"Cre¨ª que iba a volar el avi¨®n y no lo pens¨¦ dos veces"
EE UU considera un h¨¦roe al cineasta holand¨¦s que neutraliz¨® al terrorista
Si los actos heroicos son fruto del arrojo y de una oportuna lucidez, y si la uni¨®n hace de verdad la fuerza, el relato humano del atentado frustrado de Detroit ejemplifica a la perfecci¨®n ambos supuestos. En este caso, el papel de h¨¦roe principal le corresponde a Jasper Schuringa, un pasajero holand¨¦s de 32 a?os. Iba sentado en la butaca 20 G, al otro lado de la misma fila que Umar Farouk Abdulmutallab, el ciudadano nigeriano sospechoso de preparar una explosi¨®n a bordo del vuelo 253 de la compa?¨ªa Northwest Airlines operado por Delta.
Al ver el fuego, el ciudadano de Amsterdam salt¨® sobre los cuatro viajeros del centro y se abalanz¨® sobre ¨¦l. "Ese hombre ten¨ªa la pierna ardiendo y me asust¨¦. Cre¨ª que trataba de volar el avi¨®n, as¨ª que me lanc¨¦ para pararle", ha dicho desde Miami, adonde sigui¨® vuelo despu¨¦s de aterrizar. Director de cine, bien parecido, en buena forma y con un ingl¨¦s aceptable, Schuringa fue entrevistado enseguida por la cadena CNN. La televisi¨®n estadounidense quer¨ªa que completara con su versi¨®n una imagen exclusiva tomada a bordo con un tel¨¦fono m¨®vil. Muestra la detenci¨®n de Abdulmutallab por la polic¨ªa dentro del aparato.
"Hab¨ªa fuego y ped¨ª agua a gritos. Los pasajeros lanzaron la de sus botellines"
"Le llevamos entre todos a la parte delantera. Todos hemos sido h¨¦roes"
Quit¨¢ndole importancia a lo que hab¨ªa hecho, el holand¨¦s record¨® su primera visi¨®n del fuego, que llegaba al techo, saliendo del cuerpo del sospechoso. Tambi¨¦n el impulso irrefrenable que le llev¨® a intentar apagar las llamas con las manos, y a buscar el posible explosivo al comprender que se trataba de un atentado. "Hab¨ªa fuego bajo el asiento y ped¨ª agua a gritos. El sujeto ten¨ªa los pantalones rotos y algo pegado a su pierna. La tripulaci¨®n vino con un extintor, y otros pasajeros lanzaron la de sus botellines para sofocar el incendio. La gente gritaba, y conseguimos pararle. Luego lo cog¨ª por la cabeza y le llevamos entre varios a la parte delantera. All¨ª estuvo hasta el aterrizaje. Aqu¨ª hemos sido todos unos h¨¦roes", reconoci¨® ante las c¨¢maras.
Al final de su intervenci¨®n, y casi pidiendo disculpas, s¨®lo dijo que esperaba pasar "unas vacaciones tranquilas en Miami, con mis amigos", que a eso hab¨ªa ido.
Lo que Schuringa no recordaba, lo fueron contando otros pasajeros a medida que iban desembarcando. Parece que Abdulmutallab estuvo unos 20 minutos en el ba?o poco antes de llegar a Detroit. A su regreso, dijo que ten¨ªa una descomposici¨®n intestinal y se puso una manta sobre las piernas. Todo sin llamar la atenci¨®n. Poco despu¨¦s, sin embargo, empezaron los gritos. "Yo estaba en la parte de atr¨¢s del avi¨®n y o¨ªmos unas voces. La tripulaci¨®n corr¨ªa por los pasillos, y al ver los extintores y la expresi¨®n del personal del vuelo, comprendimos la gravedad de los hechos", record¨® Richelle Keepman, una pasajera holandesa. Otra viajera dijo que el sospechoso "ten¨ªa toda la pierna quemada". S¨®lo en un punto difieren los recuerdos de Jasper Schuringa y los de varios viajeros. El holand¨¦s dijo que el sospechoso "no hablaba y parec¨ªa en trance a pesar de estar quem¨¢ndose". Seg¨²n otras versiones, "se levant¨® forcejeando y gritando algo sobre Afganist¨¢n".
En su tierra, la actuaci¨®n del "h¨¦roe holand¨¦s" ha merecido una respuesta contenida. Sus padres, muy orgullosos, a¨²n no han podido superar el susto por lo que hubiera podido suceder. "No queremos ni pensarlo, si en un segundo todo cambia y llega a haber una explosi¨®n a bordo", han reconocido.
En plenas vacaciones navide?as, la palmada en la espalda de car¨¢cter institucional ha corrido a cargo de Wouter Bos. Superministro de Hacienda y primer ministro en funciones, llam¨® a Jasper Schuringa para transmitirle "el reconocimiento del Gobierno por el papel que hab¨ªa jugado en el incidente". Un sobrio cumplido criticado por la oposici¨®n liberal de derecha (la coalici¨®n en el poder la forman democristianos, socialdem¨®cratas y calvinistas). Ivo Opstelten, presidente liberal, ha lamentado que las autoridades "no den la cara e informen mejor a la poblaci¨®n", para evitar la desconfianza general.
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