Asesinato a sueldo de una testigo de cargo
Un sicario mat¨® en Brasil a la testigo clave de una red de prostituci¨®n en Tarragona. El asesino afirma que el cabecilla de la trama espa?ola orden¨® su muerte
Let¨ªcia Peres Mour?o tem¨ªa por su vida. Ten¨ªa 31 a?os y llevaba largo tiempo ejerciendo la prostituci¨®n en Espa?a para costearse la vida. Regres¨® a Brasil en diciembre de 2008 para reencontrarse con su hijo de 12 a?os y alejarse un tiempo de un pa¨ªs en el que dec¨ªa recibir amenazas constantes por haber denunciado a un proxeneta espa?ol. "Si alg¨²n d¨ªa me pasa algo, oc¨²pate de mi hijo como si fueras su madre", le dijo a la esposa de su ex marido. Tres meses despu¨¦s recibi¨® un tiro en la cabeza.
La mujer hab¨ªa trabajado en un burdel de Tarragona en el que las meretrices eran obligadas a hacer hasta 40 servicios sexuales al d¨ªa y apenas pod¨ªan salir del piso en el que se prostitu¨ªan. S¨®lo aguant¨® 10 d¨ªas este r¨¦gimen, y denunci¨® al due?o del piso. ?ste, seg¨²n la fiscal¨ªa de Tarragona, controla una red con varios locales y est¨¢ acusado de siete delitos de proxenetismo por los que la justicia pide 28 a?os de c¨¢rcel.
Let¨ªcia denunci¨® a Miguel Arufe (Antonio) por proxenetismo el 15 de noviembre del a?o 2005
Los Mossos d'Esquadra ofrecieron a Let¨ªcia una casa de acogida, pero ella la rechaz¨® porque hab¨ªa "muy mal ambiente"
Seg¨²n el fiscal: "Lucio Flavio declar¨® ante la polic¨ªa que la orden de dar muerte a Let¨ªcia vino de Espa?a"
Leticia fue asesinada el pasado 6 de marzo en Brasilia por un mat¨®n a sueldo llamado L¨²cio Fl¨¢vio Barbosa, un chico de 20 a?os que viv¨ªa en una favela de Guarapar¨ª, a 1.300 kil¨®metros de la capital. Barbosa fue a su encuentro con 900 reales en el bolsillo (unos 345 euros) y un rev¨®lver del calibre 38. Una vez all¨ª, el pistolero se puso en contacto con la mujer mediante mensajes de tel¨¦fono m¨®vil; le dijo que era muy guapa y que quer¨ªa proponerle un negocio. Ella acept¨® reunirse con ¨¦l.
Se vieron en un bar. Tomaron tres cervezas y ¨¦l le ofreci¨® un masaje en los hombros. Se coloc¨® detr¨¢s de ella y le descerraj¨® un tiro en la nuca. Despu¨¦s huy¨® en una moto conducida por su c¨®mplice, un motoboy que recibi¨® 500 reales (192 euros), un reloj y un tel¨¦fono m¨®vil por su colaboraci¨®n.
Barbosa fue detenido por la polic¨ªa cuatro meses despu¨¦s. Confes¨® y puso nombre a las personas que le hab¨ªan encargado el asesinato. Habl¨® de Cl¨¦nio Otac¨ªlio da Silva, un intermediario de su misma regi¨®n que le hab¨ªa encargado el trabajo y prometido 4.000 reales (unos 1.500 euros); y de un espa?ol que la quer¨ªa muerta y que era quien iba a pagar por el crimen.
"Los delat¨®, entre otras razones, porque no lleg¨® a cobrar el dinero", explica Marcelo Leite Borges, el fiscal brasile?o que lleva el caso. Cl¨¦nio Otac¨ªlio da Silva est¨¢ en paradero desconocido. La polic¨ªa brasile?a lleva meses busc¨¢ndolo infructuosamente y cree que podr¨ªa haber huido a Espa?a. ?Qui¨¦n es "el espa?ol" que encarg¨® el crimen? El asesino dio varios datos: asegur¨® que era "due?o de prost¨ªbulos"; que Let¨ªcia "hab¨ªa trabajado para ¨¦l"; que ella le hab¨ªa denunciado; que el asesinato pretend¨ªa provocar que el proceso judicial que se segu¨ªa en Espa?a contra ¨¦l se extinguiese; y que ten¨ªa una esposa brasile?a.
Con estos datos en la mano, m¨¢s las investigaciones que se llevaron a cabo despu¨¦s de la muerte de Let¨ªcia, la polic¨ªa y la fiscal¨ªa brasile?a dieron con un nombre que encajaba con todos los datos proporcionados por el sicario: Miguel Arufe, un tarraconense de 40 a?os apodado Antonio, due?o de varios burdeles. Ha sido denunciado por siete mujeres por las condiciones que impone a las prostitutas. La primera en hacerlo fue Let¨ªcia Peres. El juicio a¨²n no se ha celebrado. El acusado est¨¢ en libertad y sigue abriendo prost¨ªbulos.
En Brasil, el fiscal Leite Borges lo se?al¨® p¨²blicamente como el supuesto inductor del crimen de Let¨ªcia Peres y su nombre fue reproducido en la prensa brasile?a.
"L¨²cio Fl¨¢vio declar¨® ante la polic¨ªa que la orden de asesinar a Let¨ªcia vino de Espa?a", explica Leite Borges. "Tambi¨¦n sabemos que ella hab¨ªa denunciado a Miguel Arufe (Antonio). Hicimos la relaci¨®n m¨¢s l¨®gica entre los dos elementos, investigamos con los amigos y conocidos de Let¨ªcia y nuestras sospechas lo apuntan como autor intelectual del crimen. Ella estaba testificando contra ¨¦l en un proceso judicial, y contra Carolina Jim¨¦nez. Tenemos las declaraciones de Let¨ªcia ante la polic¨ªa espa?ola y algunas copias del proceso contra Arufe en Tarragona. El sicario fue contratado por un tercero, Cl¨¦nio, que es la conexi¨®n brasile?a de la persona que encarg¨® el crimen. Existen indicios que conducen a Arufe".
A pesar de esta denuncia p¨²blica, el fiscal no lo ha procesado. Ve problemas para hacerlo porque, entre otras cosas, no cree factible que Espa?a acepte la extradici¨®n de uno de sus nacionales a Brasil para que sea juzgado. La soluci¨®n del caso, sea quien sea el culpable, pasar¨¢ por la cooperaci¨®n judicial y policial entre los dos pa¨ªses.
El abogado de Miguel Arufe, Tom¨¢s Gilabert, niega cualquier relaci¨®n de su cliente con la muerte de la mujer y asegura, adem¨¢s, que presentar¨¢ una querella por calumnias contra el fiscal brasile?o. Arufe suma diez detenciones policiales a sus espaldas, la mayor¨ªa por delitos relativos a la prostituci¨®n, pero nunca ha sido condenado. "La relaci¨®n entre este asesinato y el proceso judicial abierto contra mi cliente es absurda", precisa el letrado. "La declaraci¨®n de esta testigo no merece credibilidad. Nunca se justificar¨ªa que fuera asesinada para que no declarara. Con su muerte no se ganar¨ªa nada", subraya. La denuncia de Let¨ªcia responde, seg¨²n Gilabert, a una rabieta con los responsables del burdel en el que trabaj¨®. "Ella reclamaba dinero y se puso a denunciar a cualquiera. El se?or Arufe se dedic¨® a este negocio, pero har¨¢ unos diez a?os realquil¨® los pisos y se desentendi¨® de todo", prosigue el letrado.
La polic¨ªa y la fiscal¨ªa brasile?a est¨¢n convencidos de que el asesinato de Let¨ªcia se orden¨® desde Espa?a. Por eso el dispositivo de la polic¨ªa brasile?a para capturar al sicario se llam¨® Operaci¨®n Barcelona, ciudad en la que Let¨ªcia hab¨ªa pasado los cuatro ¨²ltimos a?os y en la que se encuentra el principio de esta historia. La instrucci¨®n judicial y la investigaci¨®n de las autoridades espa?olas desvelan qu¨¦ ocurri¨® antes de que alguien comprara su muerte.
La brasile?a lleg¨® a Madrid el 24 de septiembre de 2004 y se mud¨® a Barcelona semanas despu¨¦s. Se qued¨® en el pa¨ªs sin tener los papeles en regla y empez¨® a moverse dentro de los circuitos de la prostituci¨®n para subsistir y pagarse sus "vicios", seg¨²n explica una amiga. Compart¨ªa un apartamento peque?o con otra chica en el n¨²mero 48 de la avenida del Paral.lel pero viajaba a menudo. Pasaba d¨ªas, o semanas, en burdeles de distintos puntos de Espa?a. En el mismo edificio en el que resid¨ªa ten¨ªa un novio colombiano, Germ¨¢n, pero cada uno hac¨ªa su vida. Se llevaban bien o mal seg¨²n el d¨ªa. En octubre de 2005, una conocida le habl¨® de un tal Antonio, due?o de varios prost¨ªbulos en Tarragona y Barcelona. Le dijo que buscaba chicas para renovar su oferta.
La primera vez que hablaron por tel¨¦fono, Antonio (Miguel Arufe) la avis¨® de que sus condiciones de trabajo eran muy duras, seg¨²n la declaraci¨®n de Let¨ªcia. Tendr¨ªa que estar disponible 24 horas al d¨ªa, aceptar a cualquier cliente y pagar 200 euros de fianza que s¨®lo recuperar¨ªa si trabajaba al menos 21 d¨ªas en el piso-burdel. Dispondr¨ªa de dos horas al d¨ªa para dormir y s¨®lo cuando estuviera muy cansada podr¨ªa ir al piso de abajo a descansar cuatro o cinco horas m¨¢s.
Let¨ªcia acept¨® y se fue a Tarragona. Empez¨® a trabajar en el segundo piso de la calle del Gas¨®metro, n¨²mero 38, en el centro de la ciudad. Cobraba 25 euros por un cuarto de hora de sexo. Se quedaba con 15 y le daba los otros 10 a Arufe. Si el trabajo era m¨¢s largo, se repart¨ªan las ganancias a partes iguales. Una nigeriana de 25 a?os que se hac¨ªa llamar Ana (su nombre real es Evelyn Odigie) era la encargada de la casa. Cobraba a las chicas, pero sobre todo les pon¨ªa multas. Las mujeres ten¨ªan permiso para salir de la vivienda s¨®lo 45 minutos al d¨ªa. Por un minuto de m¨¢s deb¨ªan pagar 20 euros. Si rechazaban a un cliente, otros 20. Si se quedaban dormidas, 20 m¨¢s. Si bajaban a la cafeter¨ªa de abajo, otro billete azul de sanci¨®n.
El escaso tiempo de descanso result¨® ser insoportable. El trabajo era a destajo y pod¨ªa llegar a las 20 horas de servicios diarios si hab¨ªa suficiente clientela. Ellas deb¨ªan estar siempre dispuestas, seg¨²n la versi¨®n de Let¨ªcia y de otras mujeres que trabajaron all¨ª. Arufe iba a la casa una o dos veces al d¨ªa a recoger la recaudaci¨®n. Otro hombre, Jos¨¦ L¨®pez Gallardo, de 43 a?os, vigilaba que los clientes no causaran problemas, controlaba los servicios y gestionaba el traslado de las chicas de piso en piso, seg¨²n las declaraciones de las mujeres ante la polic¨ªa. Varios rumanos hac¨ªan labores de seguridad. Con ella trabajaban otras nueve chicas, todas brasile?as y en situaci¨®n irregular. Si la polic¨ªa acud¨ªa al piso por cualquier motivo, se descolgaban por la ventana y saltaban al patio del primer piso, tambi¨¦n de Arufe. La polic¨ªa subraya que a cada registro del piso las mujeres sujetas a prostituci¨®n se les escapaban por el tragaluz.
Arufe ten¨ªa al menos tres burdeles m¨¢s en otras tantas calles de Tarragona: en Estanislao Figueras, 53; Gobernador Gonz¨¢lez, 11, y Ram¨®n y Cajal, 34. Todos separados por pocos centenares de metros y alquilados a nombre de Miguel Arufe Mart¨ªnez o Carolina Jim¨¦nez Villalba. En Vilanova i la Geltr¨² (Barcelona) estaba el quinto local.
Los anuncios de los prost¨ªbulos, que siguen public¨¢ndose a diario en la prensa local, evidencian la marca del grupo: en todos ellos se publicita a bombo y platillo que las chicas s¨®lo cuestan 25 euros y atienden a cualquier hora del d¨ªa. La vinculaci¨®n entre estos locales es evidente, sostiene la polic¨ªa: Arufe y su mano derecha se mueven continuamente de uno a otro transportando bolsas y mujeres. Cuando un local estuvo en obras, un letrero en la entrada especificaba que las chicas atend¨ªan temporalmente en otro de los pisos de la red. Cuando concluyeron las reformas, un cartel anunciaba: "Abrimos a las 19.00 h". Sobre las ocho de la tarde de ese d¨ªa, varios agentes vieron a Arufe salir del inmueble para cambiar el r¨®tulo por otro: "Abrimos a las 22.00 h".
Let¨ªcia no aguant¨® el ritmo de vida de Gas¨®metro. Tras 10 d¨ªas de hasta 40 servicios diarios, quiso marcharse. Le pidi¨® a Arufe que le devolviera los 200 euros pero ¨¦l s¨®lo accedi¨® a llevarla al prost¨ªbulo de Vilanova i la Geltru, seg¨²n la versi¨®n de la chica. Ella dijo que sal¨ªa a comprar cigarrillos y fue directa a una comisar¨ªa. Denunci¨® a Arufe el 15 de noviembre de 2005 por proxenetismo y por imponer unas condiciones laborales esclavistas. No fue la ¨²nica en hacerlo. El juzgado de instrucci¨®n n¨²mero 5 de Tarragona abri¨® un procedimiento en el que han declarado siete mujeres que trabajaron en los lupanares de la red. Los testimonios coinciden con los detalles facilitados por Let¨ªcia.
Aparte de Arufe est¨¢n imputados Evelyn Odigie, Adiae Patiente, Vanilde Rodr¨ªgues -encargadas de tres de los burdeles-; Carolina Jim¨¦nez, arrendataria de los dos pisos de Gas¨®metro; Jos¨¦ L¨®pez Gallardo, Ramaz Mukhigulashvili y Virginijus Gustis. Sobre estos tres ¨²ltimos, el fiscal ha pedido el archivo de las actuaciones, a pesar de que el juez de instrucci¨®n estima acreditado que Gallardo act¨²a como mano derecha de Arufe y que los otros dos implicados realizan tareas de "vigilancia y recaudaci¨®n" en el burdel de Vilanova i la Geltr¨². De hecho, viv¨ªan en una tienda de campa?a instalada en la terraza del prost¨ªbulo.
El fiscal y la acusaci¨®n particular han pedido 28 a?os de prisi¨®n por proxenetismo para Miguel Arufe y Carolina Jim¨¦nez; nueve para Evelyn Odigie (la encargada de Gas¨®metro que se hac¨ªa llamar Ana), a la que se acusa tambi¨¦n de faltas de lesiones y amenazas infligidas a una de las chicas (existe un parte m¨¦dico de las lesiones incorporado al procedimiento); tres a?os para Adiae Patiente y seis para Vanilda Rodrigues Pimentel, otras dos de las encargadas.
El fiscal considera probados los hechos que denunci¨® Let¨ªcia. El juez de instrucci¨®n afirm¨® que "la presente investigaci¨®n permite aseverar la existencia de una organizaci¨®n jerarquizada con fines de explotaci¨®n de la prostituci¨®n en diversas casas de Tarragona y en la de Vilanova para lucro". Destaca una lista exhaustiva de evidencias: las declaraciones de los testigos de cargo, las declaraciones de coimputados, las diligencias de entrada y de registro, la identificaci¨®n de mujeres en situaci¨®n irregular en los diferentes establecimientos y los anuncios de los burdeles en los medios de comunicaci¨®n. As¨ª lo atestigua un escrito del magistrado fechado en octubre de 2007, menos de dos a?os antes del asesinato de Let¨ªcia.
El juicio, que ha quedado desprovisto de una testigo esencial, a¨²n no tiene fecha para celebrarse. Los burdeles siguen funcionando a toda m¨¢quina y los ingresos que obtienen sus due?os s¨®lo se ven amenazados por la crisis econ¨®mica. Ninguno de los imputados est¨¢ en prisi¨®n preventiva. Nadie ha pedido su cierre cautelar. La fiscal¨ªa de Tarragona alega que esta medida s¨®lo se solicita "en casos extremos".
Algo ha cambiado desde que Let¨ªcia denunci¨® a la red. El grupo de Arufe controlaba entonces cinco prost¨ªbulos; cuatro a?os despu¨¦s, los ha ampliado a al menos ocho. Sus chicas cubren ahora la demanda de Barcelona, Reus y Tortosa. Ha fundado nuevas empresas y ha abierto locales de negocios pese a las pruebas que detallan la supuesta ilegalidad de sus actividades. S¨®lo un detalle permite apreciar el efecto de la causa judicial abierta por el testimonio de Let¨ªcia. Los pisos se han llenado de carteles que precisan que cada mujer debe anotar por s¨ª misma los servicios realizados. "Ninguna chica puede apuntar el servicio de otra, ten¨¦is que ser aut¨®nomas. As¨ª no nos podr¨¢n acusar de delitos de proxenetismo", rezan los papeles escritos a m¨¢quina y sujetos a las paredes con celof¨¢n.
El local que emple¨® a la asesinada pasa por el burdel de un barrio obrero cualquiera. Paredes de colores chillones, olor rancio y cuadros de palmeras. Camas que se cuentan por habitaciones oscuras y dotadas de aire acondicionado, modernas cabinas de ducha y pantallas de plasma jadeando al m¨¢ximo volumen. En un extremo, un cuarto plagado de colchones en el que duermen las chicas, todas de origen suramericano. Dicen no conocer a Let¨ªcia porque la rotaci¨®n de las chicas es fren¨¦tica: Laura lleg¨® del archipi¨¦lago canario hace dos lunes y se ir¨¢ dentro de de tres d¨ªas; Luna vino de Valencia y ofrecer¨¢ sus servicios una semana; Melanie acaba de llegar de Zaragoza y se quedar¨¢ all¨ª un mes. Aseguran haber recalado en los prost¨ªbulos de Antonio porque ah¨ª las han colocado sus "contactos". Son piezas de un engranaje que capta, distribuye y recoloca a mujeres para que se prostituyan a lo ancho del pa¨ªs. Una rigurosa organizaci¨®n de trabajo temporal.
"Por favor, no se lo expliques a la se?ora", suplica una de las chicas, joven y morena. "Si saben que no follamos, tendr¨¦ que pagar multa", a?ade calcando el testimonio de Let¨ªcia. Los distintos inmuebles siguen pautas similares: la mayor¨ªa est¨¢n dispuestos en edificios viejos de dos plantas. En la de arriba, el negocio; abajo, los vigilantes. Mucha discreci¨®n y ninguna se?al en la entrada. Basta con mantener el portal siempre abierto y una oferta insuperable. "Aqu¨ª trabajamos todo el d¨ªa, 24 horas, pueden venir siempre que quieran", repite con sonrisa forzada la encargada del piso. Los horarios tambi¨¦n casan con la declaraci¨®n de la testigo asesinada de un tiro a bocajarro.
La gesti¨®n de los burdeles se realiza a trav¨¦s de sociedades como Camagran Proyectos e Inversiones S. L. (cuyo fin social es el "servicio de caf¨¦s y bares"), o Dance & Music of the World S. L. (dedicada a las "empresas de espect¨¢culos"). Miguel Arufe es administrador de ambas, que acumulan numerosas sanciones administrativas impagadas y expedientes municipales sin resolver. Arufe, aparentemente, quiso darle a su labor un barniz filantr¨®pico. La fachada del burdel de la calle del Gas¨®metro luci¨® hasta el pasado verano la placa de una ONG: Andando sin Fronteras. Nunca lleg¨® a registrarse como asociaci¨®n por defectos de forma, pero una portavoz de la Generalitat confirma que se intent¨® inscribir como tal. La ONG pretend¨ªa dedicarse, entre otras cosas, a "impulsar las relaciones internacionales entre miembros y asociaciones afines". Una n¨®mina falsa de Andando sin Fronteras sirvi¨® de aval a Arufe para alquilar el piso que funciona como prost¨ªbulo en la calle Gobernador Gonz¨¢lez.
Despu¨¦s de denunciar, Let¨ªcia regres¨® a Barcelona. Continu¨® prostituy¨¦ndose y mantuvo una relaci¨®n intermitente con el colombiano Germ¨¢n, que ingres¨® en prisi¨®n a finales de 2008 por una acusaci¨®n de ella por malos tratos. Let¨ªcia y Germ¨¢n denunciaron repetidamente a Arufe por coacciones. Germ¨¢n denunci¨® ante la polic¨ªa que el presunto cabecilla de la red apareci¨® un d¨ªa en su domicilio con dos matones. Le pidi¨® que bajara a hablar con ¨¦l y le dijo, seg¨²n su versi¨®n: "Conv¨¦ncela de que quite la denuncia. Si no, tengo poder para acabar con ella. Los dos guardaespaldas que tengo aqu¨ª la van a quitar de en medio. S¨¦ lo de su hijo, que vive en Brasil".
La versi¨®n de Arufe sobre aquel encuentro es otra: "Manifiesta no conocer a la se?ora Let¨ªcia, clarificando, que ¨¦l sepa, que puede conocerla y no ser consciente de ello", recoge el acta judicial. Asegur¨® que Germ¨¢n le hab¨ªa chantajeado pidi¨¦ndole 50.000 euros a cambio de retirar la denuncia. "No amenac¨¦ a nadie pero me enfad¨¦ y le llam¨¦ de todo", declar¨® el imputado.
Tras conocer la denuncia, el juzgado de Tarragona advirti¨® a los Mossos d'Esquadra de que Let¨ªcia era una testigo clave en la causa por prostituci¨®n abierta contra Arufe y que adoptaran todas las medidas policiales oportunas para protegerla. "Le hemos ofrecido acceder a una casa de acogida y lo ha rechazado porque all¨ª hay muy mal ambiente", recogen las diligencias de la polic¨ªa catalana. "Ha dicho que se buscar¨ªa un piso de alquiler y que volver¨ªa a dedicarse a la prostituci¨®n para ganar dinero", cierra el documento. No constan m¨¢s gestiones para proteger a Let¨ªcia.
Por esa y otras denuncias del mismo tenor, por amenazas y coacciones, se abri¨® un procedimiento penal que acab¨® absolviendo a Arufe. Germ¨¢n, que estaba en la c¨¢rcel por malos tratos, cambi¨® su declaraci¨®n en el juicio: neg¨® que hubiera tenido relaci¨®n sentimental alguna con Let¨ªcia y dijo que no hab¨ªa visto en su vida al acusado. Un amigo ¨ªntimo de la pareja comenta que Germ¨¢n temi¨® que Arufe tuviera alg¨²n contacto en la c¨¢rcel en la que estaba preso, y asegura que por eso se desdijo de todo. Su arrepentimiento por la muerte de su pareja no ha cesado desde el asesinato, asegura el conocido.
Ambos siguieron en contacto hasta el final. Let¨ªcia llam¨® a Germ¨¢n dos d¨ªas antes de morir para sorprenderle: ya ten¨ªa el billete de regreso a Barcelona. Habl¨® tambi¨¦n con una de sus amigas brasile?as en Espa?a. "Dijo que ten¨ªa muchas ganas de volver, pero al d¨ªa siguiente la mataron", recuerda. "Ella cre¨ªa que su cabeza estaba encargada. Algunas compa?eras le dec¨ªan que tuviera mucho cuidado; que Antonio (Arufe) estaba muy enfadado por la denuncia. Sab¨ªa que pod¨ªa morir".
"Let¨ªcia no ten¨ªa miedo de nada", afirma uno de sus mejores amigos. "Era fuerte y guapa como Marilyn Monroe y hac¨ªa lo que quer¨ªa. Por eso denunci¨®. No le pareci¨® bien lo que hac¨ªa Arufe". Su perfil en Orkut, la red social m¨¢s popular de Brasil, todav¨ªa est¨¢ abierto. A¨²n puede leerse la descripci¨®n que Let¨ªcia hizo de s¨ª misma: "Una mujer con mucho amor por la vida". Le gustaban mucho las pel¨ªculas de terror. La polic¨ªa brasile?a sigue investigando. El burdel en el que ella trabaj¨®, junto a los otros siete vinculados a Arufe, tambi¨¦n sigue atendiendo clientes. 24 horas al d¨ªa.
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