"Bell¨ªsima mujer sin coraz¨®n"
Julio Manuel de la Rosa publica sin cortes una novela que le mutil¨® la censura
"Lo mejor de lo mejor, la crema de la crema de la ciudad lev¨ªtica, la muy Noble e Invicta tierra de Mar¨ªa Sant¨ªsima, antiguo y floreciente y m¨ªtico puerto para el Nuevo Mundo, llamada en aquellos tiempos heroicos la Babilonia del Sur, bell¨ªsima mujer sin coraz¨®n...". La serie de palabras contin¨²a con su retrato de Sevilla. Todas ellas fueron tachadas y eliminadas por la censura franquista.
Corr¨ªan los a?os setenta y Julio Manuel de la Rosa (Sevilla, 1935) no pudo publicar entera su novela Fin de semana en Etruria. La novela gan¨® el Premio S¨¦samo en 1971. Se public¨® un a?o despu¨¦s tras recibir cortes decisivos de manos de la censura. La editorial Algaida acaba de reeditar la obra. Pero, esta vez, Fin de semana en Etruria aparece en una versi¨®n ¨ªntegra. Para que el lector tenga constancia de los cortes aplicados y del nivel mental y moral de los censores, las partes cercenadas est¨¢n marcadas en gris y con un trazo horizontal.
"Etruria es el Aljarafe de la posguerra, donde tuve el para¨ªso de mi infancia"
De la Rosa opina que la reedici¨®n de esta novela "es necesaria por varios motivos". "El primer motivo, y perd¨®n por la pedanter¨ªa, es did¨¢ctico. Al aparecer en este texto de Algaida subrayado el material censurado, les podemos dar ocasi¨®n a los lectores nacidos en la democracia de que vean lo rid¨ªculo y lamentable de la censura", explica el novelista.
"En segundo lugar, la reedici¨®n me devuelve a un hijo mutilado. Porque le quitaron 15 folios a la novela. Si le quitas 15 folios a La monta?a m¨¢gica es feo, pero la novela se defiende. En cambio, si le quitas 15 folios a una novela de 150... Hay que tener en cuenta la estructura tan de relojer¨ªa, tan meticulosa que tiene una novela corta o, al menos, mis novelas cortas. Hablamos del 10% de la obra", se?ala De la Rosa.
Aquellos a?os en los que el franquismo agonizaba manten¨ªan vivas las llamas de la censura. "Fueron tiempos de horrores que hicieron un da?o tremendo", resume De la Rosa. "Todav¨ªa existen ramalazos de censura, pero no creo que lleguemos nunca a lo de aquella ¨¦poca", dice. ?Cu¨¢les son los ramalazos de censura de hoy? "El best-seller, el confundir intencionadamente ¨¦xito con calidad, la obsesi¨®n por la venta, el arrinconar las obras literarias de calidad en el ¨²ltimo lugar del escaparate, la falta de lectura atenta por parte de la cr¨ªtica... Todo eso es d¨¦ficit y censura", afirma el novelista.
Fin de semana en Etruria reflexiona sobre la maldici¨®n de la Guerra Civil, que llena de sangre los campos andaluces. De la Rosa relata que la novela parte "de una necesidad importante". "Escrib¨ª la novela por mi condici¨®n de ni?o de la posguerra y mi condici¨®n de hijo de un abogado represaliado cuyas ideas pol¨ªticas le costaron muy caras: a ¨¦l y a toda su familia. Tambi¨¦n la escrib¨ª por culpa de un escritor al que he admirado much¨ªsimo, Albert Camus, que era el santo laico de nuestra juventud. Unas palabras suyas eran para m¨ª y mis amigos como el Evangelio: 'Nosotros, escritores del siglo XX, s¨®lo tenemos una justificaci¨®n si es que tenemos alguna: hablar en nombre de aquellos que no pueden hacerlo", evoca De la Rosa.
"Etruria es el paisaje de mi infancia. Un condado como el Yoknapatawpha de William Faulkner en el que he ubicado casi todas mis novelas. Etruria es un pueblo que vive en un bosque sagrado, nunca conquistado y, sin embargo, vencido desde el punto de vista del mundo. Sus habitantes convierten esa derrota en victoria desde el punto de vista interior", relata.
"Etruria se puede localizar cogiendo el coche. Los restos de Etruria se pueden visitar hoy piedra por piedra. Lo que pasa es que Etruria est¨¢ profanado por las urbanizaciones, los restaurantes y el ruido. Etruria es el Aljarafe de la posguerra, donde tuve el para¨ªso de mi infancia, que es el ¨²nico para¨ªso que existe", concluye.
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