El sue?o de la raz¨®n produce jueces
Esta ma?ana se siente tristeado, y aunque ya estemos en el d¨ªa de Reyes, oyendo la m¨²sica rasgada de los papeles de regalo, y, en consecuencia, hayan pasado demasiadas horas desde que la polic¨ªa desalojara a los okupas del Patio Maravillas, Juan Urbano me jura que a¨²n le escuecen en los ojos las im¨¢genes que vio ayer en la plaza del Dos de Mayo, de la que los manifestantes que protestaban por el desahucio salieron en procesi¨®n por lo civil hasta la calle del Pez, donde piensan volver a montar su comunidad. En el lenguaje de Juan Urbano, a quien, como ya saben, le gustan los c¨®cteles de palabras, estar tristeado significa que uno est¨¢ mitad triste y mitad asqueado. Y yo creo que tiene sus razones para las tres cosas.
A esos j¨®venes que no son delincuentes les tratan como tales y protegen al due?o del edificio
-Es que f¨ªjate qu¨¦ mundo -dice-. El despliegue policial fue tan desproporcionado que parec¨ªa que iba a empezar una guerra. Y a esos j¨®venes que no son delincuentes les tratan como si lo fueran, mientras protegen al due?o del edificio, del que prefiero no decir nada, con lo cual ya te lo estoy diciendo todo. Pero f¨ªjate que inversi¨®n de papeles, ?no? El que est¨¢ dentro de la Ley es el propietario, un hombre sospechoso de varios delitos urban¨ªsticos, que ha tenido que sentarse en el banquillo por supuestas irregularidades en la modificaci¨®n parcial del plan urban¨ªstico de Boadilla del Monte, por ejemplo, y est¨¢ procesado por tr¨¢fico de influencias, negociaci¨®n prohibida y uso de informaci¨®n privilegiada en el municipio de Alcorc¨®n. Y los que est¨¢n fuera de la ley son esos chicos que se dedicaban a dar peligros¨ªsimos talleres de m¨²sica, o clases de espa?ol para inmigrantes.
Le digo que s¨ª, que tiene raz¨®n, pero que si el due?o del inmueble ha puesto una denuncia y el Juzgado ha mandado que se lo devuelvan, qu¨¦ va a hacer la polic¨ªa.
-Eso es -insiste-, ah¨ª est¨¢ el problema, en que la ley defienda a los especuladores y persiga a los que no tienen casa, porque el movimiento okupa naci¨® por eso, porque la gente se cansa de no poder tener d¨®nde caerse viva, de que el producto de su trabajo se lo queden los banqueros y el resto de vampiros de estas sociedades en los que la propiedad privada lo justifica todo, as¨ª que si eres ese tipo que tiene a su nombre los papeles del ex-Patio Maravillas, el espacio es tuyo, aunque sea para mantenerlo cerrado; y si eres aquel est¨²pido japon¨¦s millonario que hab¨ªa comprado un Van Gogh, puedes hacer que lo entierren contigo cuando te mueras, que para eso lo has pagado. A los griegos se les cay¨® el Parten¨®n y a los romanos el Capitolio, pero el siglo XXI tiene la moral en ruinas. Por eso los l¨ªderes mundiales siguen carg¨¢ndose el planeta y al director de Greenpeace en Espa?a lo tienen preso un mes los daneses y el Gobierno espa?ol no exige que lo suelten inmediatamente.
En el Patio Maravillas hab¨ªa desde una asesor¨ªa laboral hasta una sala de ensayos, pasando por un cine, un coro, un taller de idiomas y otro de cuentos, un comedor, una cafeter¨ªa y un laboratorio de nuevas tecnolog¨ªas. ?Qu¨¦ va a haber ahora? Nada, otra casa vac¨ªa que espera llenar de dinero a su due?o, al que proteg¨ªa en la calle del Acuerdo una legi¨®n de polic¨ªas antidisturbios. Un vecino de la calle de la Palma abri¨® su balc¨®n y puso La Marsellesa a todo volumen, pero los agentes no bailaron. En lugar de eso, se dedicaron a identificar a los que se atrev¨ªan a protestar, como quien dice: ten cuidado con lo que haces, podr¨ªas meterte en problemas. A ver si vas a acabar en la c¨¢rcel, como el de Greenpeace.
Los okupas piensan montar su nuevo proyecto en un edificio de la calle del Pez que lleva a?os vac¨ªo, porque eso es posible, mientras que lo que le ofrec¨ªa el ¨¢rea de Urbanismo y Vivienda del Ayuntamiento era absurdo: una parcela, algo tan absurdo que no merece ni un comentario.
Ojal¨¢ el edificio de la calle del Pez sea a¨²n mejor que el de la calle del Acuerdo. Ojal¨¢ Madrid deje de estar llena de casas deshabitadas. Ojal¨¢ los jueces dejen de ser demasiado a menudo lo contrario de la justicia, porque esto ha llegado a un punto que podr¨ªa pintar Goya mojando el pincel en el bote del color negro: el sue?o de la raz¨®n produce jueces. Ojal¨¢ la especulaci¨®n sea un delito, y deje de serlo protestar contra ella. Qui¨¦n sabe, igual en este 2010 algo de eso sucede.
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