De inmigrantes a emigrantes
El latinoamericano de las ¨²ltimas d¨¦cadas nace con una vocaci¨®n emigrante. Pero los que se han ido han seguido construyendo la grandeza del continente.
Carlos Fuentes dijo alguna vez que los argentinos descend¨ªan de los barcos. Se refer¨ªa a c¨®mo la inmigraci¨®n de fines del XIX y principios del XX transform¨® por completo el pa¨ªs austral. Argentina fue un extremo, pero en los otros pa¨ªses latinoamericanos la inmigraci¨®n tambi¨¦n fue fundamental. Hay comunidades italianas en Venezuela, croatas en Bolivia, japonesas en el Per¨². El aporte de los inmigrantes puede encontrarse tanto en el sector pol¨ªtico como en el empresarial, art¨ªstico, deportivo o gastron¨®mico.
Algo cambi¨® en las ¨²ltimas d¨¦cadas. Latinoam¨¦rica dej¨® de ser un importante centro de atracci¨®n de inmigrantes y se convirti¨®, m¨¢s bien, en una regi¨®n de gente muy dispuesta a emigrar a otras latitudes. Las razones son estructurales y tienen que ver, sobre todo, con las dificultades de muchos pa¨ªses del continente para crear fuentes de trabajo capaces de brindar oportunidades de desarrollo y crecimiento. En esto han fracasado en general tanto los proyectos pol¨ªticos neoliberales como los de la izquierda. En algunos casos ha habido notables mejor¨ªas, pero ¨¦stas son m¨¢s las excepciones que la regla.
El latinoamericano de las ¨²ltimas d¨¦cadas ya nace con una vocaci¨®n emigrante. Est¨¢ la emigraci¨®n al interior de una naci¨®n, que ha producido pa¨ªses centralistas, con capitales acromeg¨¢licas que devoran f¨¢cilmente al resto (Santiago, en Chile; Buenos Aires, en Argentina; el Distrito Federal, en M¨¦xico). Est¨¢ la de un pa¨ªs a otro del continente: los centroamericanos que se trasladan a M¨¦xico; los peruanos que buscan mejores horizontes en Chile; los bolivianos que se instalan en Argentina. Y est¨¢, por supuesto, la emigraci¨®n a Espa?a y a Estados Unidos.
Durante mucho tiempo los analistas vieron esta emigraci¨®n como algo negativo para el continente. Se habl¨® de la "fuga de cerebros": ingenieros, intelectuales, acad¨¦micos. Pero tambi¨¦n emigra la mano de obra cualificada (plomeros, alba?iles, electricistas) y gente sin trabajo dispuesta, simplemente, a buscarse la vida en otra parte. En los ¨²ltimos a?os, los pol¨ªticos y los economistas comenzaron a encontrarle algo positivo a esta emigraci¨®n: las remesas enviadas de Espa?a y Estados Unidos al continente son la principal fuente de divisas en algunos pa¨ªses, sostienen econom¨ªas familiares y apoyan la estabilidad macroecon¨®mica.
Lo positivo va m¨¢s all¨¢ de la cuesti¨®n econ¨®mica. Hay que entender a los latinoamericanos de hoy como seres con una identidad fluida, gente que ha hecho de la incertidumbre ante el ma?ana una parte esencial de su ser. Los que se han ido nunca se han ido del todo: a trav¨¦s de las remesas, de la forma en que han logrado que su cultura eche ra¨ªces en territorios extra?os, de un aporte art¨ªstico, intelectual y cient¨ªfico que no cesa, han seguido construyendo la grandeza del continente. Que el lenguaje espa?ol haya logrado establecerse en el gran imperio de Estados Unidos debe verse como un triunfo. Que haya grandes deportistas, escritores y cient¨ªficos viviendo fuera del continente contribuye a la autoimagen de una Am¨¦rica Latina acostumbrada a frustraciones y derrotismos.
Muchos latinoamericanos que viven lejos se han establecido en otros pa¨ªses y defienden otras banderas; otros contin¨²an con un pie en su nuevo pa¨ªs y otro en el que dejaron, incapaces de afincarse definitivamente o de regresar de una vez por todas al lugar que a?oran. Lo suyo es una utop¨ªa: vivir dos vidas a la vez, estar all¨¢ y aqu¨ª al mismo tiempo. Esa inestabilidad quiz¨¢ no sea buena para el d¨ªa a d¨ªa, pero lo es para la creatividad: se necesita rapidez mental e imaginaci¨®n para sobrevivir a los desaf¨ªos de la distancia sin abandonar los sue?os del regreso. Algunos logran separar lo que hacen en compartimientos estancos: el nuevo pa¨ªs es el lugar donde se trabaja, el de origen es el territorio de los afectos. Otros encuentran la argamasa m¨¢gica que les permite conciliar esas varias vidas.
Es larga la lista de los que han nacido en Am¨¦rica Latina y les ha ido muy bien en otra parte: Alma Guillermoprieto, Alejandro Amen¨¢bar, Diego Maradona, Junot D¨ªaz, Salma Hayek, Daniel Barenboim... A los que se les mete el gusano de la culpa por haber partido hay que decirles que al hacerlo han ayudado a reinventar el continente; han ense?ado que la adscripci¨®n geogr¨¢fica es s¨®lo una manera de ser latinoamericano. La emigraci¨®n es dolor, soledad, nostalgia y mucho trabajo; tambi¨¦n es j¨²bilo, reinvenci¨®n, deseo de futuro y flexibilidad. As¨ª llegamos a los doscientos a?os: a?orando nuestra tierra, pero sin dejar de celebrarla en cada gesto.
Edmundo Paz Sold¨¢n (Cochabamba, Bolivia, 1967). Los vivos y los muertos. Alfaguara. Madrid, 2009. 206 p¨¢ginas. 15,50 euros.
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