Cobrar impuestos a los especuladores
Es hora de echar arena a las ruedas de las finanzas. ?Deber¨ªamos usar los impuestos para frenar la especulaci¨®n financiera? S¨ª, dicen las autoridades brit¨¢nicas, que supervisan la City de Londres, uno de los dos grandes centros bancarios del mundo. Otros Gobiernos europeos se muestran de acuerdo, y tienen raz¨®n.
Por desgracia, las autoridades estadounidenses -en especial el secretario del Tesoro Timothy Geithner- se oponen rotundamente a la propuesta. Esperemos que recapaciten: gravar las transacciones financieras es una idea de lo m¨¢s oportuna en este momento.
El debate se inici¨® en agosto, cuando Adair Turner, m¨¢ximo regulador financiero brit¨¢nico, propuso un impuesto sobre las transacciones financieras como forma de disuadir actividades "socialmente in¨²tiles". La propuesta atrajo a Gordon Brown, el primer ministro brit¨¢nico, que decidi¨® presentarla este mes en la reuni¨®n del Grupo de las 20 econom¨ªas m¨¢s importantes.
Una 'tasa Tobin' podr¨ªa formar parte del proceso para deshinchar nuestro inflado sector financiero
?Por qu¨¦ es ¨¦sta una buena idea? La propuesta de Turner-Brown es la versi¨®n moderna de una idea lanzada en 1972 por el fallecido James Tobin, economista de Yale y ganador del Premio Nobel. Tobin sosten¨ªa que la especulaci¨®n monetaria -dinero que se mueve a escala internacional para apostar por las fluctuaciones de los tipos de cambio- ten¨ªa un efecto perturbador en la econom¨ªa mundial. Para reducir estas perturbaciones, propon¨ªa cobrar un peque?o impuesto cada vez que se cambiase moneda.
Dicho impuesto representar¨ªa un gasto sin importancia para quienes se dedicasen al comercio internacional o realizasen inversiones a largo plazo; pero supondr¨ªa una importante traba para quienes intentasen ganar d¨®lares (o euros o yenes) r¨¢pidamente prediciendo la evoluci¨®n de los mercados en unos d¨ªas o unas semanas. Como dec¨ªa Tobin, "arrojar¨ªa un poco de arena a las ruedas bien engrasadas" de la especulaci¨®n.
La idea de Tobin no cuaj¨® en su d¨ªa. M¨¢s tarde, para gran disgusto suyo, se convirti¨® en el caballo de batalla preferido de la izquierda antiglobalizaci¨®n. Pero la propuesta de Turner y Brown, seg¨²n la cual se aplicar¨ªa la tasa Tobin a todas las transacciones financieras -no s¨®lo a las que impliquen divisas extranjeras-, sigue en gran medida la estela de Tobin. Ser¨ªa un gasto sin importancia para los inversores a largo plazo, pero frenar¨ªa gran parte de las compras y ventas para generar comisiones que ahora tienen lugar en nuestros hiperactivos mercados financieros.
Esto ser¨ªa malo si la hiperactividad financiera fuese productiva. Pero, tras el desastre de los dos ¨²ltimos a?os, son muchos -casi todos los que no reciben su paga del sector financiero, me siento tentado a decir- los que est¨¢n de acuerdo con la afirmaci¨®n de Turner de que buena parte de lo que hacen Wall Street y la City es "socialmente in¨²til".
Y el impuesto sobre las transacciones podr¨ªa generar ingresos considerables, y de ese modo, calmar los temores que suscita el d¨¦ficit p¨²blico. ?Qu¨¦ objeciones se le puede poner?
El principal argumento que esgrimen quienes se oponen al impuesto sobre las transacciones financieras es que ser¨ªa inviable porque los agentes encontrar¨ªan formas de evitarlo. Tambi¨¦n hay quien sostiene que no har¨ªa nada para frenar la conducta socialmente perjudicial que provoc¨® la actual crisis. Pero ninguna de esas afirmaciones resiste un examen a fondo.
Respecto a la aserci¨®n de que no se pueden gravar las transacciones financieras: la contrataci¨®n actual es un asunto muy centralizado. Consideremos, por ejemplo, la propuesta original de Tobin de gravar las operaciones de cambio. ?C¨®mo se podr¨ªa hacer, cuando hay operadores de divisas en todo el mundo? La respuesta es que, aunque hay operadores por todas partes, la mayor¨ªa de sus transacciones se realizan -es decir, se pagan- en una ¨²nica instituci¨®n con sede en Londres. Esta centralizaci¨®n mantiene bajo el coste de las transacciones, y eso es lo que hace posible la enorme cantidad de tejemanejes. Sin embargo, tambi¨¦n hace que estas transacciones sean relativamente f¨¢ciles de identificar y gravar.
?Y respecto a la aseveraci¨®n de que un impuesto sobre operaciones financieras no resuelve el verdadero problema? Es cierto que un impuesto sobre las operaciones no habr¨ªa impedido que los prestamistas concedieran pr¨¦stamos malos, ni que los cr¨¦dulos inversores compraran los residuos t¨®xicos respaldados por dichos pr¨¦stamos.
Pero las malas inversiones no son toda la historia de esta crisis. Lo que convirti¨® esas malas inversiones en cat¨¢strofe fue la excesiva dependencia que el sistema tiene del dinero a corto plazo.
Como han demostrado Gary Gorton y Andrew Metrick, de la Universidad de Yale, en 2007 el sistema bancario estadounidense depend¨ªa esencialmente de las transacciones "repo", en las que las instituciones financieras venden activos a los inversores prometi¨¦ndoles recomprarlos al cabo de poco tiempo (a menudo, un solo d¨ªa). Las p¨¦rdidas en los activos subpreferenciales y en otros activos desencadenaron una crisis bancaria porque socavaron este sistema: se produjo una "retirada masiva de repos".
Y un impuesto sobre las transacciones financieras, al desincentivar la dependencia de la financiaci¨®n a plazo ultracorto, habr¨ªa hecho mucho menos probable esa retirada masiva. Por consiguiente, en contra de lo que afirman los esc¨¦pticos, dicho impuesto habr¨ªa ayudado a prevenir la crisis actual, y podr¨ªa ayudarnos a evitar que se repita en el futuro.
?Resolver¨ªa una tasa Tobin todos nuestros problemas? Por supuesto que no. Pero podr¨ªa formar parte del proceso para deshinchar nuestro inflado sector financiero. En esto, como en otras cuestiones, el Gobierno de Obama necesita liberar su mente del yugo de Wall Street.
? New York Times Service, 2008.
Traducci¨®n de News Clips.
Paul Krugman es profesor de Econom¨ªa en la Universidad de Princeton y premio Nobel de Econom¨ªa 2008.
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