El edificio del piso ocupado en el Raval ser¨¢ demolido por incivismo
Las autoridades tirar¨¢n 80 de los 133 pisos para atajar los "problemas sociol¨®gicos"
Si los jueces no se dan prisa en decidir sobre el derecho de la familia Medi?¨¤ a recuperar la vivienda okupada en el barrio del Raval, cuando decidan, ya no habr¨¢ casa. Las administraciones p¨²blicas (Generalitat y Ayuntamiento) han decidido derribar parte del bloque, como ¨²nica forma de solventar los problemas de convivencia, del que la ocupaci¨®n ilegal de viviendas es s¨®lo un ejemplo m¨¢s. "No es un problema arquitect¨®nico sino sociol¨®gico", sostiene el portavoz del Incas¨°l, propietario de la finca. De los 133 pisos que alberga, 80 ir¨¢n al suelo y sus inquilinos ser¨¢n realojados. Uno de los pisos condenados es el que no puede habitar Medi?¨¤, pese a tener el contrato a su nombre.
En el inmueble se vende y se consume droga y hay 'juerga' todas las noches
Algunos de los problemas detectados por los servicios sociales en el bloque de viviendas p¨²blicas de la calle del Om son: drogas (venta directa en varios pisos y consumo generalizado por personal ajeno al edificio que entra en ¨¦l para pincharse o fumar); prostituci¨®n (aunque escasa y con tendencia a la baja); gente que utiliza los rellanos y las terrazas comunes para instalarse de modo semipermanente; okupaci¨®n; ruido a cualquier hora; incivismo por parte de j¨®venes y adolescentes que organizan botell¨®n en el interior y a los que es dif¨ªcil hacer frente porque buena parte de la poblaci¨®n residente supera los 65 a?os y si les dicen algo, se rebotan; mantenimiento de las zonas comunes m¨¢s que defectuoso con roturas constantes de buzones, timbres y bombillas, y falta de limpieza.
Ante tal c¨²mulo de problemas, la soluci¨®n propuesta por el Incas¨°l y el Patronato Municipal de la Vivienda de Barcelona, que gestiona la finca, ha sido tratamiento de caballo: que vayan al suelo 80 de los 133 pisos que componen el bloque. El convenio para el derribo se firm¨® hace 10 d¨ªas. El bloque fue inaugurado en 1988 y sufri¨® reformas hace unos cinco a?os, incluida la instalaci¨®n en su interior de unos contrafuertes que no responde a problemas estructurales, seg¨²n un portavoz de Incas¨°l, sino que se dejaron all¨ª para reforzar el edificio "en caso de terremoto".
"El edificio", dice un vecino que prefiere no identificarse, "es un punto permanente de venta de droga hasta pasadas las tres de la madrugada". Y perjura que ha llamado en el ¨²ltimo a?o "m¨¢s de 300 veces a la Guardia Urbana" y s¨®lo han acudido "dos". Otra vecina, en cambio, dice que los agentes s¨ª acuden pero que los compradores y consumidores reaparecen cinco minutos despu¨¦s de irse la patrulla. Otra vecina cree que, en realidad, se est¨¢ acosando a las familias "normales" para que se vayan. "No nos quieren. No s¨¦ por qu¨¦, pero no nos quieren".
En la puerta principal, casi a cualquier hora, se puede ver trapicheo, ni siquiera disimulado. El patio de la guarder¨ªa que est¨¢ en el mismo edificio, denuncia otro vecino, "amanece todos los d¨ªas con varias jeringuillas". Una de las vecinas narra que en su rellano se hab¨ªa instalado un indigente "con una bolsa as¨ª [abre los brazos cuanto puede] llena de basura. Al final me hart¨¦ de pasar saltando con mis nietas y le dije que si no se llevaba aquello le iba a prender fuego", dice con rabia.Que la gente duerma en los rellanos es, cuentan los vecinos, habitual. Tambi¨¦n lo hacen en los cuartos para luz, agua y gas. En uno de ellos hubo un incendio hace unos d¨ªas.
Algunos j¨®venes, unos del bloque y otros de fuera, toman el edificio para sus fiestas nocturnas: botell¨®n y canutos. Y jolgorio: cante, baile y gritos. "No se les puede decir nada. Muchos somos muy mayores y plantan cara. Y hablar con sus padres tampoco sirve de nada".
De los 133 pisos, 27 son propiedad de sus ocupantes. Cinco est¨¢n vac¨ªos y el resto se hallan en r¨¦gimen de alquiler; 80 son los que ir¨¢n al suelo: 70 de los alquilados, los 5 vac¨ªos y 5 con propietario.
Buena parte de los residentes son mayores de 65 a?os. El informe social elaborado por la empresa Vincle a petici¨®n del Ayuntamiento e Incas¨°l rese?a que son 20 las viviendas ocupadas por jubilados a las que hay que a?adir 11 m¨¢s concedidas en "uso" a personas tambi¨¦n de m¨¢s de 65 a?os e ingresos escasos. Predominan, explica Francesc Rodr¨ªguez, de Vincle, "las viudas de cierta edad que viven solas". Personas muy vulnerables frente al matonismo.
"El principal problema es que el bloque es muy permeable. Se puede entrar en ¨¦l por muchos sitios y llegar a cualquier punto en su interior", se?ala Judith Corbacho, experta social de Vincle. Una vecina lo resume: "Tenemos la calle dentro de casa y eso no es forma de vivir". Las administraciones lo reconocen y trabajan en la soluci¨®n. Los primeros traslados empezar¨¢n, explica Pere Serra, en unos nueve meses. Los responsables del Incas¨°l reconocen que los vecinos tienen razones y gordas para quejarse.
Parte de la construcci¨®n ocupa una zona calificada como verde y que ser¨¢ recuperada cuando vaya al suelo. Pero esto ha hecho que, cuando los vecinos que ten¨ªan derecho a adquirir la vivienda pretendieron escriturarla se encontraran con que no era posible: el registro no admit¨ªa pisos construidos donde no se deb¨ªa. La divisi¨®n en propiedad horizontal, previa al registro, no se pudo hacer hasta hace un a?o, de modo que los vecinos estaban como "del alquiler". "No nos atrev¨ªamos a irnos pese al deterioro progresivo de la convivencia, para no perder los derechos adquiridos a una vivienda".
El bloque est¨¢ pensado para la convivencia: grandes espacios colectivos y una ¨²nica comunidad. La realidad se ha empe?ado en destrozar las buenas intenciones. Los espacios p¨²blicos no sirven para convivencia, sino para todo lo contrario. Se pens¨® en fragmentar el edificio en varios bloques: imposible porque los servicios estaban organizados de forma colectiva y se corr¨ªa el peligro de dejar partes enteras sin acometidas de agua o de luz. Adem¨¢s, "algunos vecinos prefieren la permeabilidad total porque les va bien a sus intereses", se?ala un representante del Incas¨°l. Y a?ade: "Al principio, las familias ocupantes eran del barrio y homog¨¦neas, luego el Ayuntamiento fue alojando en los pisos vac¨ªos a gente de procedencias diversas. Y todas las fuentes consultadas apuntan que hay al menos cuatro familias de las ¨²ltimas alojadas que se dedican al tr¨¢fico de droga. Y lo que m¨¢s duele: A menos de 50 metros de la comisar¨ªa de los Mossos".
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