Las armas las carga el diablo
Ayer se aprob¨® en el Parlamento la nueva ley gallega de cajas de ahorros con el voto favorable de populares y nacionalistas y la cerrada oposici¨®n del Partido Socialista. A partir de ahora se abre un vertiginoso proceso pol¨ªtico que har¨¢ aflorar con toda nitidez los verdaderos intereses en juego, los diversos modelos existentes para reorganizar nuestro sistema financiero y las diferentes estrategias para implementarlos. Sin embargo, no esperen ustedes un debate serio y riguroso, porque la doctrina invocada por los distintos actores en presencia para respaldar sus objetivos no ha de estar necesariamente sometida a una prueba emp¨ªrica seria. O quiz¨¢ no necesite siquiera ser convincente. Lo importante es que cada cual tenga una doctrina alegable a mano; es esta disponibilidad y no la sustancia lo que sirve a los diferentes intereses en litigio.
Si el Banco de Espa?a o un recurso del Estado paran la fusi¨®n, se abrir¨ªa una crisis institucional
Pero, claro est¨¢, en democracia todo tiene un l¨ªmite. Cuando el secretario general de los socialistas gallegos, Pachi V¨¢zquez, afirma, para justificar su voto en contra de la nueva ley, que Feij¨®o quiere controlar las cajas de ahorros y ¨¦l est¨¢ para imped¨ªrselo, ha traspasado ese l¨ªmite que deber¨ªa ser infranqueable. Porque el m¨¢ximo dirigente socialista no puede oponerse seriamente a que el poder pol¨ªtico democr¨¢tico (Parlamento) surgido de las urnas tenga influencia sobre las decisiones estrat¨¦gicas que se adopten con el ahorro de todos los gallegos. Esto es lo sustancial, la presidencia de la Xunta por parte de N¨²?ez Feij¨®o s¨®lo es coyuntural, circunstancial.
Utilizando el argumento de V¨¢zquez, el Partido Socialista podr¨ªa oponerse al traspaso de competencias a Galicia porque van a ser gestionadas por Feij¨®o, o rechazar la nueva financiaci¨®n auton¨®mica porque aumenta los recursos econ¨®micos de la Xunta, de lo que podr¨ªa aprovecharse N¨²?ez Feij¨®o para consolidar su posici¨®n pol¨ªtica. Los ejemplos podr¨ªan prolongarse hasta el infinito.Tampoco parece muy serio oponerse a la ley alegando que se ha hecho precipitadamente, cuando el Partido Socialista vot¨® favorablemente a que la nueva norma se aprobara mediante tr¨¢mite de urgencia.
Estoy convencido que ¨¦stas no pueden ser las razones que sustentan la posici¨®n socialista, y tengo tambi¨¦n la convicci¨®n de que tal decisi¨®n no ha sido tomada en solitario por Pachi V¨¢zquez, sino que cuenta con el respaldo, cuando no con el incentivo, de las altas esferas del PSOE y del Gobierno. Basta haber le¨ªdo las reiteradas declaraciones que ha realizado Jos¨¦ Blanco en los ¨²ltimos meses para despejar cualquier duda al respecto. De cualquier modo pronto caer¨¢n todas las m¨¢scaras y en un breve plazo de tiempo conoceremos tambi¨¦n a qui¨¦nes mueven los hilos y qui¨¦nes son las marionetas.
Hasta ahora sabemos que el Bloque, cuya coherencia es necesario destacar, fue el autor de la iniciativa que ayer vot¨® el Parlamento y que ha defendido siempre la creaci¨®n de una nueva caja como resultado de las dos ahora existentes, blindada contra eventuales absorciones futuras. Sabemos tambi¨¦n que, pese a las vacilaciones iniciales, el PP apuesta por la fusi¨®n de Caixa Galicia y Caixanova, pero no conocemos con seguridad si el partido conservador acepta esta situaci¨®n como definitiva, o si Feij¨®o y los suyos contemplan esta fusi¨®n como una soluci¨®n intermedia para abordar posteriormente nuevas alianzas que alejen de Galicia los centros de decisi¨®n financiera.
Finalmente, si nos atenemos a las declaraciones de los responsables socialistas, no parece que ¨¦stos hayan tirado la toalla ni que la batalla haya terminado con la votaci¨®n realizada ayer en el Parlamento. Pero el Partido Socialista deber¨ªa ser prudente y medir muy bien los pasos que va a dar a partir de ahora. Porque si el proceso de fusi¨®n fracasara debido a la oposici¨®n injustificada del Banco de Espa?a, o a la presentaci¨®n por parte del Gobierno de un recurso de inconstitucionalidad que suspender¨ªa la ley durante seis meses -con la posibilidad de pr¨®rroga-, dando tiempo a que algunas de las cajas gallegas ponga en marcha alianzas con entidades financieras for¨¢neas privando a Galicia de los centros de decisi¨®n sobre nuestro sistema financiero, entonces, que nadie se equivoque, no estar¨ªamos ante un fracaso de Feij¨®o, sino ante una crisis institucional entre Santiago y Madrid que ser¨ªa percibida como una agresi¨®n del Gobierno contra nuestros intereses vitales, utilizando para ello los resortes del Estado. Mucho cuidado, que las armas las carga el diablo.
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