Elogio de la veteran¨ªa
La fascinaci¨®n por la juventud ha desplazado a los mayores en las sociedades m¨¢s ricas - Pero lo importante no es la edad, es la capacidad
Lo que se tiene en abundancia no se valora. Quiz¨¢ esa es la raz¨®n de que en sociedades tan envejecidas como la nuestra cause tanta sorpresa la selecci¨®n de una persona de 81 a?os para presidir RTVE. En Espa?a hay casi dos millones de octogenarios y los mayores de 65 a?os suman 8,5 millones. La fascinaci¨®n y preferencia por la juventud se ha instalado en las sociedades ricas, y por ello una decisi¨®n como esta choca y sorprende.
?Est¨¢ en condiciones Alberto Oliart de presidir la corporaci¨®n de radiotelevisi¨®n p¨²blica? La edad no puede ser un factor ¨²nico para negar su capacidad si al tiempo se alaba sin escasez la mente l¨²cida que acompa?¨® hasta la muerte a Francisco Ayala a sus 103 a?os. O los fenomenales libros de Saramago o Delibes. O las esculturas de Louise Bourgeois, o las pel¨ªculas del centenario director portugu¨¦s Manoel de Oliveira.
En los pa¨ªses en desarrollo, los ancianos son la fuente de sabidur¨ªa
En Occidente se valora a los ni?os, que es de lo que hay escasez
Carrillo: "Alberto Oliart desempe?ar¨¢ su cargo de manera perfecta"
Ana Mar¨ªa Matute bromea: "Tengo la cabeza tan mal como siempre"
Las asociaciones de mayores defienden una jubilaci¨®n con m¨¢s flexibilidad
Si el trabajo depende s¨®lo de la edad, el Papa dejar¨ªa su puesto
Pero la edad desgasta. ?Cu¨¢nto? "Es muy dif¨ªcil evaluar ese desgaste. Desde el punto de vista cognitivo, las diferencias entre dos personas de 30 a?os son menores que las que se encuentran entre dos de 80 y ¨¦stas, menores que las que se dan entre dos de 90", explica el profesor em¨¦rito de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona Ram¨®n Bay¨¦s (79 a?os). Por tanto, a las personas mayores hay que evaluarlas una a una y decidir su capacidad para el puesto que han de desempe?ar sin el prejuicio del carn¨¦. "Cada uno es insustituible, tiene un cuerpo diferente y ha vivido una vida propia. La biograf¨ªa es fundamental". Uno puede ser brillante con 81 a?os, ?pero puede desempe?ar un cargo ejecutivo? "Pues depende, si toda la vida ha desempe?ado cargos ejecutivos igual lo hace con soltura. A m¨ª lo que me ha sorprendido y me ha alegrado, es que nombren a Oliart a esa edad, por inusual, y porque precisamente en esa casa se ha jubilado a gente valiosa en la cincuentena".
Los parabienes de este profesor em¨¦rito son la cara opuesta a las cr¨ªticas con que algunos han recibido el nombramiento del ministro de UCD, referidas algunas de ellas ¨²nicamente a su a?o de nacimiento. ?Por qu¨¦? ?Hubiera ocurrido lo mismo en otros pa¨ªses, en otras zonas del mundo? Quiz¨¢ no, la vejez se ve de forma muy distinta en las sociedades desarrolladas y en las que a¨²n no han alcanzado el progreso de Occidente. "Hay dos razones para ello. Por un lado, la pir¨¢mide de poblaci¨®n. En pa¨ªses como el nuestro hay muchos ancianos y pocos j¨®venes, una ecuaci¨®n que puede desequilibrar las estructuras econ¨®micas y suponer un problema, mientras que en las zonas en desarrollo, la pir¨¢mide es al rev¨¦s, los mayores son escasos y, por tanto, valiosos", explica el profesor Gerardo Hern¨¢ndez, 66 a?os, experto en Sociolog¨ªa de la Vejez en la Universidad de A Coru?a.
A esta l¨®gica de mercado (si hay muchas cerezas bajan los precios, si hay pocos percebes son prohibitivos) a?ade Hern¨¢ndez un elemento cualitativo que redondea la explicaci¨®n: "En las sociedades menos avanzadas los ancianos son todav¨ªa depositarios de buena parte del conocimiento y eso les convierte en piezas clave en la sociedad. Mientras que en pa¨ªses muy desarrollados las nuevas tecnolog¨ªas han irrumpido con fuerza y han sustituido esa fuente de sabidur¨ªa. Los mayores han perdido parte de su val¨ªa como transmisores de conocimiento".
Efectivamente, un joven en una sociedad avanzada ha vivido y conocido m¨¢s en su corta vida que sus abuelos. Los venerables consejos y el respeto que se atra¨ªan han quedado para ciertas zonas del mundo donde la econom¨ªa e Internet no tienen tanta fuerza.
"Aqu¨ª lo que se valoran son los ni?os, que es de lo que no tenemos", asegura Hern¨¢ndez.
Parad¨®jicamente, Europa, Occidente en sentido extenso, est¨¢ desperdiciando todo un potencial de trabajo y de experiencia precisamente cuando su poblaci¨®n de mayores goza de una juventud y calidad de vida nunca antes conocidas. "Los 65 a?os de ahora no tienen nada que ver con los de antes", afirma Hern¨¢ndez. Y tiene raz¨®n. Las personas mayores de 65 a?os est¨¢n muy activos, aunque algunos, llegada la jubilaci¨®n, repitan mim¨¦ticamente la conducta de sus antepasados. Y est¨¢n organizados, piden, protestan, se quejan del trato que reciben. "Nos sentimos marginados, nos fastidia el paternalismo con que se nos trata, el infantilismo", se queja Luis Mart¨ªn Pindado (72 a?os), vicepresidente del Consejo Estatal de Personas Mayores, donde se agrupan las asociaciones de jubilados m¨¢s representativas, que felicitan a quienes han nombrado a Alberto Oliart.
Paternalismo. Hace algunas semanas, en una reuni¨®n del consejo ejecutivo del Partido Popular, Manuel Fraga (87 a?os) tom¨® la palabra: "Me gustar¨ªa que analiz¨¢semos aqu¨ª por qu¨¦ el PP sube en las encuestas pero Zapatero sigue sin bajar en la valoraci¨®n y por qu¨¦ nosotros no subimos en el voto femenino". Parec¨ªa razonable, pero recibi¨® una respuesta, a modo de palmadita en la espalda, del tipo: ahora no toca, don Manuel, ya lo hablaremos m¨¢s adelante. Santiago Carrillo (94 a?os) cree que Fraga hablaba en esa ocasi¨®n desde "la experiencia pol¨ªtica" y sin embargo, le contestaron con algo que equivaldr¨ªa a "usted es viejecito, c¨¢llese. Es una utilizaci¨®n perversa del poder de la juventud".
La marginaci¨®n que denuncian las asociaciones de mayores se siente en toda Europa donde se est¨¢n instalando el movimiento Sociedad sin Edades, "que defiende la capacidad y el empuje que muestran muchos mayores y reivindican un trato alejado de los t¨®picos de anta?o, en los que a un anciano se le ve¨ªa incapaz de participar en la vida social", dice la catedr¨¢tica de Pedagog¨ªa Social de la UNED Gloria P¨¦rez Serrano.
"En numerosos ¨¢mbitos, la universidad, la empresa, se excluye a las personas por su edad, y se est¨¢ desperdiciando con ello un enorme potencial", prosigue P¨¦rez Serrano. Esta profesora dirige el Programa Senior de la UNED, mediante el cual se imparten clases presenciales por toda Espa?a para mayores que quieren estudiar. "Es admirable el entusiasmo y las ganas que muestran, ya quisi¨¦ramos tener eso en nuestros j¨®venes estudiantes", dice.
La edad, y en eso coinciden todos los consultados, no puede ser un criterio de discriminaci¨®n. S¨ª la val¨ªa. Pero la jubilaci¨®n acaba por decreto con cualquier evaluaci¨®n detallada sobre la capacidad de las personas. De ese corte implacable se libran algunas profesiones, normalmente las relacionadas con la creatividad: artistas, intelectuales. A nadie se le ocurre pedir a Delibes que deje de escribir a los 65 a?os, ni a Jos¨¦ Luis Sampedro, ni a Tapi¨¨s que abandone su obra, ni a Mar¨ªa Victoria Atencia que deje descansar su pluma de poeta, por buscar s¨®lo algunos ejemplos locales. El mundo est¨¢ lleno de ellos. Pero s¨ª se desecha de un d¨ªa para otro el trabajo de otros profesionales. "A algunos de los que ahora se jubilan les queda por delante tanta vida como han pasado los j¨®venes que a veces les sustituyen. ?Qu¨¦ papel van a desempe?ar en todo ese tiempo? Es la ancianidad decretada", lamenta el profesor de A Coru?a, Gerardo Hern¨¢ndez.
"Las necesidades sociales e individuales a veces chocan", lamenta Ram¨®n Bay¨¦s, autor del libro de reciente publicaci¨®n Vivir. Gu¨ªa para una jubilaci¨®n activa (Paid¨®s). "Pero evaluar la eficacia para desempe?ar un trabajo llegada una edad es muy dif¨ªcil en algunas profesiones".
"Tenemos la edad que hemos tenido siempre", dice el vicepresidente del Consejo Estatal de Mayores. A Luis Mart¨ªn Pindado, los 65 a?os le parecen un cors¨¦ excesivo para decretar la jubilaci¨®n. "Depende de las profesiones, y tambi¨¦n de las personas. ?Ponemos a un catedr¨¢tico de 65 a leer el peri¨®dico y jugar a la petanca? Creo que la sociedad no puede permitirse ese lujo". Defiende una jubilaci¨®n m¨¢s flexible. Y el profesor Hern¨¢ndez recuerda que las soluciones existen, otra cosa es que se recurra a ellas. "Para el tap¨®n generacional que podr¨ªa suponer que todos se mantuvieran en sus puestos ya se han inventado los contratos de relevo. Uno sigue activo, quiz¨¢ con una jornada reducida y se contrata a otra persona, pero el mayor puede aportarle su experiencia, crear escuela, y sentirse activo. Lo psicol¨®gico tambi¨¦n es importante". Si, no debe ser f¨¢cil pasar de un d¨ªa para otro de ser un m¨¦dico reputado a que alguien pregunte ?T¨² qu¨¦ eras? M¨¦dico, claro, ayer y hoy.
Para algunos, sin embargo, la jubilaci¨®n no es m¨¢s que una edad. La vida sigue. El poeta Marcos Ana, 23 a?os encarcelado, media vida robada, est¨¢ ahora, a sus casi 90 a?os tan activo que afirma: "No tengo tiempo ni para envejecer". Est¨¢ lleno de compromisos que quiere atender, de un pa¨ªs a otro, sin descanso. "El organismo siempre tiene reservas para sostenerte. No estamos tan inservibles, todo depende, es s¨®lo un problema de actitud. ?Por qu¨¦ meter a Oliart en el cuarto de los trastos si ¨¦l vale?". Al tiempo, afirma que ama la juventud: "Pongo en manos de las nuevas generaciones la defensa de los ideales, de la justicia. Tienen la raz¨®n de su tiempo. Siempre hay un futuro si sabemos trabajar para ¨¦l".
La escritora Ana Mar¨ªa Matute (84 a?os) trabaja incesantemente en el suyo. Y como no le gusta generalizar sobre la vejez ni sobre nada, echa mano de las bromas para explicar su propia situaci¨®n "Yo voy en silla de ruedas, pero mi cabeza sigue tan mal como siempre". Est¨¢ escribiendo un libro. Otro. Buscando su futuro.
Santiago Carrillo tambi¨¦n opta por ejemplos particulares para ilustrar la cuesti¨®n de la vejez, la sabidur¨ªa, la capacidad. "Yo conozco bien a Alberto Oliart. Tiene un gran cerebro, una actitud y una capacidad de gesti¨®n indudables. Desempe?ar¨¢ su cargo de manera perfecta. La edad no puede ser nunca el argumento para seleccionar a los representantes de estos cargos, sino la capacidad. Hay que dar paso a la juventud, pero hay algunos que son viejos incluso antes de nacer", zanja.
La vejez, afirman los consultados para este reportaje, aporta algo m¨¢s que la archimencionada experiencia. Otros valores, como la serenidad de juicio o la paciencia. Sin embargo, suele condensarse en s¨ªmbolos que perpet¨²an los prejuicios: "No es posible que para indicar la existencia a la vuelta de la esquina de un club para mayores se ponga una se?al con la figura de un hombre encorvado que se apoya en una cayada. As¨ª no hay qui¨¦n se apunte a ese club", dice el profesor Hern¨¢ndez.
Hay ejemplos en muchos campos. Los educadores se quejan a menudo que las ilustraciones de los libros de texto, de los cuentos no se ajustan a la realidad. Cuando se dibuja un abuelo todav¨ªa se recurre a la anciana rechoncha de mo?o blanco, o al tipo abuelo de Heidi. Y los ni?os de la escuela, acostumbrados a ver a sus abuelos con un aspecto juvenil, no los asocian a esa imagen.
Si hay que expulsar por decreto de la vida activa a los que pasan una edad fijada, el mundo ser ver¨ªa privado de numerosas obras de arte. Y el Papa, jefe de una enorme organizaci¨®n internacional, tendr¨ªa que ir haciendo las maletas en el Vaticano.
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