Bicentenarios y crisis global
Hoy, en medio de la crisis global, deber¨ªamos reflexionar m¨¢s sobre sus riesgos y oportunidades que sobre el pasado al que induce la conmemoraci¨®n de los bicentenarios. Es cierto que nos une el pasado, con sus rasgos culturales comunes y diversos a la vez, pero tambi¨¦n nos une el presente y, si lo hacemos bien, nos deber¨ªa unir el futuro. Por eso, prefiero hablar de este cambio civilizatorio que empez¨® a cuajarse hace 20 a?os, con la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la aceleraci¨®n de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, y ha hecho crisis en 2008- 2009; de su impacto en el ¨¢rea iberoamericana y de los retos que deber¨ªamos enfrentar. Ante el car¨¢cter global de la crisis podemos observar distintos estados de ¨¢nimo frente el futuro. Pa¨ªses como China o la India perciben ese futuro como algo que les pertenece. No pierden tiempo o esfuerzo recreando el pasado, aunque no lo olviden. Se centran en el presente y el futuro que se les ofrece y est¨¢n decididos a ganar. Todo el mundo los ve como ganadores. En Europa se nota desasosiego y una cierta impotencia. El sentimiento de que el pasado fue mejor, pero que no volver¨¢ a ser lo que fue, llena el futuro de incertidumbre. Somos m¨¢s viejos, menos productivos y tenemos dificultades para cambiar el modelo exitoso que ya no est¨¢ vigente. La UE, m¨¢s necesaria que nunca, pierde relevancia para sus ciudadanos y para el resto del mundo. En Estados Unidos, que ha estado a la cabeza del cambio tecnol¨®gico, que ha cre¨ªdo en el unilateralismo como ¨²nica potencia resultante de la desaparici¨®n de la bipolaridad, que est¨¢ en el origen de esta crisis financiera y econ¨®mica, se percibe el momento como de emergencia nacional y mundial. Est¨¢n en un proceso de revisi¨®n de casi todo: desde el unilateralismo a la posici¨®n frente al cambio clim¨¢tico, pasando por el sistema financiero o los fallos de la cohesi¨®n social que no cubre la asistencia sanitaria a 47 millones de ciudadanos. En el sur de esa gran potencia, Iberoam¨¦rica afronta la situaci¨®n con rasgos comunes y tambi¨¦n con diferencias notables. Salvo Brasil, que parece haber conseguido enfrentar su futuro como una l¨ªnea clara e inmediata de continuidad con el presente, que se ocupa m¨¢s de esta tarea que de discutir sobre responsabilidades pasadas o del pasado, en los dem¨¢s pa¨ªses, la din¨¢mica no es semejante. Sin embargo, Iberoam¨¦rica en su conjunto ha sufrido menos la crisis financiera, tal vez porque son expertos en ellas y han corregido errores, y se ha notado menos el impacto en la econom¨ªa real y el empleo. Es cierto que los a?os de bonanza se han acabado abruptamente y que algunos pa¨ªses como M¨¦xico, muy ligados econ¨®micamente a Estados Unidos, han sufrido un fuerte proceso recesivo. Para Iberoam¨¦rica la crisis es tambi¨¦n una oportunidad que no puede escaparse de sus manos. Si han soportado relativamente mejor la crisis mundial m¨¢s grave en 80 a?os, si sus potencialidades est¨¢n intactas, nada impide que se haga lo necesario para incorporarse a la sociedad del conocimiento y a la econom¨ªa global con ¨¦xito. Esto exige que se aclare un horizonte estrat¨¦gico con objetivos prioritarios —muchos comunes— para los pr¨®ximos 10 o 20 a?os. Veamos algunos y consideremos las ¨¢reas de cooperaci¨®n eficiente que tenemos en ese espacio pol¨ªtico, econ¨®mico y cultural que compartimos. La prioridad n¨²mero uno es a la vez instrumental y finalista: reformar y modernizar el Estado para hacerlo m¨¢s eficiente, m¨¢s transparente y m¨¢s previsible al servicio de los ciudadanos, inversores y trabajadores, consumidores o investigadores. El viejo debate sobre m¨¢s o menos Estado renace con esta crisis, y me temo que se formula mal. El Estado fuerte y ¨¢gil es imprescindible, sin grasa y sin clientelismo; su poder es regulatorio y, como en el consejo de Don Quijote a Sancho, las normas deben ser pocas y que se cumplan. Un Estado Ipanema, hemos dicho en algunos encuentros: sin grasa pero no d¨¦bil. Las reformas del Estado est¨¢n pendientes. Se debe mejorar el capital humano. La sociedad del presente y del futuro es la del conocimiento. Sin esa variable estrat¨¦gica que depende de la formaci¨®n, de la educaci¨®n, de la capacidad de investigar, desarrollar e innovar, los ¨¦xitos no vendr¨¢n y el desarrollo se ver¨¢ lastrado. Am¨¦rica Latina tiene un bono demogr¨¢fico que es vital para su futuro?, si se aprovecha. Ha de superarse el retraso en el capital f¨ªsico de la regi¨®n. Sin m¨¢s y mejores carreteras, hidrov¨ªas, oleoductos, gaseoductos, puertos, aeropuertos, etc¨¦tera, no es posible acercarse a un crecimiento potencial y sostenido semejante al asi¨¢tico. La falta de viviendas es un signo de retraso y su construcci¨®n, un motor de empleo y dignificaci¨®n de las grandes mayor¨ªas. Dentro de esta prioridad deber¨ªamos destacar el desaf¨ªo energ¨¦tico y ligarlo al cambio clim¨¢tico. En la regi¨®n hay energ¨ªa para todos, pero los que la producen la venden fuera y los que no la producen la compran fuera de la regi¨®n. Hay un potencial incalculable, ?e integrador!, de energ¨ªas f¨®siles y renovables a las que falta inversi¨®n y planificaci¨®n para alcanzar todo su desarrollo. Hay que avanzar de manera pr¨¢ctica en la integraci¨®n. No faltan discursos, faltan acciones integradoras y sobran gestos de hostilidad y enfrentamiento que nos est¨¢n llevando —de nuevo— a una carrera armamentista sin sentido. La integraci¨®n comercial, econ¨®mica y, s¨®lo despu¨¦s, pol¨ªtica, es imprescindible para todos.
El Estado fuerte y ¨¢gil es imprescindible. La prioridad n¨²mero uno es a la vez instrumental y finalistaL: reformar y modernizar el Estado
Hay que avanzar de manera pr¨¢ctica en la integraci¨®n. No faltan discursos, faltan acciones integradoras y sobran gestos de hostilidad
Felipe Gonz¨¢lez (Sevilla, 1942) fue presidente del Gobierno espa?ol entre 1982 y 1996. Es editor del libro Iberoam¨¦rica 2020. Retos ante la crisis. Siglo XXI y Fundaci¨®n Carolina. 436 p¨¢ginas. 20 euros.
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