Un dique contra el surf

Ser surfista en Catalu?a es una tarea complicada. Si encontrar una buena ola en un mar tan tranquilo como el Mediterr¨¢neo ya era dif¨ªcil, desde hace unos a?os los surfistas tambi¨¦n tienen que enfrentarse a otros problemas, como las construcciones que aniquilan la formaci¨®n de olas o las banderas rojas que limitan el surf cuando las condiciones son desfavorables para los ba?istas e inmejorables para los surfistas.

En el a?o 2006, el Ayuntamiento de Barcelona y el Ministerio de Fomento iniciaron un plan de urbanismo que preve¨ªa la construcci¨®n de diques desde la playa de la Barceloneta hasta la de Nova Mar Bella con el pretexto de reducir el impacto de los temporales. La comunidad de surfistas que frecuentaba estas playas se moviliz¨® en contra, alegando que los espigones impedir¨ªan la formaci¨®n de olas. Para calmar los ¨¢nimos, a trav¨¦s del Cedex se hizo un estudio sobre el impacto de los diques, cuyas conclusiones fueron: "El efecto barrera que supone la construcci¨®n de los diques sumergidos para el intercambio de las masas de agua no es tan grande como pod¨ªa pensarse antes de empezar los ensayos, ni tan perjudicial para la calidad de las aguas de ba?o". Del efecto perjudicial en la formaci¨®n de olas no se dijo nada.

Tres a?os despu¨¦s, con el proyecto de construcci¨®n ya avanzado, la indignaci¨®n entre la comunidad surfista sigue intacta: "Han cerrado media playa, s¨®lo se puede surfear en 150 metros y ahora estamos todos apelotonados. Quieren convertir la Barceloneta en un lago", asegura Alex Knoepfel, surfista y monitor del Art Surf Camp. "Est¨¢ peor que nunca", asevera Abel Marsal, responsable de la Escuela Catalana de Surf. "Lo que est¨¢n haciendo es cerrar las playas al oleaje. Lo ¨²nico que piensan es que cuanta m¨¢s arena, m¨¢s turistas", afirma ?scar Abell¨¢n, de la Asociaci¨®n Catalana de Surf.

Esta asociaci¨®n propuso una alternativa que consist¨ªa en unas construcciones m¨¢s alejadas de la costa que regulaban con la misma efectividad la erosi¨®n de las playas, ya que hac¨ªan que las olas rompieran m¨¢s lejos de la orilla. Ello permitir¨ªa la pr¨¢ctica del surf y cumplir¨ªa los objetivos del Ayuntamiento y el ministerio. Y adem¨¢s esta propuesta no perjudicar¨ªa al estancamiento del agua provocada por los diques: la limitaci¨®n de la recirculaci¨®n del agua que causa un aumento de la temperatura nocivo para el fondo marino.

En la Barceloneta y el Bogatell los diques ya est¨¢n construidos. Todos coinciden en lo mismo: nunca se hab¨ªa hecho nada por el estilo, en ninguna costa. "En el norte los temporales son peores, pero no se han puesto a construir diques", concluye Abell¨¢n. Y es que Euskadi y Galicia son ejemplos de comuni¨®n entre surfistas y autoridades. "En Catalu?a, cuando hay bandera roja, que es cuando hay olas, no se nos permite hacer surf. En el norte hay otra visi¨®n", asegura Toni Obienza, coordinador de jueces de la Federaci¨®n Espa?ola de Surf. En Catalu?a se organiza anualmente un circuito de surf, en el que participan 74 surfistas, que recibe entre 130 y 150 solicitudes, pero no existe federaci¨®n por la falta de clubes.

Hacer surf en la costa catalana parece una tarea m¨¢s dif¨ªcil que en cualquier otro lugar: que en el Mediterr¨¢neo haya pocas olas es el menor de los problemas.