?ltima ocasi¨®n para salvar el clima
La negativa de China e India a auditar sus emisiones ser¨¢ el principal escollo a salvar.- La presencia de 100 jefes de Estado y de Gobierno dispara el optimismo
El reto de la Cumbre del Clima de Copenhague es descomunal: conseguir una nueva forma de usar la energ¨ªa para estabilizar el clima del planeta, sustituir el petr¨®leo por renovables, salvar los bosques tropicales... M¨¢s de dos siglos despu¨¦s, el mundo busca una nueva revoluci¨®n industrial. Por eso 100 jefes de Estado y de Gobierno -el presidente de EE UU, el primer ministro chino, el de la India, los 27 de la UE...- acudir¨¢n a la capital danesa a las complejas negociaciones del clima que hoy comienzan y que se prolongar¨¢n hasta el ¨²ltimo segundo del pr¨®ximo d¨ªa 18. El optimismo se ha instalado en Copenhague despu¨¦s de que Obama anunciase que llegar¨¢ los ¨²ltimos d¨ªas a cerrar un acuerdo. Como resumi¨® ayer el secretario de Naciones Unidas para el cambio clim¨¢tico, Yvo de Boer: "Los jefes de Estado vienen a celebrar ¨¦xitos, no a firmar fracasos".
La ONU: "Los presidentes vienen a celebrar ¨¦xitos, no a firmar fracasos"
"Nunca en los 17 a?os de las negociaciones del clima los pa¨ªses hab¨ªan hecho tantos anuncios", declar¨® De Boer en la presentaci¨®n de la cumbre. En las ¨²ltimas semanas, EE UU se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero alrededor de un 17% en 2020 respecto a 2005; China anunci¨® que frenar¨¢ el aumento de sus emisiones y que dentro de 10 a?os por cada punto de PIB emitir¨¢ un 40% menos, y que en 2050 un tercio de su energ¨ªa ser¨¢ renovable; algo parecido ha anunciado India. La UE, que estaba ya comprometida a reducir sus emisiones un 20% respecto a 1990 sopesa ahora ir al 30%. Jap¨®n, Australia, Brasil, M¨¦xico, todo el mundo llega a Copenhague con compromisos, con los deberes casi hechos. A la vez, todos admiten que no habr¨¢ un tratado vinculante que sustituya al de Kioto, algo que se deja para la mitad de 2010 o el pr¨®ximo noviembre en M¨¦xico.
La presencia de todos los jefes de Estado (sin precedentes para un tema ambiental desde la cumbre de R¨ªo, en 1992) augura que habr¨¢ un acuerdo pol¨ªtico con contenido. Los presidentes son los ¨²nicos que pueden tomar decisiones tan complejas. Son los que no tienen que levantar el tel¨¦fono para pedir autorizaci¨®n. La ONU considera que Copenhague ser¨¢ "un punto de inflexi¨®n en la lucha para prevenir el desastre clim¨¢tico".
La expectaci¨®n es tan alta que la ONU ha suspendido la acreditaci¨®n de periodistas al llegar a 5.000. Esto, sumado a los 20.000 delegados y observadores (ONG, ecologistas, sindicatos...) y las comitivas de los principales l¨ªderes mundiales pondr¨¢ a prueba a una ciudad poco acostumbrada a sobresaltos. En octubre, cuando Obama, Lula y Zapatero llegaron a Copenhague a pugnar por los Juegos Ol¨ªmpicos de 2016 Copenhague se vio paralizada. Ayer la organizaci¨®n dio las primeras muestras de verse desbordada.
"La reducci¨®n de emisiones anunciada por los pa¨ªses en desarrollo se sit¨²a entre el 17% y el 20%", explica la secretaria de Estado de Cambio Clim¨¢tico, Teresa Ribera. Se acerca al m¨ªnimo del 25% que pide para ellos el Panel Intergubernamental de Cambio Clim¨¢tico (IPCC). Las grandes potencias emergentes, puestas como ejemplo por los ecologistas y la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, tambi¨¦n est¨¢n en el rango que pide para ellos el IPCC, aunque sus n¨²meros no est¨¢n tan claros.
Las pegas se centran ahora en la financiaci¨®n y la transparencia. Los pa¨ªses en desarrollo exigen cantidades ingentes de dinero para adaptarse al cambio clim¨¢tico -y muchos de ellos, como EE UU, a¨²n no han dicho cu¨¢nto est¨¢n dispuestos a poner-. Por su parte, los pa¨ªses ricos piden a China, India, Brasil o Sur¨¢frica que la ONU pueda auditar sus emisiones. Sin embargo, el viernes pasado, los cuatro anunciaron conjuntamente que no permitir¨¢n que eso suceda. Especialmente China considera eso como una intromisi¨®n en su soberan¨ªa (a trav¨¦s de las emisiones de CO2 se puede inferir la pol¨ªtica econ¨®mica de un pa¨ªs). Los negociadores de Obama y de la UE han declarado que ese punto es clave y que sin transparencia no habr¨¢ financiaci¨®n. EE UU -con Clinton, Bush y Obama- siempre condicion¨® su apoyo a la lucha internacional contra el cambio clim¨¢tico a que Pek¨ªn estuviera en ella. Obama s¨®lo cambi¨® su agenda cuando China anunci¨® que aceptaba limitar sus emisiones.
Aunque el momento pol¨ªtico es propicio, el social no tanto. Desde 2007 no se baten r¨¦cords de deshielo ni y los ¨²ltimos a?os no han sido tan c¨¢lidos. El esc¨¢ndalo del Climagate -los correos pirateados en los que un grupo de cient¨ªficos aparente manipulan los datos para exagerar el calentamiento- ha hecho el resto a favor de los escepticos. Una encuesta de Nielsen y la Universidad de Oxford afirma que el 37% de los 27.000 internautas de 54 pa¨ªses cuestionados se mostraron "muy preocupados" por el calentamiento. Hace dos a?os la cifra era del 41%. En EE UU el n¨²mero de ciudadanos concienciados ha bajado a¨²n m¨¢s. En octubre, antes del Climagate, un 57% de los estadounidenses cre¨ªan que "el planeta se est¨¢ calentando", por un 71% en abril de 2008, seg¨²n una encuesta del Pew Center.
Los cient¨ªficos ven con preocupaci¨®n que la opini¨®n p¨²blica crea en el cambio clim¨¢tico o no en funci¨®n de un dato concreto, e insisten en que el calentamiento es una tendencia, que cada ola de calor no se puede atribuir al CO2 ni un a?o fr¨ªo significa que sus predicciones est¨¦n fallando. Jens Hesselbjerg Christensen, del instituto meterol¨®gico dan¨¦s y un los autores del IPCC resume en un correo electr¨®nico: "?Ah¨ª tenemos un problema! El deshielo del ?rtico ha sido demasiado publicitado por algunos cient¨ªficos. Muchos indicios sugieren que la extrema reducci¨®n reciente se debe a cambios en la circulaci¨®n oce¨¢nica y atmosf¨¦rica. Es posible que se revierta esa tendencia los pr¨®ximos a?os. Esto no es contradictorio con el hecho de que el planeta se calienta y de que la subida ha sido mayor en el ?rtico".
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