Una UE demasiado gris
Los Veintisiete optan por un presidente sin liderazgo y regalan a Londres la pol¨ªtica exterior
La r¨¢pida designaci¨®n de los dos pol¨ªticos que van a ocupar la nueva c¨²pula europea en la primera ronda de deliberaciones es una buena noticia. Los l¨ªderes de los Veintisiete habr¨ªan ofrecido un lamentable espect¨¢culo de no haber sido capaces de forjar un acuerdo tras un proceso de selecci¨®n marcado por la falta de transparencia, en la que han primado las componendas nacionales. La rapidez se compadece bien con la urgencia de que la nueva UE empiece a caminar. Durante siete a?os, desde que se inici¨® el proceso constitucional, reconvertido en el Tratado de Lisboa, Europa ha vivido ensimismada redefiniendo su identidad mientras el resto segu¨ªa avanzando. Frente a ese mundo bipolar que esta misma semana tej¨ªan Obama y Hu Jintao en Pek¨ªn, la UE debe ponerse a trabajar para recuperar y reforzar su papel en la resoluci¨®n de conflictos y mantenerse como un referente en temas tan cruciales como la cooperaci¨®n, el cambio clim¨¢tico o la protecci¨®n social. Es urgente tambi¨¦n dar una respuesta a desaf¨ªos como la recuperaci¨®n econ¨®mica o el abastecimiento energ¨¦tico.
El resultado de las secretas deliberaciones ha sido, sin embargo, triste para los europe¨ªstas. Los dos nuevos dirigentes de la Uni¨®n son personalidades grises, desconocidas, lo que agravar¨¢ el distanciamiento de los ciudadanos con sus instituciones. Es cierto que a favor del nuevo presidente, el cristianodem¨®crata belga Herman Van Rompuy, cuenta pertenecer a un pa¨ªs peque?o, fundador de la UE y plenamente integrado en ella, y su eficaz gesti¨®n de la complicada pol¨ªtica belga, pero tardar¨¢ en lograr, si es que lo consigue, que los europeos se vean representados. Quiz¨¢s haya sido su bajo perfil lo que han valorado los l¨ªderes, siempre celosos de que un cargo institucional de la UE les haga sombra. Rompuy es discreto y esa falta de protagonismo podr¨¢ ser ¨²til para favorecer consensos, pero no cabe esperar de ¨¦l una gran proyecci¨®n internacional y liderazgo.
La elecci¨®n de la laborista Catherine Ashton como alta representante es un triunfo de la estrategia de Gordon Brown, que ha mantenido la candidatura de Tony Blair hasta lograr que se percibiera como un desaire a Londres la ausencia de un brit¨¢nico en el paquete. Los l¨ªderes han acertado al escuchar las voces de quienes ped¨ªan una mujer en los nombramientos en una Europa que lidera las pol¨ªticas de igualdad. Pero entrar en el juego brit¨¢nico es una mala se?al por cuanto Reino Unido no forma parte de la zona euro ni del espacio Schengen. El premio a Londres se produce, encima, cuando est¨¢ a punto de entrar en vigor el nuevo Tratado de Lisboa, descafeinado por Reino Unido en los ¨²ltimos a?os. Gracias a los brit¨¢nicos, por ejemplo, no hay "ministro europeo" de Exteriores, sino, de nuevo, Alto Representante. En la balanza positiva, hay que confiar en que Londres se implique m¨¢s en la pol¨ªtica de seguridad y defensa, dando por descontado que garantizar¨¢ una buena sinton¨ªa transatl¨¢ntica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.