Una cita crucial y desconocida
Hoy arranca en Barcelona la ¨²ltima reuni¨®n antes de la cumbre del clima
La se?ora mayor husme¨® debajo de la trampilla. Y descubri¨® la bodega del buque. Encantada, Julia Rupo comparti¨® el hallazgo con su hermana Carmen. "Maravilloso. Nunca hab¨ªa estado en un barco as¨ª". La mujer de Badalona hab¨ªa salido a pasear, ayer, por el puerto del F¨®rum. Y acab¨® en la cubierta del Rainbow Warrior, el buque insigna de la ONG ecologista Greenpeace, en todo mar conocido por surcar las aguas tratando de obstaculizar a malhechores medioambientales de cualquier tipo. Como Julia y Carmen, decenas de familias se toparon en su paseo dominicial con el heredero del bajel que hundieron los servicios secretos franceses en 1985. En la cola para visitarlo, casi nadie sab¨ªa el motivo por el que est¨¢ atracado en Barcelona desde el s¨¢bado: ha acudido al encuentro internacional sobre el cambio clim¨¢tico que arranca hoy en la ciudad.
La Generalitat ha pagado 7.000 euros por el CO2 que consumir¨¢ el evento
El futuro del mundo. No es exagerado decir que es eso lo que debatir¨¢n los 4.000 representantes de 180 pa¨ªses y 200 ONG que se reunir¨¢n en la ciudad hasta el viernes. Ser¨¢ la ¨²ltima cita antes de la pr¨®xima cumbre del clima, que se celebrar¨¢ en diciembre en Copenhague. Algunos carteles lo anuncian, pero a pesar de ello muchos barceloneses desconocen el motivo de tanto ajetreo cuando se topan con las acciones de los ecologistas, que ya calentaron motores el pasado fin de semana.
"Debemos presionar a los Gobiernos para que lleguen con urgencia a un buen acuerdo". Muchos de los activistas coinciden con estas palabras de Jaume Grau, portavoz de la campa?a El clima no est¨¤ en venda, que han lanzado 33 entidades ecologistas y pol¨ªticas catalanas con motivo del encuentro. "Es algo del ecologismo. Pero no tengo ni idea de por qu¨¦ protestan", comentaba en cambio una chica joven ante las puertas de El Corte Ingl¨¦s de la plaza de Catalunya. All¨ª esperaba a sus amigas el s¨¢bado, cuando desfilaron frente a ella un millar de manifestantes con esl¨®ganes como Cambia tu vida, no el clima. Como muchos otros viandantes, no hab¨ªa o¨ªdo nada del encuentro que empieza hoy, pero le parec¨ªan bien las proclamas.
En una ¨¦poca en que incluso los coches m¨¢s contaminantes se venden como sostenibles, la gran fama de nociones como la del cambio clim¨¢tico es s¨®lo comparable a la vaguedad con que se conocen. As¨ª que el deseo del Parlament, que el mi¨¦rcoles aprob¨® una resoluci¨®n que emplazaba "al conjunto de la ciudadan¨ªa catalana a participar plenamente" en este encuentro, es m¨¢s un deseo que una realidad. "La sociedad se ir¨¢ implicando a medida que pase la semana", afirmaba la diputada de Iniciativa Dolors Camats en la manifestaci¨®n del s¨¢bado. Tambi¨¦n acudi¨® la diputada republicana Laura Vilagr¨¤.
Mientras tanto, la Generalitat busca hacerse o¨ªr en el atiborrado parqu¨¦ internacional. El consejero de Medio Ambiente, Francesc Baltasar, subray¨® en el Global Eco-Forum, unas jornadas que se celebraron la semana pasada en Barcelona por segunda vez, la importancia de las regiones en la lucha contra el calentamiento global. Y fuentes de la Oficina Catalana del Cambio Clim¨¢tico, que depende de su departamento, comentaron que tratar¨¢n de incluir en el acuerdo de Copenhague una frase en ese sentido, que, dijeron, se conoce como "la enmienda catalana". Lo que ya ha hecho el Gobierno ha sido comprar los derechos de emisi¨®n de 500 toneladas de CO2, que es lo que calcula que consumir¨¢ el encuentro internacional. Han costado 7.000 euros.
Por su lado, las ONG siguen trabajando en la calle. La ONG Ecologistas en Acci¨®n tambi¨¦n atrac¨® ayer su velero en el Moll de la Fusta. Tanto ellos como Greenpeace montaron, adem¨¢s, puestos informativos en la plaza de la Universitat. All¨ª cocieron boniatos en unos hornos alimentados solamente por la irradiaci¨®n solar con la intenci¨®n de demostrar el potencial de las energ¨ªas renovables, entre otras actividades. Y la tripulaci¨®n del Rainbow Warrior seguir¨¢ recibiendo visitantes al menos hasta el martes. Esperan que muchas visitas acaben como la de Marc Altamira y su hija Martiona, de ocho a?os. Como Julia, se toparon ayer con el barco y lo visitaron "de rebote". "Me ha gustado mucho eso de que todos podemos frenar el cambio clim¨¢tico con peque?os gestos", explicaba Marc tras su visita al buque.
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Qu¨¦ est¨¢ en juego en el encuentro global
- Reuni¨®n previa. No habr¨¢ en Barcelona una foto de los l¨ªderes mundiales celebrando un gran acuerdo despu¨¦s de una cumbre de pocos d¨ªas. Tras estas im¨¢genes simb¨®licas, se esconden negociaciones largas y cruciales, que duran a?os. La cumbre del clima ser¨¢ en diciembre en Copenhague. En Barcelona se celebrar¨¢ la ¨²ltima reuni¨®n para preparar esa cita. La ¨²ltima oportunidad para acercar posiciones y hacer posible la foto en Dinamarca.
- Objetivo: renovar Kioto. La de Copenhague ser¨¢ la 15? cumbre del clima. Los Estados tratan de concertar medidas contra el cambio clim¨¢tico desde que se reunieron en R¨ªo de Janeiro en 1992, al menos. Esas reuniones dieron lugar, en 1997, al Protocolo de Kioto. Es un compromiso para reducir el 5% de las emisiones de los gases que causan el efecto invernadero, respecto a las de 1990, hasta 2012. Eso quiere decir que ya expira, dada la lentitud de las relaciones internacionales. As¨ª que hay que fijar acuerdos para la etapa que empieza en 2013. Eso es lo que se intenta ahora.
- Escollos. Reducir emisiones implica costes, as¨ª que es muy dif¨ªcil que los Estados acuerden qui¨¦n los debe asumir. Est¨¢ claro que los ricos, que son los que m¨¢s contaminan, han de compensar a los pobres, los m¨¢s perjudicados por el cambio clim¨¢tico. Pero no se sabe cu¨¢nto deben pagar. La UE quiso dar un empuj¨®n antes de la cita, as¨ª que el viernes se?al¨® que son 100.000 millones de euros.
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