El apocalipsis seg¨²n Murakami
El autor construye en El fin del Mundo y un despiadado Pa¨ªs de las Maravillas una novela a partir de dos relatos -uno de car¨¢cter fant¨¢stico y contempor¨¢neo y otro de car¨¢cter fabuloso y arcaico- paralelos y destinados a encontrase en el "infinito"
El puente entre la novela japonesa y la occidental lo traz¨® casi enteramente Mishima, que llev¨® a cabo en Jap¨®n una modificaci¨®n parecida a la realizada en China por Lu Xun. Mishima adens¨® las historias al argumentarlas m¨¢s y al evitar la morosidad, las divagaciones y las bifurcaciones propias de la narrativa tradicional japonesa, presentes en Kawabata y latentes en O¨¦, y si bien lamentaba la p¨¦rdida de ra¨ªces de Jap¨®n, ¨¦l nunca se priv¨® de escribir y vivir como un occidental.
Comparado con todos estos autores, Murakami representa una nueva encrucijada que por un lado lo acerca a Mishima, al asumir claras influencias de escritores occidentales como Kafka, Huxley, Chandler y Carver, y al apoyar sus argumentos tan s¨®lidamente como ellos, y que por otro lado lo acerca a Kawabata en su intento de volver a convertir la novela en un amplio jard¨ªn de senderos que se bifurcan y que s¨®lo se encuentran al final, en tiempos y espacios de aire apocal¨ªptico y a veces tremendamente desoladores. Obviamente su narrativa no ser¨ªa la misma sin esa sordina rom¨¢ntica y dolorosamente melanc¨®lica que le prest¨® Fitzgerald, tampoco ser¨ªa la misma sin los mundos absurdos y sofocantes que van envolviendo la vida de sus personajes y que no dejan de ser un tributo a Kafka, y tampoco ser¨ªa la misma sin la moral provisional que le prest¨® Chandler y la precisi¨®n en el uso de los adjetivos fundamentales que proviene de sus traducciones al japon¨¦s de los cuentos de Carver. Pero no es menos evidente que Murakami vuelve a introducir cierto gusto por la morosidad y la divagaci¨®n, a ratos tremendamente c¨®mica, que no est¨¢ en Mishima pero que s¨ª se percibe, y en grado sumo, en buena parte de la obra de Kawabata.
Nacido en Kioto en 1949, Haruki Murakami se cri¨® en la ciudad portuaria de Kobe, que sufr¨ªa una impregnaci¨®n de Occidente muy superior a las ciudades del interior, y donde empez¨® a leer narrativa europea y americana y a fundamentar las ra¨ªces de su estilo, tan mestizo como sorprendente. Y que no se enga?e el lector: la escritura de Murakami no es tan transparente como creen algunos cr¨ªticos que llegan a su obra, como yo, a trav¨¦s de traducciones malas o buenas. Los gui?os literarios son en ¨¦l muy frecuentes y tiene una forma de adjetivar que quiere ser a la vez l¨ªrica y exacta, siguiendo en eso los pasos de Fitzgerald a veces, y otras veces los de Carver.
Utilizando t¨¦cnicas ya empleadas en otras novelas, en El fin del Mundo y un despiadado Pa¨ªs de las Maravillas Murakami va construyendo una novela a partir de dos narraciones paralelas y destinadas a encontrase en el "infinito". Uno de los relatos es de car¨¢cter fant¨¢stico y m¨¢s o menos contempor¨¢neo, y se desarrolla en Tokio y en sus pliegues m¨¢gicos, y el otro de car¨¢cter fabuloso y m¨¢s o menos arcaico, y se desarrolla en una ciudad imaginaria en cuyas inmediaciones viven muchedumbres de unicornios. Lo fant¨¢stico y lo fabuloso no son lo mismo en Murakami, ya que lo fabuloso dobla la sensaci¨®n de fant¨¢stico al introducir personajes propios de las f¨¢bulas, las leyendas y los mitos.
La lectura, al principio bastante morosa y llena de meandros, se agiliza considerablemente una vez pasado el ecuador de la novela, donde se hacen comprensibles muchos momentos que quedaron sin iluminar y donde el lector se siente arrastrado hacia dimensiones cada vez m¨¢s abismales. La novela est¨¢ muy bien argumentada, a pesar de su recorrido zigzagueante, y los personajes no tienen nombre y se les define por sus funciones: el joven inform¨¢tico, la bibliotecaria, el guardi¨¢n, el sabio viejo y chiflado. El ¨²nico problema de este proceder es que, al deslizar la narraci¨®n hacia la f¨¢bula y los protagonistas muy definidos, los personajes tienden a parecer algo estereotipados, pero se trata de un problema end¨¦mico en las novelas que conquistan el mercado, y hasta en las que no lo conquistan, y a ning¨²n lector le va a impedir reconocer que se halla ante una narraci¨®n soberbia en la que Murakami consigue superarse a s¨ª mismo y ser m¨¢s poeta que nunca.
El fin del Mundo y un despiadado Pa¨ªs de las Maravillas. Haruki Murakami. Traducci¨®n de Lourdes Porta. Tusquets. Barcelona, 2009. 484 p¨¢ginas. 21 euros. Despietat pa¨ªs de les meravelles i la Fi del m¨®n. Traducci¨®n de Imma Estany, Emp¨²ries, 384 p¨¤gines, 19,90 euros.
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