George Bush reaparece tras nueve meses de silencio para hablar de Dios y del rezo
Estaba tan callado que le defin¨ªan como desaparecido. Poco se ha dejado ver en la escena social o pol¨ªtica el ex presidente George W. Bush desde que abandonase la Casa Blanca hace poco m¨¢s de nueve meses. Hasta el lunes por la noche, cuando se apareci¨® ante una audiencia de 15.000 personas en un masivo seminario de negocios que llevaba por inspirador t¨ªtulo Get Motivated (Mot¨ªvate). Veintiocho minutos dur¨® su discurso sobre el escenario en el megacentro de convenciones de Fort Worth (Tejas).
Bajo la etiqueta que te concede participar en las conferencias promovidas desde hace m¨¢s de 20 a?os por Peter y Tamara Lowes -motivational speaker, dif¨ªcil traducci¨®n del concepto al espa?ol: orador motivacional-, el antiguo l¨ªder del mundo libre dedic¨® gran parte de ese tiempo a compartir con su audiencia el complicado reto de elegir un dise?o apropiado para la alfombra del Despacho Oval, ya que ten¨ªa que ser un estampado que reflejase su "optimismo".
El hombre que era incapaz de pronunciar correctamente la palabra nuclear, y que bien pod¨ªa haber cre¨ªdo que un tesauro era un dinosaurio del pleistoceno, est¨¢ hoy d¨ªa embebido en el proceso de creaci¨®n de un libro que versar¨¢ sobre las 12 decisiones m¨¢s dif¨ªciles que tuvo que tomar durante su paso por el poder. "No entiendo c¨®mo se puede ser presidente sin confiar en el Todopoderoso", confes¨® el ex mandatario, que tambi¨¦n admiti¨® que la idea podr¨ªa haber sido factible cuando ten¨ªa 21 a?os, pero imposible en la madurez.
Bush tiene hoy 63 a?os y durante ocho tuvo en sus manos el destino del mundo. Dicho lo anterior, el ex presidente asegur¨® que una de las cosas que m¨¢s le sorprendieron durante su presidencia fue "el hecho de que las oraciones de la gente" le afectaban. "No os lo puedo demostrar. Pero puedo deciros que unos d¨ªas eran fant¨¢sticos y otros no tanto". Todo debido a las plegarias de sus ciudadanos, de si rezaban m¨¢s o menos por su trabajo y por su alma.
Relajado y extrovertido, m¨¢s seguro que cuando pronunciaba discursos como jefe de Gobierno, Bush cont¨® una reciente an¨¦cdota con la que definitivamente descubri¨® que ya no era el hombre poderoso que sol¨ªa ser, aqu¨¦l con poder suficiente para declarar una guerra bajo pretextos falsos. Bush pasea cada d¨ªa a su perrito Barney por su barrio de Dallas. Todos los d¨ªas lleva en la mano la bolsita de pl¨¢stico con la que recoge lo que su mascota va dejando detr¨¢s. Su vida ha cambiado.
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