Otra pareja halla su casa 'okupada' en Castelldefels
Los intrusos entraron en la finca d¨ªas despu¨¦s de que los due?os la compraran
La historia de M. A. y V. M. no es igual que la de la familia Medi?¨¤, pero se parece. En septiembre compraron una casa en la calle de Bellamar, en Castelldefels, para irse a vivir juntos. Necesitaba unas reformas, pero pod¨ªan esperar a que volvieran de vacaciones de Argentina, de donde es ella. Volvieron el 27 de octubre y empez¨® a contactar con constructores para los arreglos. Nada: los vecinos les informaron de que la casa estaba okupada por un colectivo de desconocidos. Esos mismos vecinos hab¨ªan avisado a la polic¨ªa local de la localidad, que acudi¨®, los identific¨® y se fue diciendo que no pod¨ªan hacer nada. M. A. acudi¨® a los Mossos d'Esquadra y present¨® una denuncia y, m¨¢s tarde, present¨® otra en el juzgado de Gav¨¤, del que depende Castelldefels. Los agentes, asegura la mujer, le recomendaron que no apareciera por la casa porque, sostiene, le aseguraron que podr¨ªa resultar peligroso.
"He llorado todo lo posible", asegura M. A., que prefiere que no se haga p¨²blico su nombre completo porque tiene miedo. "No s¨¦ c¨®mo va a acabar esto. Quer¨ªamos arreglar la casa y vivir juntos. Yo estoy pagando la hipoteca y no tengo otra vivienda". El hombre s¨ª dispone de ella. Pensaba venderla para reducir el coste de la hipoteca formalizada para adquirir la casa de Castelldefels. Ahora teme que esa propiedad juegue en su contra en el juzgado. "Pero si no puedo ir a vivir a la casa, no puedo vender la vieja. Y si no vendo, el coste de la hipoteca no lo puedo asumir", se?ala.
"No lo entiendo", dice la mujer, "no entiendo que una casa que llevaba un a?o vac¨ªa y en venta sea ocupada d¨ªas despu¨¦s de ser adquirida por nosotros. No entiendo que los ocupantes no sean desalojados de inmediato. Me siento indefensa", dice. Y exclama: "?Pero qui¨¦n hace las leyes?".
"No siempre duerme la misma gente, han llegado a pasar hasta 20 personas. Se re¨²nen, y hacen mucho ruido. Dejan a los ni?os jugar a sus anchas, mientras los mayores se divierten", explica una vecina. "Se quedan en el jard¨ªn, bebiendo y armando jarana. Est¨¢n hasta las tantas y luego se van, muchas veces no duermen all¨ª", agreg¨® otra. El grupo atemoriza al barrio: "Tengo miedo. Igual que han entrado en esta casa, pueden entrar en la m¨ªa", dice un vecino. Las juergas acaban, la mayor¨ªa de noches, con la presencia de la polic¨ªa. En una de las veladas, la familia se enzarz¨® en una pelea que finaliz¨® cuando uno de sus miembros aplast¨® un coche contra el muro de la finca e intent¨® prender fuego a la casa.
Los propietarios denuncian la usurpaci¨®n y los da?os. La denuncia est¨¢ en el juzgado, pendiente de ser atribuida a un juez.
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