Buceando con m¨²sica
Tras la medalla de oro para el cr¨ªquet, la nataci¨®n se lleva la de plata en mi particular escalaf¨®n de deportes aburridos. Que David Meca, al que admiro, me perdone. Precisamente, pensando en ¨¦l, me atrev¨ª a probar el Dolphin Touch, una radio y MP3 sumergibles de verdad. S¨®lo un aparato as¨ª podr¨ªa amenizar mis cansinos cinco largos en la ba?era del gimnasio, y puesto en la piel de Meca sus horas y horas nadando de J¨¢vea a Ibiza. Con la m¨²sica a todo ritmo, seguro que dejar¨ªa de pensar en tiburones y mejorar¨ªa su rendimiento. As¨ª que lo prob¨¦, pero en distancias cortas.
Lo primero es la instalaci¨®n. Tanto se ha criticado que el manual de instrucciones pese m¨¢s que su aparato que se ha ido al otro extremo: un papelito (en chino por un lado y en ingl¨¦s por otro) es todo para lanzarte a la piscina. Tampoco hay opci¨®n al error. El Dolphin, un cilindro de cinco cent¨ªmetros, tiene el bot¨®n de arranque a un lado y el agujero para incrustar el auricular, en el otro. La pantalla es t¨¢ctil, con lo que eso conlleva: tan sensible para organizar las funciones como para desorganizarlas, pero tampoco es cuesti¨®n de ponerse debajo del agua a cambiar de emisora o a manipular el volumen. Uno, escaldado de tantas maravillas tecnol¨®gicas, s¨®lo aspira a que funcionen, y el Dolphin Touch funciona, pero no se complique la vida manipulando los mandos sobre la marcha.
Me ducho, y me jacuzzo, con ¨¦l, incluso me tiro a la piscina mientras pasan por mi cerebro im¨¢genes de electrocutados por ba?arse con la tostadora o el secador de pelo. Pero no, aqu¨ª estoy.
El aparato carga su bater¨ªa en el ordenador con un enchufe USB. Es todo as¨ª de f¨¢cil; sin embargo, el bueno de Meca no podr¨ªa cruzar el estrecho de Gibraltar sin que la radio le desfalleciera. El Dolphin Touch se queda pronto sin energ¨ªa. Por el contrario, tiene otro punto a su favor, su ligereza. No es -por muchos elogios que reciba- un iPod que te baja los pantalones cuando corres, o que te comprime un brazo si lo enganchas al b¨ªceps. Al Dolphin tambi¨¦n hay que colgarlo de alguna parte y eso sigue siendo el fallo de estos objetos para deportistas. Los cables molestan al correr o pedalear, al hacer gimnasia y, no digamos, al nadar. Aparte de que son un poco cortos, a la m¨ªnima se enredan.
Lo m¨¢s c¨®modo es nadar a estilo braza o, mejor a¨²n, sumergirse tranquilamente en el jacuzzi mientras suena la m¨²sica o emisora elegida. Los auriculares se acoplan perfectamente a los o¨ªdos, y a¨ªslan de cualquier sonido ambiente o tertulia gimn¨¢stica. El agua no afecta al aparato, que se sumerge y suena; al Dolphin lo que le sobra son los cables. El d¨ªa en que desaparezcan de ¨¦ste y de todos los reproductores m¨®viles, los deportistas mejorar¨¢n su rendimiento.
Producto: Nu Dolphin Touch; Empresa: Saytes; Precio: 123 euros; Sitio: www.saytes.es.
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