Abbas rechaza la presi¨®n de Hillary Clinton para negociar con Israel
La segunda visita de la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, a Oriente Pr¨®ximo -el enviado especial de Barack Obama, George Mitchell, ya ha girado 10-, lleva camino de convertirse en una escala para repostar. La jefa de la diplomacia estadounidense trat¨® de convencer ayer en Abu Dabi al l¨ªder palestino, Mahmud Abbas, para que vuelva a negociar con Israel. De momento, pincha en hueso. "El presidente ha reiterado que no reanudar¨¢ el di¨¢logo mientras no se detenga totalmente la construcci¨®n en las colonias [jud¨ªas de Cisjordania] y se establezca un claro objetivo para esas negociaciones", afirm¨® su portavoz, Nabil Abu Rudeina. Un colaborador de Clinton explic¨® que la secretaria deseaba "consultar con los l¨ªderes para conocer en qu¨¦ punto se encuentran y c¨®mo impulsar el proceso de paz". Hoy se entrevistar¨¢ con el primer ministro, Benjam¨ªn Netanyahu.
Abbas est¨¢ en un callej¨®n sin salida. Washington, tras meses de insistir en que Israel debe detener la edificaci¨®n en las colonias del territorio ocupado, ha desechado ya esa exigencia al Gobierno hebreo, que dice no poner condiciones aunque las plantea todas: los palestinos deben aceptar que se comience por un plan para relanzar su econom¨ªa; tienen que reconocer a Israel como Estado jud¨ªo, lo que supone la renuncia al derecho al retorno de los refugiados; el eventual Estado palestino debe ser desmilitarizado y admitir bases militares israel¨ªes en su territorio; Israel debe controlar su frontera con Jordania...
Credibilidad da?ada
El en¨¦simo golpe a la credibilidad de Abbas despu¨¦s de que eludiera impulsar el informe Goldstone -que acusa a Israel de cr¨ªmenes de guerra perpetrados en la guerra de Gaza el invierno pasado- en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, ha sido may¨²sculo. Que diera marcha atr¨¢s apenas ha servido para resta?ar su paup¨¦rrima imagen. En esta tesitura le resulta muy dif¨ªcil aceptar el di¨¢logo con Netanyahu, que siega la hierba bajo los pies de Abbas con la desbocada construcci¨®n en los asentamientos y en Jerusal¨¦n Este, donde prosiguen adem¨¢s las demoliciones de casas de palestinos.
La amenaza de Abbas de no presentarse como candidato de Al Fatah -tras anunciar la semana pasada la convocatoria de elecciones para el 24 de enero- tal vez suscite preocupaci¨®n en la Casa Blanca, dado que Obama le telefone¨® para prometerle su implicaci¨®n decidida en el proceso de paz. Pero casi nadie les concede credibilidad.
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