Figones del porvenir
El anuncio hecho en su d¨ªa por el presidente Zapatero de una Ley de Econom¨ªa Sostenible para cambiar el actual modelo econ¨®mico -cuyos fallos e insuficiencias ser¨ªan la causa de la crisis- suscit¨® a la vez las resabiadas suspicacias de quienes temen los efectos perversos de la ingenier¨ªa social y los desmesurados entusiasmos de los creyentes en la capacidad estatal para promover esas transformaciones. Marx se tom¨® a chacota -en la segunda edici¨®n alemana de El capital- las cr¨ªticas que le reprochaban haberse limitado a un an¨¢lisis de los datos en lugar de preparar nuevas recetas culinarias para los figones del porvenir; sin embargo, el llamado socialismo realmente existente del siglo XX, que invoc¨® el nombre de Marx en vano, fue el para¨ªso terrenal del m¨¢s despilfarrador arbitrismo econ¨®mico.
La oposici¨®n afirma que la Ley de Econom¨ªa Sostenible es una maniobra de diversi¨®n propagand¨ªstica
El pleno del pasado mi¨¦rcoles dedicado a exponer las grandes l¨ªneas de la Ley de Econom¨ªa Sostenible, que ser¨¢ complementada en lo que resta de legislatura por la reforma laboral y otras normas sobre jubilaciones, pensiones, justicia, vivienda, energ¨ªa, educaci¨®n e investigaci¨®n y desarrollo, rebaj¨® los temores y las expectativas. La futura ley ser¨¢ un conjunto de medidas -m¨¢s o menos articuladas- para acelerar la salida de la crisis y para crear escenarios alternativos a la actividad empresarial tras la ca¨ªda inmobiliaria. El amplio espacio ocupado en el debate parlamentario por la reforma del mercado laboral, una cuesti¨®n formalmente ajena a la agenda del d¨ªa, es la mejor prueba de que el Gobierno y la oposici¨®n no desean especular sobre los platos de la nueva cocina del futuro, sino ocuparse del pan nuestro de cada d¨ªa.
Los esfuerzos del Gobierno por presentar la Ley de la Econom¨ªa Sostenible como el instrumento de un cambio de modelo productivo (casi un modo de producci¨®n marxiano) de alcance hist¨®rico no se compadecen con los contenidos de la norma, orientados a buscar nuevos yacimientos para la inversi¨®n, aumentar la productividad y mejorar la competitividad internacional en el marco de una econom¨ªa globalizada que impone por doquier las pautas del crecimiento y del intercambio.
Varios portavoces parlamentarios descalificaron el prop¨®sito propagand¨ªstico de la iniciativa legal. En las democracias medi¨¢ticas, los pol¨ªticos conf¨ªan a sus asesores de comunicaci¨®n (los spin doctors anglosajones) el dise?o y la ejecuci¨®n de las estrategias para ganar debates parlamentarios y batallas electorales. Pero los profesionales de la propaganda, cuyo oficio es construir historias al estilo de los viejos relatos del pasado capaces de dar sentido a los acontecimientos como si formasen parte de un mismo designio, no siempre consiguen -veremos lo que ocurre en esta ocasi¨®n- que las medidas adoptadas en beneficio del poder sean vistas como el ambicioso y coherente despliegue de una voluntad transformadora al servicio de las generaciones presentes y futuras.
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