El triunfo del amor
Gustavo Mart¨ªn Garzo (Valladolid, 1948) mantiene en La carta cerrada sus constantes narrativas tan caracter¨ªsticas: la preeminencia de la mujer presentada como ser completo mientras el hombre parece falto de agallas o distra¨ªdo; los elementos misteriosos que alteran el mundo conocido hasta volverlo m¨¢gico y la habilidad estil¨ªstica que le permite combinar la l¨ªrica desatada con la reflexi¨®n propia de una mente filos¨®fica.
Hay dos narradores que intervienen en cap¨ªtulos alternos. Uno es el hijo, Daniel; el otro, la madre, Ana. Sin embargo, a trav¨¦s de la voz del hijo se filtra un narrador omnisciente cercano al autor con sus propias ideas y sensaciones multiplicando el colorido y vivacidad de la novela. Entre los dos personajes citados se da una relaci¨®n de amor materno-filial profunda, una pasi¨®n arrebatadora atravesada por elementos er¨®ticos hasta l¨ªmites enfermizos. A su alrededor, giran otros amores tambi¨¦n muy intensos, aunque en casi todos los casos el dolor sea mayor que el placer. En primer lugar, el hondo sentir de Ana, sensible y comunicativa, por su marido, polic¨ªa de profesi¨®n, duro y pragm¨¢tico, y del que seguir¨¢ siempre enamorada superando toda clase de desencuentros. Dos mundos opuestos, que est¨¢n en lucha pero tambi¨¦n se aman. Hay todav¨ªa otro amor de Ana: el que se dirige a su hijo muerto, una presencia fantasmal. Y tambi¨¦n otros amores de tipo religioso sostenidos por personajes neurast¨¦nicos que originan curiosas parodias literarias: el padre Bernardo que cree que el mundo es un corral al servicio de Dios y la t¨ªa Gregoria que remeda como un suceso burlesco los hechos del Evangelio. Y todav¨ªa hay lugar para una ¨²ltima atracci¨®n amorosa, la del autor por una naturaleza pr¨®diga y milagrosa, celebrada en p¨¢ginas muy bellas.
La carta cerrada
Gustavo Mart¨ªn Garzo
Lumen. Barcelona, 2009
269 p¨¢ginas. 20,90 euros
Esa vida sufriente pero atrayente se presenta con una expresi¨®n libre y sugeridora, abundante y vivaz adjetivaci¨®n y una alegre capacidad para nombrar objetos, plantas y animales. La insistencia final de la madre en las mismas cosas, un poco pesada, y la dificultad de cerrar la novela de forma m¨¢s concluyente como si faltaran elementos argumentales, no merma lo positivo del conjunto, sobre todo si consideramos la pericia con que Mart¨ªn Garzo utiliza f¨¢bulas, fragmentos b¨ªblicos, pel¨ªculas e historietas para plasmar brillantes met¨¢foras en torno a la materia narrativa. As¨ª admira ver lo bien adecuadas que quedan pel¨ªculas como Carta de una desconocida y S¨®lo se vive una vez para reflejar con una po¨¦tica melanc¨®lica y tr¨¢gica respectivamente la vida de Ana y su marido, aunque despu¨¦s la menci¨®n de Dr¨¢cula, pr¨ªncipe de las tinieblas relacionada con unas situaciones m¨¢s anecd¨®ticas quede como un pegote. Tambi¨¦n es admirable c¨®mo la fabulaci¨®n sobre un ogro que pasa a actuar como un san Crist¨®bal llevando un ni?o en brazos porque es "lo m¨¢s hermoso" sirve para ilustrar un tema que suavemente, con menos ruido, ha penetrado muchas p¨¢ginas, el de la maternidad. Y una ¨²ltima admiraci¨®n: lo bien que queda esta frase de Ana para justificar el desorden que reina en su casa: "Seguro que el Portal de Bel¨¦n tambi¨¦n estaba siempre manga por hombro".
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