?Progreso o giro a la derecha?
Vivimos una crisis sin precedentes. La ca¨ªda de la recaudaci¨®n fiscal no tiene parang¨®n. La Generalitat ha visto caer sus ingresos tributarios un 24,4%. Lo que est¨¢ en riesgo ya no es el ensanchamiento del Estado de bienestar, sino incluso el mantenimiento de las pol¨ªticas sociales.
Pero el debate fiscal en Catalu?a gira en torno al impuesto de sucesiones. Aunque hay unanimidad a la hora de hacer que clases trabajadoras y medias no paguen por ¨¦l, hay quien plantea su eliminaci¨®n de facto. No ser¨ªa la primera vez que pasa algo similar. Este tributo conserva una capacidad recaudatoria significativa en las comunidades donde gobierna la izquierda (Andaluc¨ªa, Asturias, Arag¨®n, Extremadura y Catalu?a). No es casual que esos cinco territorios, con un 44% de la poblaci¨®n potencialmente dependiente, hayan reconocido el 58% de las prestaciones de toda Espa?a. Donde hay menos ingresos el desarrollo del Estado de bienestar es menor. La reforma debe hacerse, pero sin dogmatismos ni la insensibilidad social de quienes apuestan por dejar de recaudar buena parte de esos 1.000 millones de euros. Un Gobierno con sensibilidad social deber¨ªa hacerlo con serenidad y di¨¢logo.
Por otra parte, hay que recordar una historia reciente: la de la negociaci¨®n por una financiaci¨®n auton¨®mica justa. Nuestro principal argumento fue la necesidad de disponer de los recursos suficientes para afrontar los retos de nuestro pa¨ªs. Y estuvimos un largo a?o negociando para mejorar la propuesta. Hoy estamos en v¨ªas de aprobar una reforma fiscal que tira por la borda la mitad de lo que se consigui¨®: 1.600 millones de m¨¢s.
El Gobierno de la Generalitat ha formulado una propuesta que permite que una familia con c¨®nyuge y dos hijos pueda recibir sin pagar la primera residencia, la empresa familiar y 1,3 millones. Pero una visi¨®n tan laxa acerca de lo que es la clase media tiene un extraordinario efecto recaudatorio, con un recorte del 75% de los ingresos que genera el impuesto. Dicho de otro modo, dejamos de ingresar el sueldo de uno de cada tres maestros, m¨¢s de lo que invertimos en I+D+i o casi el equivalente al presupuesto del Departamento de Trabajo. Si as¨ª fuese, la principal apuesta en pol¨ªtica fiscal y econ¨®mica ser¨ªa m¨¢s que discutible en t¨¦rminos equitativos, y a su vez in¨²til para reactivar la econom¨ªa.
Algunos creemos que el impuesto de sucesiones tiene sentido por su car¨¢cter redistributivo. En Europa, la mayor¨ªa de los pa¨ªses mantienen este impuesto sobre el patrimonio, y en EE UU incluso Bill Gates se ha manifestado en contra de su supresi¨®n. Ser¨ªa m¨¢s equilibrado eximir del gravamen la primera vivienda y hasta 200.000 euros por hijo. Estamos a punto de tomar, de forma voluntaria e irreflexiva, una de las decisiones que afectan m¨¢s a nuestro autogobierno, a riesgo de convertirnos en un Gobierno incapaz de garantizar los servicios p¨²blicos. Es una cuesti¨®n de modelo, y Esperanza Aguirre lo tiene claro: que las grandes herencias no paguen impuestos aunque sea a costa de una sanidad que acumula m¨¢s de la mitad de las negligencias m¨¦dicas del Estado. Un modelo que algunos rechazamos.
Hasta ahora, la Generalitat ha acertado en sus pol¨ªticas para paliar la crisis con una clara orientaci¨®n social de los presupuestos. Pero si prospera una reforma que nos deja a las puertas de la eliminaci¨®n del impuesto, los que han liderado dicha reforma deber¨¢n explicar qu¨¦ van a recortar, cu¨¢ntas escuelas se dejar¨¢n de hacer o cu¨¢nto se alargar¨¢n las listas de espera.
Muchos progresistas entend¨ªan la necesidad de una reforma y ahora est¨¢n at¨®nitos al ver que una herencia de tres millones a repartir entre tres hijos podr¨ªa pagar el 70% menos.
O nos sumamos a quienes quieren privarnos de instrumentos para fomentar la igualdad de oportunidades o apoyamos a decenas de entidades como C¨¢ritas, Favc, Attac, CC OO o UGT, contrarias a ampliar las diferencias sociales. En media Espa?a se opt¨® por lo primero y el desigual despliegue de la ley de dependencia lo demuestra. El dilema de la Generalitat es si despliega pol¨ªticas sociales compatibles con una reforma razonable del impuesto o permite que dejen de pagar esos millonarios que algunos definen como clases medias, si hacemos pol¨ªticas de progreso u optamos por un giro a la derecha. Sin lugar a dudas, una cuesti¨®n de opciones.
Joan Herrera es secretario general de ICV.
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