Cuba se cuela en la gala del Real
De mensaje subliminal a comidilla. Se la han colado a Presidencia del Gobierno o intencionalmente se quer¨ªa decir cu¨¢l es la prioridad del caso cubano dentro de las tareas espa?olas al frente de la Uni¨®n. ?Qu¨¦ pintaban dos cubanos en escena? Anoche, al terminar la Gala Inaugural de la Presidencia Espa?ola de la Uni¨®n Europea en el Teatro Real de Madrid, poca explicaci¨®n razonable o plausible ten¨ªa que participaran en car¨¢cter de estrellas dos primeros bailarines cubanos, miembros del Ballet Nacional de Cuba y uno de ellos muy cercano a Alicia Alonso y a la cultura oficialista del r¨¦gimen cubano. Se vio anoche una versi¨®n de la ya famosa e hist¨®rica "diplomacia del pimp¨®n" que regl¨® los albores de las relaciones diplom¨¢ticas entre China y Estados Unidos, como tambi¨¦n ha existido la "diplomacia del ballet", pero en versi¨®n m¨¢s refinada, cuando en plena guerra fr¨ªa viajaron el Ballet Bolshoi de Mosc¨² y el Ballet Kirov de Leningrado a Londres y Nueva York respectivamente.
Mar¨ªa Pag¨¦s se elev¨® con su estilo y baile personal llenando el escenario
Mar¨ªa Pag¨¦s y Tamara Rojo encabezaban el elenco, y el lujoso programa de mano solamente destacaba sus dos biograf¨ªas junto a las de los artistas cubanos, Lienz Chang y Romel Fr¨®meta, todos con igual tratamiento gr¨¢fico. "?Como si no hubiera primeros bailarines espa?oles!", se pudo o¨ªr claramente en el patio de butacas una vez terminado el acto. Y el caso es que cantaba much¨ªsimo la intencionalidad y el mensaje, que en los corrillos se atribu¨ªa sin muchas dudas al ministro Moratinos. La ministra de Cultura, ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde, desconoc¨ªa los detalles del programa antes del acto.
La gala estuvo contenida y con algunos momentos de m¨¦rito, durando lo justo para un acto de estas caracter¨ªsticas. Mar¨ªa Pag¨¦s, vestida con sus propios dise?os, se elev¨® con su baile personal y su estilo, llenando el escenario con dignidad y poder¨ªo. Su compa?¨ªa y sus m¨²sicos la respaldaron con eficacia. Tamara Rojo escogi¨® mal su primera intervenci¨®n: el paso a dos del ballet Carmen del franc¨¦s Roland Petit, una coreograf¨ªa anticuada y fuera de contexto que no le va bien a su f¨ªsico ni temperamento. Este fragmento es el que interpret¨® junto a Lienz Chang, el que fuera ¨²ltimo partenaire de Alicia Alonso y todav¨ªa hoy nominalmente primer bailar¨ªn del Ballet Nacional de Cuba. Chang est¨¢ fuera de forma (duplica el peso de un bailar¨ªn de su estatura) y su presencia s¨®lo tiene justificaci¨®n en el cardado pol¨ªtico. Despu¨¦s, Rojo bail¨® con el otro isle?o: Romel Fr¨®meta, el d¨²o de Don Quijote, socorrido fragmento de bravura en una interpretaci¨®n m¨¢s que cuestionable. Tamara Rojo, una bailarina que, en teor¨ªa, est¨¢ en su esplendor, se refugi¨® en efectismos y malabares como los equilibrios y los giros m¨²ltiples, que si bien virtuosos hacen desconocer que por detr¨¢s hay un estilo y una m¨²sica que respetar.
Al final, Pag¨¦s y Rojo se reunieron frente al Coro Nacional en un apa?o, porque a aquello no se le puede llamar seriamente coreograf¨ªa: cada una por su lado, con t¨¦cnicas, ritmos y acentos diametralmente opuestos, intentando sensibilizar al venerable con ingenuas llamadas al lirismo. Se hac¨ªan acompa?ar del Himno a la alegr¨ªa, que solap¨® la conocida reducci¨®n para piano de Herbert von Karajan con una para guitarra de dudoso gusto y firmada por Rub¨¦n Lebaniegos. Los Reyes y los Pr¨ªncipes se levantaron a aplaudir y el resto de la platea les imit¨® con fervor.
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