Los doce ap¨®stoles del federalismo
El proceso de reforma del Estatuto de Catalu?a ha dado en transformarse en una lamentable comedia en la que no ha faltado de nada. Escenas de sof¨¢ con ceniceros llenos, jugosos di¨¢logos sobre cepillos y cepillados e incluso un mutis por el foro de buena parte del electorado catal¨¢n en el refer¨¦ndum para su aprobaci¨®n. Ahora, solo ahora, ante el ¨²ltimo cap¨ªtulo protagonizado por el Tribunal Constitucional y la pausada, pausad¨ªsima reflexi¨®n que viene desarrollando en los tres ¨²ltimos a?os, doce peri¨®dicos catalanes han decidido publicar un editorial conjunto para defender la dignidad de Catalu?a. El ropaje de la iniciativa a?ad¨ªa adem¨¢s el boato y la enjundia de la denuncia de una regresi¨®n en el modelo de distribuci¨®n territorial del poder.
Para defender la dignidad de Catalu?a se ha dicho que los catalanes pagan sus impuestos
Como era de esperar, la abuela se nos puso de parto y la comedia ha encontrado r¨¢pidamente una nueva l¨ªnea argumental. Los guionistas de Flashforward no saben el fil¨®n que se est¨¢n perdiendo. Los supertaca?ones de Madrit salieron inmediatamente en defensa de la dignidad de la Constituci¨®n y de los espa?oles. Es el triunfo definitivo del tomate y de la salsa rosa. La dignidad de unos y otros en portada y a todo color. Por ese lado no hay remedio, as¨ª que r¨ªndanse o env¨ªen un sms y volvamos al editorial conjunto.
En Euskadi, y a pesar de no tener costumbre, han surgido palmeros insospechados de esa iniciativa. Porque, aunque ha pasado casi desapercibido, uno de los argumentos esgrimidos para defender la dignidad de Catalu?a es que los catalanes pagan sus impuestos. Por si no queda claro, el editorial a?ade: "sin privilegio foral". Literalmente. ?Toma dignidad! Y en Euskadi d¨¢ndole palmas. No me lo explico; as¨ª, no es de extra?ar que Basagoiti lo tenga dif¨ªcil. Puede que suceda ya como con las risas enlatadas de las comedias televisivas, que el bot¨®n de los aplausos se aprieta sin atender al contenido de los di¨¢logos.
Me parece oportuna, urgente incluso, la defensa de un modelo m¨¢s abierto y plural del Estado frente a los impulsos centralizadores de quienes siguen viviendo en el sue?o imperial. El problema es que este intento no me lo creo. Esa impl¨ªcita denuncia del "privilegio foral" es reveladora. Y as¨ª, se queda en una versi¨®n refinada del popular qu¨¦ hay de lo m¨ªo o el que venga detr¨¢s que arree. La misma actitud que ha venido condicionando el desarrollo del Estado de las Autonom¨ªas, con la que hasta los sucesivos titulares del Gobierno de Espa?a, y su contraparte, negocian transferencias en funci¨®n de sus necesidades (el ¨²ltimo cap¨ªtulo, a prop¨®sito de la transferencia de empleo, es s¨®lo un ejemplo m¨¢s). La misma actitud que rige nombramientos y recusaciones en el Alto Tribunal. La misma actitud que impide afrontar una reforma constitucional de la ambigua e incompleta soluci¨®n por la que se opt¨® en la Transici¨®n, probablemente para evitar -entonces y ahora- enfrentar los m¨²ltiples y particulares demonios que nos acechan en este punto, optando as¨ª por el atajo de las reformas estatutarias para remedar una reforma constitucional de facto. Los ap¨®stoles gritando a los postres y Rouco secuestrando a Jesucristo. Vamos tirando.
Alfredo Retortillo es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la UPV-EHU.
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