Los or¨ªgenes
Conforme algunos pa¨ªses comienzan a salir de la peor fase de la crisis en t¨¦rminos de decrecimiento econ¨®mico y dificultades financieras, arrecia la batalla ideol¨®gica sobre sus or¨ªgenes y responsabilidades. Despu¨¦s de muchos meses escondidos, algunos empiezan a decir que lo importante no es que en el estallido de la burbuja hubiera banqueros con pr¨¢cticas abusivas y opacas, empresarios sin reglas del juego, ejecutivos que se aprovecharon para enriquecerse, agencias privadas de calificaci¨®n que se equivocaron o enga?aron, para¨ªsos fiscales donde se refugiaban quienes no quer¨ªan pagar impuestos, etc¨¦tera, sino que el principal problema fue que no funcionaron los sistemas de regulaci¨®n y supervisi¨®n. Como si esos sistemas no hubieran sido demediados antes por una determinada filosof¨ªa que no cre¨ªa en ellos, que los prefer¨ªa incompetentes, d¨¦biles o incluso c¨®mplices.
La crisis lleg¨® primero por fallos de mercado, y s¨®lo despu¨¦s por falta de regulaci¨®n. No al rev¨¦s
Es decir, que la crisis no devino en primera instancia por fallos de mercados incompletos, informaci¨®n asim¨¦trica y competencia imperfecta, sino por la actuaci¨®n de los funcionarios p¨²blicos y de la pol¨ªtica econ¨®mica de los gobiernos. Fant¨¢stica versi¨®n.
No es la primera vez que se polemiza sobre las causas de un gran desastre econ¨®mico. Todav¨ªa hoy se discuten los por qu¨¦ de la Gran Depresi¨®n, y si fue producto de una mala pol¨ªtica monetaria o de la situaci¨®n de la econom¨ªa real. Durante muchos a?os fueron dominantes las tesis defendidas por Milton Friedman y Anna Schwartz, que en el libro Historia monetaria de EEUU plantearon que el origen de la Gran Depresi¨®n era monetario y que podr¨ªa haberse combatido casi exclusivamente con una pol¨ªtica monetaria adecuada. Otras doctrinas tienen m¨¢s en cuenta la debilidad estructural de la econom¨ªa americana de los a?os veinte y su sistema bancario, el estancamiento de la inversi¨®n, el proceso de acumulaci¨®n subyacente, y hasta la rigidez de los salarios.
En el actual debate es especialmente relevante la posici¨®n del presidente de la Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, que estos d¨ªas defiende la renovaci¨®n de su mandato. Bernanke, que adquiri¨® su reputaci¨®n como estudioso de la Gran Depresi¨®n, rechaza que haya sido la estrategia de dinero barato de la Fed el aliciente de la burbuja inmobiliaria que estall¨® con las hipotecas subprime, sino que los abusos que llevaron al colapso fueron fruto de una supervisi¨®n laxa.
En 2002, en un homenaje a Friedman con motivo de su nonag¨¦simo aniversario, Bernanke concluy¨® su intervenci¨®n con las siguientes palabras: "Me gustar¨ªa decir a Milton y a Anna: ten¨¦is raz¨®n, lo hicimos. Lo sentimos mucho. Pero gracias a vosotros no lo volveremos hacer". Ese "lo" era, por supuesto, la Gran Depresi¨®n. Hyman Minski, un economista famoso por su hip¨®tesis de una inestabilidad financiera cr¨®nica, plante¨® a principios de los a?os ochenta una pregunta cr¨ªtica: "?Puede eso volver a suceder". Un cuarto de siglo despu¨¦s, la cuesti¨®n tuvo su respuesta.
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