Shakespeare en Fago
En el juicio por el crimen de Fago, el pueblo de Huesca cuyo alcalde fue asesinado en enero de 2007, aparecen resonancias shakespearianas. Santiago Mainar, perito agr¨®nomo y guarda forestal, acusado de matar al alcalde Miguel Grima, cerr¨® la vista oral con una defensa de la libertad frente a la opresi¨®n que hubiera puesto la piel de gallina al mism¨ªsimo Cat¨®n El Censor: "Yo no he matado a nadie, pero prefiero que me acusen de dar muerte a un tirano que de ampararlo pol¨ªticamente, de silenciarlo medi¨¢ticamente y de resignarme como ciudadano".
El tirano que se?ala Mainar era el alcalde asesinado, desde luego, pero tras ¨¦l aparece el enemigo innominado, la opresi¨®n social: "Mi deber era y es enfrentarme con valor c¨ªvico a una Espa?a oficial, corporativa, autoritaria, caciquil e impune". Pero la singularidad estalla en la traca final de Mainar: "Si en esta sala hubiere alguien que quiera ser esclavo, le pido perd¨®n, porque a ¨¦l s¨ª le he ofendido".
Shakespeare pone en boca de Decio Bruto algo inquietantemente parecido en Julio C¨¦sar. "?Qui¨¦n hay aqu¨ª tan abyecto que quiera ser esclavo? ?Si hay alguno, que hable, pues a ¨¦l he ofendido!" (acto III, escena II). Bruto acaba de matar a Julio C¨¦sar y se justifica tras la defensa de la libertad. No hay duda, Mainar no s¨®lo ha le¨ªdo al bardo de Stratford-on-Avon, sino que adem¨¢s lo ha incorporado activamente a su alegato jur¨ªdico final, innovadora, temeraria y algo embrollada.
La presunci¨®n de inocencia es obligada. Pero, ?no resulta temeraria esa enrevesada apelaci¨®n a Bruto, asesino de C¨¦sar? Es una agudeza psicol¨®gica -cierto, un poco gastada- defender el crimen que uno niega haber cometido. El motivo de la tiran¨ªa parece poco prometedor ante un tribunal; ni es causa eximente, ni justificaci¨®n ¨¦tica. El guardabosques debe saber que hoy la opresi¨®n es menos probable que la explotaci¨®n y, en todo caso, s¨®lo puede invocarse con ¨¦xito desde el solemne discurso literario de Bruto.
Hay una vanidad acentuada en el comportamiento de Mainar que nada tiene que ver con su situaci¨®n legal, con las evidencias que le acusan (claras y contundentes) o con la defensa reglada ante un tribunal. Desea estar por encima de quienes le acusan y le juzgan. La explicaci¨®n tambi¨¦n est¨¢ en el Julio C¨¦sar shakespeariano, esta vez en boca de Casio: "La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos, que consentimos en ser inferiores". ?Lejos de Mainar esa tentaci¨®n!
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