'Catalu?a ha perdido imagen y autoestima'
Un pol¨ªtico imprescindible para entender Catalu?a y Espa?a. A sus 79 a?os, 23 de ellos en el poder, se dedica a la reflexi¨®n, y lamenta la falta de valores y el deterioro de la pol¨ªtica y las instituciones.
No es f¨¢cil dejar el poder. Sobre todo cuando se ha ejercido con autoridad y decisi¨®n durante 23 a?os. Hay quien cree que, una vez alcanzado, se convierte en una enfermedad que produce lesiones irreversibles, y es verdad que algunos ex deambulan luego por los aleda?os de la pol¨ªtica como almas en pena. Tambi¨¦n cabe observar el caso contrario. Personas que abandonan la c¨²spide y saben adaptarse provechosamente a un nuevo tiempo dedicado a la reflexi¨®n y en ocasiones a la memoria. Esto es lo que lleva haciendo desde hace seis a?os el ex presidente de la Generalitat de Catalunya y primer presidente electo de la autonom¨ªa recuperada, Jordi Pujol. A sus 79 a?os, mantiene una forma envidiable y una intensa actividad desde la fundaci¨®n que lleva su nombre. Arrancando tiempo a sus numerosas conferencias y viajes, Pujol ha dictado sus memorias, de las que acaba de ver la luz el segundo volumen, titulado Tiempo de construir (editorial Destino, en castellano; Proa, en catal¨¢n), que abarca el periodo de actividad m¨¢s intensa de su vida pol¨ªtica, los a?os entre su llegada al Palau de la Generalitat en 1980 hasta 1993, momento en que su coalici¨®n, Converg¨¨ncia i Uni¨®, se convirti¨® pr¨¢cticamente en parte de la mayor¨ªa parlamentaria que permiti¨® a Felipe Gonz¨¢lez prolongar su presidencia hasta 1996.
"no nos hemos gustado ni hemos gustado al resto de espa?a"
"el 23-F se hizo contra Catalu?a, contra el sistema auton¨®mico"
"¨²ltimamente, todo el sistema institucional se ha deteriorado"
Usted ha hecho en cierta forma de "relaciones p¨²blicas de Catalu?a". Tal como refleja en sus memorias, se ha dedicado a explicar Catalu?a por el mundo.
S¨ª, pero Catalu?a, para estar presente en el mundo, ha de poder presentar un pa¨ªs con buena imagen. Y ahora hemos perdido imagen. Y tambi¨¦n autoestima. La verdad es que no nos hemos gustado y que no hemos gustado al resto de Espa?a. Y si Espa?a se autoanalizara, creo que tampoco deber¨ªa gustarse. Ella misma debiera hacer autocr¨ªtica. As¨ª pues, para presentarse fuera y que el pa¨ªs sea aceptado y valorado, ha de poder hablar en t¨¦rminos pol¨ªticos, econ¨®micos, culturales y de mensaje positivos. Cuando nosotros dec¨ªamos que quer¨ªamos ser una naci¨®n dentro de Espa?a y que quer¨ªamos ayudar a que Espa?a prosperara; cuando dec¨ªamos que hab¨ªamos iniciado la revoluci¨®n industrial, que ¨¦ramos la primera econom¨ªa de Espa?a, el pa¨ªs que hab¨ªa invertido m¨¢s en el extranjero y el que exportaba m¨¢s, nos lo compraban; cuando habl¨¢bamos de nuestra lengua y de nuestra cultura, y de Gaud¨ª, Casals, T¨¤pies o Dal¨ª, pues nos lo compraban.
En su libro hay una cierta decepci¨®n a muy distintos niveles: en la relaci¨®n con Espa?a, pero tambi¨¦n respecto al clima pol¨ªtico espa?ol, e incluso a la construcci¨®n europea...
?Europa? Mire lo que dice esta portada de The Economist. Dice: "Ocho a?os perdidos, dos tratados in¨²tiles, ignorados por China y Am¨¦rica, pero a¨²n la econom¨ªa m¨¢s grande del mundo. Necesitamos a alguien que por favor despierte a Europa". Esto dice The Economist. Yo soy europe¨ªsta desde los 16 a?os, pero ante esto me tengo que sentir obligadamente algo decepcionado.
Todos los niveles pol¨ªticos que usted analiza est¨¢n ahora en una situaci¨®n absolutamente decepcionante.
Se podr¨ªa interpretar as¨ª. Pero en todos ellos hay capacidad de reacci¨®n. Por ejemplo, en el caso de Catalu?a tenemos una tradici¨®n econ¨®mica s¨®lida con, en estos momentos, una considerable capacidad de innovaci¨®n; una voluntad y una experiencia de apertura internacional; sentido de identidad, voluntad de ser, buen nivel cultural, una tradici¨®n de buena convivencia; una experiencia positiva de ascensor social..., y hemos tenido y tenemos, pero con necesidad de reforzarlos, nuestros viejos valores de trabajo y esfuerzo personal. Y, por su parte, Europa, pese a todo, sigue siendo una cultura, una econom¨ªa y un modelo social muy estimables. De muy alto nivel mundial.
En su libro leo una expresi¨®n que me ha parecido muy fuerte: "Catalu?a como estorbo". No s¨®lo es un estorbo para Espa?a, sino para Roma, para Europa...
Para Europa no lo digo, porque no lo es. En cuanto a Roma, lo que hay es que est¨¢n muy preocupados por la influencia de Espa?a en Suram¨¦rica. Tambi¨¦n sucede con Francia, esa Francia tan laica, pero que llaman la hija mayor de la iglesia. Los franceses a menudo se han comportado negativamente hacia Roma, se han aliado con los turcos, con los protestantes alemanes, etc¨¦tera. Pero siguen siendo "la fille aine¨¦ de l'Eglise".
Creo observar en su libro una cierta decepci¨®n acerca de c¨®mo van las cosas ahora, y la sensaci¨®n de que los catalanes molestamos; que incluso la lengua catalana molesta.
Desde el siglo XV, pero sobre todo clar¨ªsimamente desde el siglo XVI, los Estados europeos grandes, los que se consolidan, que son Espa?a, Francia, Gran Breta?a e incluso pa¨ªses menores como Suecia (Alemania, no; estaba destrozada), se dedican a consolidar su territorio y a asimilar todo lo que hay dentro que no responde al n¨²cleo central original. Los franceses, que hab¨ªan destruido la cultura occitana y que hab¨ªan conquistado Breta?a poco antes, se dedican a afrancesar Breta?a y a eliminar el flamenco y el vasco, y a partir de 1659 se dedican a eliminar el catal¨¢n. Es una constante. Gran Breta?a, a su manera, diferente, tambi¨¦n. Dentro de Europa, lo que mejor resiste somos nosotros y los vascos. Y por supuesto, los flamencos. Pues s¨ª, es verdad, hay una voluntad por acabar con lo que llaman la anomal¨ªa catalana. Y una de las caracter¨ªsticas del momento actual es que hay gente en Espa?a que piensa que ahora podr¨ªan acabar con esta anomal¨ªa. Catalu?a tiene una gran capacidad de resistencia positiva y creativa, pero, al ser un pa¨ªs de paso, se consolida m¨¢s dif¨ªcilmente que otros, como Asturias o Pa¨ªs Vasco. Cuesta m¨¢s mantener la propia identidad. Somos un pa¨ªs de gran inmigraci¨®n, de demograf¨ªa d¨¦bil, tambi¨¦n en la Edad Media; un pa¨ªs que nace en un espacio muy estrecho. Si no llega a haber la boda entre nuestro conde y la princesa aragonesa, Catalu?a tal vez acabar¨ªa en La Panadella.
Casi un corredor del Mediterr¨¢neo...
Con Lleida, el Pirineo, Tortosa, el Pallars... No es un corredor mediterr¨¢neo. Es una naci¨®n, y llegado el caso, fue un Estado muy pero que muy viable. Un? Estado muy entero. De mucho peso en Europa durante m¨¢s de dos siglos. Los franceses, desde el siglo IX, se proponen recuperar todo lo que hab¨ªa sido de Carlomagno. En el juramento de Hugo Capeto, el fundador de la dinast¨ªa, se nombra lo que pose¨ªa. La idea es clara: ¨¦l ha de ser rey desde Brujas hasta Vic y Barcelona. M¨¢s tarde, los franceses renuncian a Barcelona, pero los Pirineos son una obsesi¨®n constante. Cuando nosotros hacemos una expansi¨®n hacia el norte, nos encontramos con una respuesta contundente.
?Por qu¨¦ molestan los catalanes?
Porque tenemos un concepto de Espa?a distinto. No encajamos en el concepto primigenio de Espa?a, que es radicalmente castellano. Y ya sabe que valoro mucho lo castellano. Pero lo catal¨¢n es distinto. Creo que en mis memorias lo explico bien.
Hay muchas cosas que no explica en el libro, muchas. Por ejemplo, c¨®mo hace y deshace los gobiernos...
Una biograf¨ªa o memoria, o tiene 4.000 p¨¢ginas o no se puede explicar todo. Y ni as¨ª. Mire las memorias de Churchill. No lo explica todo. Ni Roosevelt. No puedo explicar el detalle de las cosas. Son 23 a?os de gobierno. Adem¨¢s, dedico algunas p¨¢ginas a temas no estrictamente actuales, aclaraciones hist¨®ricas, reflexiones sobre el oficio de pol¨ªtico Total, que 800 p¨¢ginas (al final ser¨¢n 1.200) son pocas.
Me he quedado con las ganas de saber c¨®mo se hacen y deshacen los gobiernos...
Pues, en parte, como se puede. Menciono una conversaci¨®n con Calvo Sotelo. Me dijo que hay gente que piensa que los presidentes pueden hacer lo que quieren y hacerlo todo. A?adi¨® que, como ¨¦l y yo bien sab¨ªamos, los presidentes hacen lo que pueden.
Usted reivindica el presidencialismo.
Con limitaciones, pero s¨ª. Y la tradici¨®n de la moderna Generalitat ha sido presidencialista.
No le gustan los contrapoderes.
En la sociedad y en el mundo econ¨®mico suele haber contrapoderes. Una constituci¨®n suele crear contrapoderes. Y el Ejecutivo, presidencialista o no, los tiene: el Parlament, el Tribunal Constitucional, el Consejo Superior de Justicia. Y adem¨¢s, los contrapoderes econ¨®micos y medi¨¢ticos, que no siempre est¨¢n claros.
Thomas Jefferson dijo que prefer¨ªa este poder medi¨¢tico al propio poder ejecutivo.
Lo dijo. Pero dicho as¨ª es un error. Los dos son necesarios. Sin un buen poder ejecutivo, un pa¨ªs va mal. Pero en el caso de Jefferson, adem¨¢s, tiene algo de incongruente. Dijo esto, pero declar¨® una guerra internacional (la Barbarian War de principios del siglo XIX), sin informar ni al Congreso ni, por supuesto, a la prensa.
Hablemos del Estatut.
En cierto sentido, esto es agua pasada. Los errores, no unilaterales, los enga?os y las manipulaciones que ha habido son agua pasada. Digo en cierto sentido porque alguna reacci¨®n habr¨¢. Y puede que seria. Y quedar¨¢ un gran poso negativo, que influir¨¢ negativamente en el futuro. Y habr¨¢ habido una quiebra seria en la que podr¨ªan haber sido valores compartidos. Y naturalmente habr¨¢ que reemprender la marcha. Pero, ?c¨®mo? Desde Catalu?a, confiando m¨¢s en el propio esfuerzo que en la comprensi¨®n ajena. Afortunadamente, seguimos teniendo activos.
?Y si del Constitucional sale una sentencia aceptable?
La sentencia ser¨¢ la que ha pronosticado Victoria Prego. Y a la que tambi¨¦n apuntan las alegaciones del Abogado del Estado, supuestamente defensor del texto aprobado por el Congreso, por el PSOE y por el Gobierno. Ser¨¢, seg¨²n frase afortunada de Victoria Prego, una "castraci¨®n qu¨ªmica". No cien por cien traum¨¢tica, ni espectacular ni dolorosa, pero efectiva.
?Es usted pesimista, entonces?
Ver las cosas con realismo no conduce necesariamente al pesimismo. O no debe. Debe conducir a hacer recuento de las propias fuerzas y ver c¨®mo se utilizan. Catalu?a ha tenido que hacerlo en alguna ocasi¨®n. Recientemente y en su historia antigua. Y hasta el d¨ªa de hoy siempre se ha recuperado. Y lo cierto es que dispone de buenos activos para ello.
?Qu¨¦ arreglo tiene esto ahora?
Para responder m¨¢s cabalmente a su pregunta, debo decirle que la superaci¨®n, dif¨ªcil, de esta situaci¨®n pasa en gran medida por la pol¨ªtica. Es sabido que yo, de unos a?os a esta parte, estoy al margen de la pol¨ªtica y, en cambio, m¨¢s bien escribo y hablo sobre esto que he decidido llamar el IVA (Ideas, Valores, Actitudes). Un pa¨ªs que no tenga ideas claras sobre lo que es, lo que pretende ser, lo que puede ser y lo que no puede ser, no tendr¨¢ ¨¦xito. Un pa¨ªs que no tenga convicciones profundas y valores s¨®lidos m¨¢s s¨®lidos que l¨ªquidos no resistir¨¢ ni progresar¨¢. Un pa¨ªs que no tenga actitudes positivas y constructivas, y de confianza, tampoco saldr¨¢ adelante. A esto me dedico.
?Y la pol¨ªtica?
Por supuesto que sin buena pol¨ªtica un pa¨ªs tampoco triunfar¨¢. La pol¨ªtica necesita un poso importante de calidad y de IVA. Siempre. Y se puede decir que esto es lo primero. Pero cuando la situaci¨®n est¨¢ muy deteriorada, y en Catalu?a lo est¨¢, la pol¨ªtica tiene una particular importancia. Es lo m¨¢s importante. Porque tiene especial capacidad de actuar sobre las urgencias. Y en Catalu?a ahora hay urgencia.
?No se sinti¨® nunca limitado por la pol¨ªtica catalana? ?No pens¨® nunca en aquella lamentaci¨®n de Francesc Camb¨® sobre la injusticia de sentirse preparado y no recibir nunca el encargo? Usted y algunos de sus colaboradores estaban perfectamente preparados, pero no pudieron o no tuvieron la oportunidad de dirigir y representar al conjunto de Espa?a. ?O quiz¨¢ ya le parece bien tal como han ido las cosas?
No olvide que yo recib¨ª el encargo de ser presidente de la Generalitat, que para un catal¨¢n es el honor y la responsabilidad mayores. Por otra parte, creo que la intervenci¨®n de CiU en general, y muy especialmente de Miquel Roca i Junyent, ha sido de efectos m¨¢s importantes que los que tuvieron la Lliga y el propio Camb¨®. Y esto ha continuado as¨ª hasta hoy mismo. Que conste que no se pueden hacer comparaciones, porque los tiempos son distintos.
Usted cuenta en su libro que se ha agrietado el doble proyecto catal¨¢n de contribuir a la consolidaci¨®n espa?ola y de obtener el reconocimiento por parte de Espa?a. ?Por qu¨¦? ?Qu¨¦ hemos hecho mal unos y otros?
S¨ª, se ha deteriorado de forma que ahora no es operativo y que parece de dif¨ªcil reparaci¨®n. Simplemente lo constato.
Y la acci¨®n pol¨ªtica nacionalista hoy, ?tiene suficiente visi¨®n de pa¨ªs, como usted ped¨ªa? ?Hay programa? ?Hay emoci¨®n??
CiU, que es una fuerza pol¨ªtica nacionalista, ha tenido y aplicado un proyecto de pa¨ªs durante muchos a?os con buen resultado. Creo que lo sigue teniendo y que lo volver¨¢ a aplicar con buen resultado si puede gobernar. Lo que sucede a Converg¨¨ncia i Uni¨® y a todo el mundo en general en Catalu?a es que los buenos proyectos y los discursos positivos quedan ahogados en un ambiente poco propicio. Es como si una orquesta que desafina y muy ruidosa ahogara la buena voz de un buen tenor, o que a Messi se le hiciese jugar en un campo con hoyos y un mal c¨¦sped.
En alg¨²n momento usted deja entender que hubiera debido ser m¨¢s activo respecto a la Iglesia cat¨®lica en Catalu?a, incluso insin¨²a que debi¨® intervenir m¨¢s.
No. No deb¨ªa intervenir m¨¢s. Siempre he sido partidario de separar el campo pol¨ªtico del religioso. Pero quiz¨¢ hubiera sido bueno que la acompa?ase m¨¢s. De todas formas, para acompa?ar a alguien es necesario que se deje acompa?ar.
Tambi¨¦n sostiene la necesidad de mantener tanto la lengua catalana como la convivencia. ?Nos hemos pasado en Catalu?a en alg¨²n momento, aunque s¨®lo sea un mil¨ªmetro, con las leyes ling¨¹¨ªsticas? ?En alg¨²n momento la convivencia ha estado en peligro??
No. Ha sido una pol¨ªtica muy poco coercitiva. Lo ¨²nico que hace es pedir un cierto esfuerzo al conjunto de la poblaci¨®n, catalanohablantes y castellanohablantes, y en ning¨²n momento la convivencia ha estado en peligro. Ha habido incluso mejor convivencia y mejor clima en Catalu?a que en algunas zonas de Espa?a cien por cien castellanohablantes. En general, todos los catalanes, catalanohablantes o castellanohablantes hemos actuado con sensatez y voluntad de convivencia.
?Tiene la percepci¨®n de que CDC, como sucede con Catalu?a, es tambi¨¦n un partido que molesta?
S¨ª, porque es una pieza que no encaja en la idea hegem¨®nica que hay en Espa?a de lo que debe ser el Estado ni tampoco en la divisi¨®n izquierda-derecha, que es la preferida del mundo pol¨ªtico espa?ol y en parte del catal¨¢n.
Aqu¨ª nos cuesta construir instituciones. Tambi¨¦n sucede con los partidos. ?No son quiz¨¢ demasiado personales y con sucesiones dif¨ªciles?
La sucesi¨®n en Converg¨¨ncia se ha hecho bien. Bien en s¨ª misma y bien si la comparamos con las que en su momento hubo en el PSOE, en el PP, en ERC y en el PSC.
Los Juegos Ol¨ªmpicos ocupan un lugar importante en su libro. Usted lo ten¨ªa muy claro. Pero todo el mundo entendi¨® que entre usted, su familia, su partido y las juventudes de su partido se jugaba con dos barajas. ?C¨®mo juzga todo esto a 20 a?os vista? ?Cree que habr¨ªa suficiente consenso ahora para celebrar unos Juegos en Barcelona?
La actuaci¨®n de Converg¨¨ncia i Uni¨® y el Gobierno de la Generalitat en el tema de los Juegos Ol¨ªmpicos fue ejemplar. Puedo discutirlo con quien sea; no hubo doble juego por parte de nadie. El apoyo fue sin reservas, y las condiciones de tipo ling¨¹¨ªstico y simb¨®lico que planteamos fueron cumplidas por los organizadores, aparte de una peque?a travesura de Maragall que ya explico en mis memorias. Pero en general no tengo nada que objetar. Lo que s¨ª hicimos fue aprovechar el escaparate de los Juegos para hacer visible Catalu?a como pa¨ªs, pero todo ello de forma que no perjudicase el ¨¦xito de los Juegos ni la imagen de Barcelona o Catalu?a.
Usted cuenta c¨®mo visitaba con total normalidad a los presidentes del Tribunal Constitucional cuando lo presid¨ªan Garc¨ªa Pelayo o Tom¨¢s y Valiente. Ahora no podr¨ªa hacerlo. ?Qu¨¦ ha sucedido para que se haya llegado al punto en que estamos ahora?
En realidad, ¨²ltimamente todo el sistema pol¨ªtico e institucional espa?ol se ha deteriorado, y el Tribunal Constitucional, de lo que m¨¢s.
?El 23-F se hizo por y contra Catalu?a?
No s¨®lo, pero tambi¨¦n por Catalu?a y contra Catalu?a, y contra un sistema auton¨®mico que realmente fuese un sistema de autogobierno. La Loapa es hija del 23-F. Aunque ya se insinuaba antes.
En la primera votaci¨®n a la investidura de Calvo Sotelo, CiU vot¨® en contra. Luego lleg¨® el 23-F. En la segunda, el voto de CiU fue a favor. ?No hubo en este cambio de voto algo de arrepentimiento?
No. Fue por sentido de responsabilidad, que por lo visto hemos tenido mucho m¨¢s que muchas fuerzas pol¨ªticas espa?olas. Y sinceramente le dir¨¦ que me sorprende la pregunta porque, si el ejercicio de la responsabilidad debe atribuirse a debilidad, a complejo de culpabilidad o a cualquier otra raz¨®n negativa, se har¨¢ un mal servicio a la calidad de la pol¨ªtica.
?Sigue recibiendo Catalu?a un tratamiento financiero injusto?
Todo da a entender que s¨ª, porque finalmente el acuerdo es confuso, impreciso y deja para m¨¢s adelante concretar debidamente. Y por cierto, que todo parece indicar que en los pr¨®ximos presupuestos alg¨²n punto fundamental ya no se va a cumplir. Pero habr¨¢ que esperar un tiempo probablemente no breve para ver en qu¨¦ ha quedado definitivamente el acuerdo. Hay demasiada letra peque?a sospechosa.
No es ¨¦sta la sensaci¨®n que hay en el resto de Espa?a. ?Catalu?a como perdedora de la Guerra Civil? Tambi¨¦n se sienten perdedores muchos otros espa?oles. ?Perdedora en el reparto de recursos? Es la paradoja del vampiro vampirizado. Se presenta a Catalu?a como un chupasangre y los catalanes est¨¢n convencidos de que son los otros los que la chupan. ?C¨®mo se resuelve esto?
Quiero advertirle de que yo he expresado muchas veces, y lo digo repetidamente en mis memorias, que soy un admirador de Espa?a. Lo que pasa es que quiero estar en Espa?a a trav¨¦s de mi catalanidad. Y esto se pone cada vez m¨¢s dif¨ªcil. Sucede que en Espa?a, en algunos aspectos muy fundamentales, hay una idea de dif¨ªcil aceptaci¨®n y creo sinceramente que no es positiva. Por ejemplo, desde Catalu?a se ha hablado de la necesidad de un desarrollo global de Espa?a que superase los viejos y graves desequilibrios territoriales que hab¨ªa. Desde Camb¨® hasta la izquierda catalana de la Rep¨²blica, y luego hasta hoy mismo, no solamente el discurso, sino los votos parlamentarios de los partidos catalanes, tambi¨¦n de los m¨¢s nacionalistas, han ido en esta direcci¨®n. Son documentos que est¨¢n al alcance de todo el mundo. Pero la respuesta a esto es que en Espa?a ahora domina mucho aquella idea que varias veces me han expresado, a veces con gracejo, otras veces broncamente, pero siempre desagradablemente, que es: "La solidaridad s¨®lo hay que practicarla con los bienes ajenos". Y los catalanes entendemos lo que esto significa. O bien, por ejemplo, cuando se insiste una y otra vez en que el castellano est¨¢ en peligro de desaparecer de Catalu?a. Esto es un monumento o a la ignorancia o a la mala fe. Me sorprendi¨® el otro d¨ªa leer que algunos miembros del Tribunal Constitucional temen que Catalu?a se convierta en un pa¨ªs monoling¨¹e catal¨¢n. Produce sonrojo. Que cojan el AVE y se pasen tres d¨ªas en Catalu?a.
Hurgar en la memoria puede ser doloroso. Sobre todo cuando se rememoran hechos pol¨¦micos o momentos conflictivos. La querella sobre Banca Catalana, por ejemplo. ?Ha sido dolorosa esta incursi¨®n en la memoria que hace en el segundo volumen? ?Cree que todav¨ªa quedan cosas por aclarar o da ya por definitiva esta versi¨®n de los hechos?
Mi actitud en el tema de Banca Catalana y de la querella es la del pa?uelo en la mesilla de noche. Es bueno que yo piense poco en ello y que lo tenga olvidado en mi vida particular y?sobre todo en mi vida p¨²blica. Tenerlo muy presente no me hubiera ayudado ni me ayudar¨ªa ahora a actuar correctamente. Creo que he demostrado que as¨ª lo he hecho cum laude. Lo digo con toda convicci¨®n. Pero en las memorias ten¨ªa que explicarlo de la forma m¨¢s comedida que he sido capaz.
Usted ha sido empresario de prensa, patrono p¨²blico y privado y en alg¨²n aspecto incluso periodista o en todo caso articulista. Pero no parece confiar mucho en este oficio. ?De d¨®nde viene esta relaci¨®n tensa y conflictiva?
Esta relaci¨®n que usted califica de conflictiva no es general. Es posible que haya algunos motivos para ello y tambi¨¦n es posible que en parte sea culpa m¨ªa. Creo que ahora mi relaci¨®n con la prensa es buena, quiz¨¢ porque estoy retirado. Ya conoce aquel refr¨¢n castellano: "Dios te libre del d¨ªa de las alabanzas".
Hablemos algo m¨¢s de las connotaciones negativas del nacionalismo. ?De verdad somos todos nacionalistas? ?Es un estado natural?
S¨ª, todo el mundo quiere ser lo que es. Es leg¨ªtimo y positivo. Simplemente hay que saber que, adem¨¢s, existen "los otros", a los que hay que respetar y, si es necesario, ayudar. Pero tanto en el orden personal como en el colectivo nacional, social, religioso, cualquier tipo de identidad-, la gente tiene derecho a conservar su identidad, su personalidad propia, y a desarrollarla. A realizarse desde su propia manera de ser.
Da la sensaci¨®n de que ¨¦ste es un libro de defensa del balance biogr¨¢fico, pol¨ªtico y de gobierno, m¨¢s que unas memorias en las que se abre y se sincera con los lectores. ?Es as¨ª?
Es un libro que intenta ser honesto. Reconoce fallos, defectos y errores, a pesar de que s¨¦ muy bien que tiene raz¨®n aquel amigo m¨ªo que me dice: "No reconozcas nunca tus fallos. De eso ya se encargan tus adversarios". Pero yo lo hago. Hay varios ejemplos de eso en mis memorias.
Al final de las cuentas, el adversario m¨¢s di¨¢fano que sobresale en todo este combate pol¨ªtico es el socialismo de Sant Gervasi, es decir, la gente y, en el fondo, las ideas m¨¢s cercanas a las suyas. ?Qu¨¦ explicaci¨®n tiene? ?No ser¨¢n en cierta forma problemas como los que tienen todas las familias?
Tambi¨¦n digo en el libro que, sin el socialismo de Sant Gervasi, o m¨¢s exactamente sin el socialismo de ra¨ªz tambi¨¦n catalanista que se da en Sant Gervasi y en muchos otros sitios, no hubiera existido el PSC. Hubiera existido otra cosa. No mejor, probablemente peor. El PSC tambi¨¦n es un activo de Catalu?a. Lo que s¨ª digo en mis memorias es que siento especial inter¨¦s y consideraci¨®n no tanto por el socialismo del Baix Llobregat como por la sociedad del Baix Llobregat, que entre otras cosas ha dado origen a una determinada versi¨®n socialista.
Seg¨²n cuenta en el pr¨®logo al primer volumen, tem¨ªa caer en algunos errores que defini¨® de forma precisa. Quisiera preguntarle acerca de ellos. ?Se ha colgado alguna medalla de m¨¢s, adem¨¢s de las muchas que le corresponden? ?Ha saldado alguna cuenta con terceros? ?Ha sido objetivo? ?Ha herido a alguien innecesariamente?
Esto es muy subjetivo. El lector puede tener su opini¨®n y yo la m¨ªa. En todo caso, he explicado las cosas como las he vivido sin cargar las tintas. En varias ocasiones las he suavizado.?
?C¨®mo cree que afectar¨¢n a la moral p¨²blica y al compromiso de los catalanes con sus instituciones los recientes casos judiciales de Santa Coloma de Gramenet y del Palau de la M¨²sica? ?Y a la imagen de Catalu?a?
No son hechos positivos, por supuesto. En ning¨²n sentido. Ni para la imagen de los pol¨ªticos ni para la de Catalu?a. Pero creo que para hablar seriamente de ello hay que esperar a conocer mejor de qu¨¦ se trata. En el momento de contestar estas preguntas no lo sabemos. Y luego habr¨¢ que situar estos casos en un marco m¨¢s general, espa?ol y europeo. Y creo que no es el momento de hacerlo, ni yo la persona adecuada. Y personalmente me sabe mal no hacerlo. Quiz¨¢ habr¨¢ un momento m¨¢s adecuado para ello. M¨¢s adelante.
Usted en sus memorias apenas menciona los esc¨¢ndalos econ¨®micos y pol¨ªticos que se produjeron durante sus 23 a?os de responsabilidad de gobierno en Catalu?a. En realidad s¨®lo habla de un caso que termin¨® en total exculpaci¨®n de su consejero. Pero hubo otros en los que sucedi¨® lo contrario. ?Tendr¨ªa algo que a?adir ahora a su segundo volumen?
No hay s¨®lo una total exculpaci¨®n. Hay varias, entre consejeros y directores generales. Y el ¨²nico consejero condenado lo fue por hechos acaecidos totalmente al margen de su acci¨®n de gobierno. Todo ello a pesar de que realmente hubo muchos intentos de culpabilizar a la Administraci¨®n. Y ahora sobre este particular no tendr¨ªa nada que a?adir.
Queda claro en sus memorias que Llu¨ªs Prenafeta fue un personaje decisivo en los primeros a?os de su instalaci¨®n en la Generalitat. Pero pronto adquiri¨® la fama de un poder en la sombra al que se le atribu¨ªan todas las conspiraciones y manejos. El lector de sus memorias echa en falta un retrato m¨¢s cercano del personaje, de sus virtudes y tambi¨¦n, claro est¨¢, de sus defectos. ?C¨®mo es Prenafeta? ?Qu¨¦ piensa de su actual inculpaci¨®n por el juez Garz¨®n?
En mis memorias hablo bien de Prenafeta. Como persona y de su actuaci¨®n en el departamento de Presidencia. Y en ello me reitero. Por otra parte, no olvide que Prenafeta no est¨¢ en la Generalitat desde hace 19 a?os. Y por supuesto que celebrar¨ªa que este asunto se resolviese favorablemente para ¨¦l. Espero que as¨ª sea.
23 a?os al frente de la Generalitat
Jordi Pujol i Soley
naci¨® en junio de 1930 en Barcelona. Se doctor¨® en Medicina por la universidad de esta ciudad. Desde su cargo de presidente de la Generalitat de Catalu?a entre 1980 y 2003, ha sido de los pol¨ªticos espa?oles con trayectoria m¨¢s dilatada y que m¨¢s ha contribuido a la reconversi¨®n de nuestro pa¨ªs desde la dictadura hasta los par¨¢metros de modernidad. Est¨¢ casado con Marta Ferrusola y tienen siete hijos. Es famoso su dominio de idiomas, algo poco habitual entre los pol¨ªticos espa?oles; habla catal¨¢n, castellano, ingl¨¦s, franc¨¦s, alem¨¢n e italiano.
Fue encarcelado entre 1960 y 1962 por el r¨¦gimen franquista. En 1974, a finales de la dictadura, Pujol fund¨® de forma clandestina Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya (CDC), partido que se legaliz¨® en el invierno de 1977. (En la foto, en 1976).
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