El chico de la tele
Tuve escaso trato personal con Alberto Oliart, aunque en aquellos tiempos nos conoc¨ªamos todos, porque ¨¦ramos pocos y tropez¨¢bamos en los numerosos c¨®cteles que nos propin¨¢bamos de continuo. Fuera de esas ocasiones, mi relaci¨®n con el mundo pol¨ªtico administrativo fue muy restringida, porque, la verdad, apenas lo necesitaba. Le han designado para dirigir la televisi¨®n estatal y la ¨²nica est¨²pida pega que le achacan es, a mi juicio, una de las muchas ventajas que re¨²ne para el cargo: la edad. Apenas pasa d¨ªa en que lamentamos la desaparici¨®n de personas que han superado con creces esos 81 a?os de Oliart -?qui¨¦n los pillara!- y lo han hecho, en muchos casos, con plena lucidez, cercanos a la centuria.
La ¨²nica est¨²pida pega que achacan a Oliart para dirigir RTVE es la edad
Creyendo justificar la censura, aducen que no tiene experiencia en asuntos televisivos, y en ese estado virginal de conocimientos veo yo su mayor ventaja. ?O es que creen que para ser un buen director general hay que saber reparar un televisor, o dibujar unos decorados, enfocar las c¨¢maras o encaminar la direcci¨®n gen¨¦rica de los asuntos a tratar? Aparte de la inevitable licenciatura en Derecho, es abogado del Estado tras dura oposici¨®n, fue ministro de Industria y Energ¨ªa, de Sanidad y Seguridad Social y de Defensa. Urdi¨®, con Calvo-Sotelo, la entrada en la OTAN. ?Es que hab¨ªa obtenido la sabidur¨ªa y experiencia suficiente en las Escuelas P¨ªas o donde hiciera los primeros estudios? En ¨¦ste y Gobiernos anteriores ha habido alt¨ªsimos cargos que apenas ten¨ªan la m¨¢s barata de las graduaciones, o ni eso.
En tiempos pasados, por ejemplo, sol¨ªa ser ministro de Marina un almirante -salvo durante la desvencijada Segunda Rep¨²blica, que lo fue de Guerra un pol¨ªtico avispado sin carrera, como Prieto, y un farmac¨¦utico como Giral- y siempre se contaba el mismo chiste en los cuartos de banderas: "?Por qu¨¦ son tan brutos los generales?"; para contestar: "Porque los eligen entre los coroneles", que al menos algo sab¨ªan de la estructura castrense.
El proyecto es eliminar la publicidad de la televisi¨®n p¨²blica, sustituible por un impuesto, que hubo en los comienzos, como hace la BBC inglesa, que pagan todos los ciudadanos poseedores de un televisor (la TV licence, en principio equitativa, tiene en Gran Breta?a tres agujeros: Escocia, Irlanda y Gales, como tres generalitats, que no abonan la tasa, pero ven la BBC). Se dice que el gigantismo de la n¨®mina televisiva espa?ola es una de las causas de que Nuestra tele disfrute de un enorme y creciente d¨¦ficit, y es posible que ese mel¨®n pueda ser abierto por una persona lo suficientemente mayor para no tener nada que ganar ni perder, o pueda ser atemorizada con el cese o el miedo al futuro. Dependiente del Gobierno, s¨®lo un gestor cuya ¨²ltima trinchera (que sea larga) es la honorabilidad ser¨ªa capaz de intentar que se levante un muerto que tanto lleva sin enterrar o ser resucitado.
El denostado general Franco sab¨ªa, por lo menos, mandar una divisi¨®n y estuvo durante casi 40 a?os conduciendo a varios millones de espa?oles, con parecida t¨¦cnica a la de trajinar todas las capitan¨ªas generales y al personal civil, al que consideraba militarizable en cualquier momento. Que delegara en gente de su plena confianza es algo que ejercitan todos los gobernantes, sin garant¨ªas de que los o las elegidos respondan a las expectativas.
Pilotar la mastod¨®ntica nave de la RTVE no es cuesti¨®n de conocimientos t¨¦cnicos, sino, por pura chamba, acertar con los misteriosos resortes que reduzcan su tendencia a la imparable met¨¢stasis ruinosa. En ese menester lo de menos es conocer los entresijos t¨¦cnicos del invento. Una de las cosas que m¨¢s me han asombrado de este asunto es el consenso al que se ha llegado para escoger a un se?or que estaba pastoreando ovejas en Extremadura para lidiar tan mal¨¦volo morlaco. Como aquel rey godo que resolvi¨® un problema de bander¨ªas sin tener que cortar demasiadas cabezas.
En este pa¨ªs del siempre jam¨¢s, yo mismo podr¨ªa haber sido elegido para desempe?ar el mismo cometido, pues re¨²no las condiciones buscadas: no s¨¦ una palabra del funcionamiento de la radio y la televisi¨®n, nada tengo que perder, con lo poco que gane me apa?o y, como copete a la panoplia de m¨¦ritos, soy 10 a?os mayor que don Alberto, a quien deseo el mayor acierto y las menores torpezas en el cometido de su encargo.
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