"Las palabras no son inocentes, ni mucho menos"
Manuel Arag¨®n Reyes, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional y magistrado del Tribunal Constitucional nombrado por el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, sostiene que el pre¨¢mbulo del Estatuto -donde se recoge que "el Parlamento catal¨¢n ha definido de manera ampliamente mayoritaria a Catalu?a como naci¨®n"-, ligado al art¨ªculo 8 de la misma norma que habla de "s¨ªmbolos nacionales", tiene dif¨ªcil encaje constitucional.
Su planteamiento, defendido en las deliberaciones del pleno del Tribunal Constitucional sobre el recurso del Partido Popular contra el Estatuto catal¨¢n, ha sido apoyado por cinco magistrados conservadores, lo que pone al borde del precipicio dos aspectos a los que el Gobierno de Catalu?a y CiU no quieren renunciar.
Arag¨®n Reyes defiende ahora en el Tribunal Constitucional algo que ya dej¨® escrito hace diez a?os en un trabajo publicado sobre "El modelo territorial del Estado en Espa?a y sus problemas actuales". En el punto 6 de aquella reflexi¨®n de Arag¨®n Reyes, bajo el t¨ªtulo "Una discusi¨®n in¨²til y una terminolog¨ªa perturbadora: 'Naci¨®n de naciones", el catedr¨¢tico de Derecho Constitucional escribi¨® lo siguiente:
"La inutilidad de la discusi¨®n proviene de que la f¨®rmula "naci¨®n de naciones" no puede servir de soluci¨®n para nuestros problemas de integraci¨®n territorial. Y ello es as¨ª porque si naci¨®n, en la segunda parte del t¨¦rmino, significa naci¨®n pol¨ªtica, entonces una naci¨®n de naciones requerir¨ªa un Estado plurinacional y por ello un Estado compuesto por entidades soberanas, es decir, un imposible. Y si naci¨®n, en la segunda parte de la f¨®rmula, lo que significa es naci¨®n "cultural" (y no naci¨®n pol¨ªtica) entonces, de una parte el t¨¦rmino queda vac¨ªo de sentido "nacionalista" (en cuanto que el nacionalismo es inseparable del sentido pol¨ªtico de naci¨®n) y de sentido jur¨ªdico-constitucional (para el que naci¨®n es la base popular del Estado, esto es, la titular de la soberan¨ªa), con lo cual lo que vendr¨ªa a significar es exactamente "nacionalidad", que es, por cierto lo que dice nuestra Constituci¨®n en su art¨ªculo 20".
"En resumidas cuentas, si se propugna el t¨¦rmino como algo distinto a lo que ahora la Constituci¨®n dice, su significado ser¨ªa incompatible con la existencia del propio Estado, aunque sea un Estado compuesto, y si lo que el t¨¦rmino significa es lo mismo (aunque con otras palabras) de lo que ahora dice la Constituci¨®n, no se ve por qu¨¦ habr¨ªa de cambiarse ¨¦sta (cuando resulta, adem¨¢s, que es cambio, por afectar al t¨ªtulo preliminar, habr¨ªa de hacerse por el muy dif¨ªcil y complicado procedimiento del art¨ªculo 168), ni introducirse en la Constituci¨®n una f¨®rmula que encierra una verdadera contradicci¨®n y es germen, por ello, de disoluci¨®n no s¨®lo del texto constitucional sino incluso del propio Estado. Cuando se trata de las bases de la forma del Estado, y por ello de los principios nucleares organizadores de la convivencia ciudadana, las palabras no son inocentes, ni mucho menos".
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