La polic¨ªa no es tonta
Eso es lo que se les dec¨ªa antes a los que pensaban que te la iban a dar, o que no te enterabas, o que eras f¨¢cil de confundir: ?pero t¨² te crees que la polic¨ªa es tonta? Pues ahora, la frase podr¨ªa ser igual, s¨®lo que cambiando a la polic¨ªa por la presidenta de la Comunidad de Madrid: ?pero t¨² te crees que Esperanza es tonta?
Pues claro que no, la esperanza puede ser audaz, como dice Obama; o puede ser el sue?o que tienen los hombres cuando est¨¢n despiertos, como dec¨ªa Arist¨®teles; puede ser lo ¨²ltimo que hay que perder o el ¨²ltimo refugio de los que ya lo han perdido todo; pero no puede ser tonta. Y eso vale las dos veces, cuando va escrita en min¨²scula y cuando es un nombre propio. Porque tal vez Aguirre sea la gran Esperanza blanca del PP y tal vez no, pero es lista, ¨¢gil, dura, tramposa y, en resumen, tan mala enemiga de sus amigos que alguno de ellos debe de estar ahora mismo en casa, sentado en el borde de la cama, sin afeitar, vestido con un pantal¨®n de pijama a rayas y una camiseta de tirantes y emborrach¨¢ndose con el tinte que ella se pone en el pelo, igual que hac¨ªa Woody Allen en Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevi¨® a preguntar, cuando para olvidar a la oveja de la que estaba enamorado se cog¨ªa una cogorza de Woolite.
Si con las letras de Aguirre se puede escribir la palabra guerra, no es por casualidad
Quiz¨¢s el que se est¨¦ dando a la bebida sea el vicealcalde, repitiendo entre sorbo y sorbo, ante el espejo de encima de la c¨®moda, eso de "vinieron a por el presidente del PP en Madrid, y yo no habl¨¦; vinieron a por Telemadrid, y yo no habl¨¦; vinieron a por la C¨¢mara, y yo no habl¨¦; vinieron a por Ifema, y yo no habl¨¦; vinieron a por Caja Madrid, y yo no habl¨¦; vinieron a por Rajoy, y yo no habl¨¦; vinieron a por el PP, y yo no habl¨¦; y me montaron una gestapillo para espiarme; y ahora vienen a por Espa?a". Si le dan la vuelta al discurso, ver¨¢n que si Aguirre y los suyos fueron a por todo eso y se lo llevaron... es que la polic¨ªa no es tonta.
Esperanza va por todas, y si con las letras de Aguirre se puede escribir la palabra guerra, no es por casualidad. Ahora la gran batalla es por el control de Caja Madrid y ¨¦se es un partido raro, en el que los jugadores de los dos equipos se cambian las camisetas mientras juegan, y cuando parece que les han metido un gol, en lugar de lamentarse pegan saltos y besan el escudo del rival. Esperanza quiere al frente de la entidad financiera a uno de los suyos y Rajoy y Gallard¨®n quieren a Rato; pero a la vez el PSOE, que parec¨ªa m¨¢s cerca del alcalde que de la presidenta regional, tambi¨¦n quiere a Rato y Zapatero dice que no se opone a su candidatura, o sea, que la apoya ech¨¢ndose a un lado para dejarla pasar. Centra Messi y remata Cristiano Ronaldo. La conclusi¨®n que mi amigo Juan Urbano y yo hemos sacado de todo esto es que el encuentro est¨¢ ama?ado, porque el uniforme de los dos conjuntos lo paga el mismo patrocinador: la banca, cuya sombra es el Estado.
"Y cuando digo eso estoy diciendo lo que piensan millones de personas", concluye Juan Urbano, "que se dan cuenta de que en este mundo la ¨²nica ideolog¨ªa es la econom¨ªa y el carnet del partido es la tarjeta de cr¨¦dito".
Bueno, ustedes ya lo conocen y saben que es un hombre algo sentencioso, pero la verdad es que tampoco estar¨¢n demasiado en desacuerdo con ¨¦l, ?a que no? Yo les voy a confesar que cuando me siento delante de la televisi¨®n y me pongo a mirar las noticias que hablan de la pelea por Caja Madrid, soy igual que mi madre cuando mira un partido de f¨²tbol: a los diez minutos ya estoy preguntando cu¨¢les son los nuestros y con qui¨¦n va cada uno. Eso s¨ª, de lo que estoy seguro es de que la m¨¢quina va a seguir funcionando, sin importar qui¨¦n haga de ch¨®fer, porque acabo de ingresar un cheque en la propia Caja Madrid y me han cobrado una comisi¨®n de cuatro euros con setenta y cinco. As¨ª que no se preocupen y, si tienen que apostar, apuesten por Esperanza. Como dice Dylan, no hace falta ser meteor¨®logo para saber de qu¨¦ lado sopla el viento.
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