La Catalu?a real
Las matem¨¢ticas siguen estando en vigencia, incluso las electorales. Veamos: el Estatuto no mereci¨® la atenci¨®n de la mayor¨ªa de los catalanes ya que la participaci¨®n no lleg¨® -por poco, pero no lleg¨®- a la mitad del electorado. De los que votaron, las dos terceras partes lo hicieron a favor y otro tercio, en contra. De lo que se deducen dos hechos irrefutables: 1) A la mayor¨ªa de los catalanes, a pesar de la intensa y larga campa?a, no les interes¨® la consulta electoral. 2) S¨®lo uno de cada tres catalanes con derecho a voto mostr¨® su aprobaci¨®n para el Estatuto. As¨ª son las matem¨¢ticas, la historia y la vida. That's life, que dicen los americanos.- Jordi S. Berenguer. Barcelona.
Creo que la opini¨®n p¨²blica espa?ola tiene una visi¨®n deformada de la realidad social catalana. Se imagina una sociedad dividida, por mitades aproximadamente iguales, entre los ciudadanos de origen y lengua catalana, que ser¨ªan todos nacionalistas, y ciudadanos de lengua castellana, que ser¨ªamos todos partidarios de la indisoluble unidad de la patria, y a los que hay que defender contra los excesos del nacionalismo.
La gu¨ªa telef¨®nica parece abonar esa visi¨®n: somos m¨¢s los ciudadanos catalanes que nos llamamos P¨¦rez, Rodr¨ªguez, L¨®pez o Arias, que los Puig, Ferrer, Soler o Pujol. Pero ocurre que los P¨¦rez y los L¨®pez actuales no son los inmigrantes llegados en los a?os cuarenta y cincuenta: son sus hijos o sus nietos. Muchos de ellos se han emparejado con catalanes o catalanas de origen; la mayor¨ªa saben hablar catal¨¢n; no pocos lo han adoptado como primera lengua; se sienten -por lo menos- tan catalanes como espa?oles; y sobre todo, tienen mayor nivel cultural que sus padres o sus abuelos y pueden comprender que, en caso de contradicci¨®n entre los intereses econ¨®micos de Catalu?a y los de Espa?a, los suyos son los primeros y no los segundos.
No dudo que la intenci¨®n del PP al plantear el recurso ante el Constitucional era la de defender a este sector de la poblaci¨®n de Catalu?a. Que Dios se lo pague, pero no hac¨ªa falta. Ya nos defenderemos solos, si nos peta.
Marx ense?aba que la historia no se mueve por las intenciones subjetivas de los individuos, sino por los motivos objetivos de los colectivos. La intenci¨®n subjetiva de los prohombres del PP es, sin duda, impecable. Pero el efecto m¨¢s visible del recurso ser¨¢ atizar el independentismo catal¨¢n, que puede llegar a ser imparable. Al PP, objetivamente, le interesa la independencia de Catalu?a, porque, de este modo, durante varios lustros, ganar¨ªa todas las elecciones espa?olas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.