantemente por terrenos de mera literatura, es apenas un elefante blanco en docencia creatriz". Pero la bestia negra de Vallejo era el flequillo de Picasso, pintor del que entonces se dec¨ªa en Par¨ªs: "Un ruso apareci¨® ahorcado en su taller de Montmartre" o "Picasso debe muchas muertes". Un d¨ªa el poeta se top¨® con el pintor y vio que ten¨ªa el mismo flequillo con que aparec¨ªa en los retratos; a pesar de que en el art¨ªculo que produjo este encuentro saluda al pintor como el genio que era, dedica una tercera parte de su texto a criticar su aspecto, su estatura, sus ¨ªnfulas y hasta su novia rusa, y por supuesto, su odiado flequillo: "Donde el ala insultante del cabello, venida de su cuenta sobre la frente, no es ala buena"
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