?Qu¨¦ fue de Madeleine?
La desaparici¨®n de Madeleine McCann arroll¨® vidas y lugares. Casi tres a?os despu¨¦s se ha perdido todo rastro de la ni?a brit¨¢nica. Pero la peque?a no es la ¨²nica v¨ªctima del enigm¨¢tico suceso, que dej¨® a su alrededor otras personas profundamente afectadas
La desaparici¨®n de Madeleine McCann el 3 de mayo de 2007 en el Algarve, poco antes de su cuarto cumplea?os, fue algo parecido al suceso del siglo. Pero, m¨¢s all¨¢ de una historia enigm¨¢tica que aliment¨® a los medios de comunicaci¨®n durante meses y produjo un expediente policial de 30.000 p¨¢ginas, el suceso dej¨® tras de s¨ª un reguero de v¨ªctimas. Porque el caso Madeleine arras¨® literalmente, como un gigantesco incendio, el escenario en el que se produjo, dejando una huella profunda en un mont¨®n de personas y lugares. Casi tres a?os despu¨¦s de que la peque?a se evaporara del apartamento 5A, situado en la planta baja del complejo de vacaciones Ocean Club, en Praia da Luz, son varias las vidas rotas o alteradas, los lugares marcados para siempre.
Once diarios brit¨¢nicos han tenido que pagar 715.000 euros a un supuesto sospechoso tras difamarle a placer
?Los padres, Kate y Gerry McCann
Puestos en la picota por la Polic¨ªa Judicial (PJ) portuguesa, que el 6 de septiembre de 2007 decidi¨® incluirlos en el registro de investigados (arg¨¹idos) por su presunta implicaci¨®n en el caso, los McCann han ganado todas las batallas legales hasta el momento. Fueron exonerados por la fiscal¨ªa portuguesa en julio de 2008, y obtuvieron, sin llegar a los tribunales, una indemnizaci¨®n de m¨¢s de 600.000 euros y una disculpa p¨²blica del Grupo Express de tabloides brit¨¢nicos por su brutal cobertura del caso. En septiembre pasado, un juez les dio la raz¨®n y procedi¨® al secuestro cautelar del libro El caso Maddie: la verdad de la mentira, del ex polic¨ªa Gon?alo Amaral, incriminatorio contra ellos. Su protagonismo p¨²blico se ha reducido, no obstante. "Intentan seguir adelante, porque tienen dos hijos. Por eso no atienden ya a los periodistas. S¨®lo conceden entrevistas en momentos especiales, cuando se trata de reactivar la b¨²squeda de su hija Madeleine". Lo cuenta en conversaci¨®n telef¨®nica Clarence Mitchell, ex periodista de la BBC, ex responsable de la unidad de informaci¨®n de Downing Street y portavoz todav¨ªa, aunque a tiempo parcial, de los McCann. La pareja sigue volcada, dice, en la b¨²squeda de su peque?a. "Casos como el de la ni?a estadounidense Jaycee Lee Dugard
[localizada en agosto de 2009, a?os despu¨¦s de haber sido raptada por un pederasta] les han devuelto el optimismo".
Los padres de Madeleine viven, aparentemente, entregados a su memoria. ?l, de 41 a?os, ha mantenido su trabajo de cardi¨®logo en el hospital Glenfield de Leicester (Reino Unido). Ella, de 42, anestesista, ha dejado su puesto como m¨¦dico de familia en el ambulatorio de la peque?a localidad de Melton Mowbray para cuidar a sus gemelos Amelie y Sean, que ya han cumplido cuatro a?os y van a la escuela. Los McCann celebran los cumplea?os de Madeleine (en mayo pr¨®ximo cumplir¨ªa seis a?os) como si viviera con ellos. Y la casa est¨¢ tapizada con fotograf¨ªas de la ni?a.
Kate dedica sus energ¨ªas a atender la p¨¢gina web (findmadeleine.com) creada nada m¨¢s desaparecer su hija mayor y la fundaci¨®n, que sigue recibiendo cuantiosas donaciones. Los McCann han contratado, con cargo a esas donaciones, a sucesivos investigadores para que intenten seguir la pista de la peque?a, hasta ahora con poco ¨¦xito. Hace unos meses, la prensa brit¨¢nica desenmascar¨® a uno de estos detectives, acusado, al parecer, de ser un estafador a gran escala. Kevin Halligen, un brit¨¢nico con una agencia de investigaci¨®n en Washington, cobr¨® de la fundaci¨®n medio mill¨®n de libras por informaci¨®n reservada (por ejemplo, el tr¨¢fico de llamadas que se registr¨® en Praia da Luz en los d¨ªas posteriores a la desaparici¨®n de su hija) y se qued¨® con el grueso de la suma, dejando de pagar a sus colaboradores. La polic¨ªa brit¨¢nica protege el domicilio de los McCann, pero nada puede hacer contra embaucadores.
?Robert Murat, primer sospechoso
Mucho antes de que los McCann fueran implicados por la polic¨ªa portuguesa en la desaparici¨®n de su hija, un brit¨¢nico (anglo-portugu¨¦s para ser exactos) residente en Praia da Luz, Robert Murat, hoy de 35 a?os, interpret¨® el tremendo papel de acusado. Murat fue sospechoso durante 14 meses sin que hubiera una sola prueba contra ¨¦l. La polic¨ªa le requis¨® su ordenador, y se llev¨® libros y papeles del domicilio que ocupaba con su madre, Villa Liliana, a unos cien metros del apartamento donde la ni?a desapareci¨®. El jard¨ªn fue levantado; el s¨®tano y varias dependencias, registradas con sensores especiales para detectar la presencia de un posible cuerpo. Murat, que s¨®lo tiene un ojo, fue maltratado de forma inmisericorde por la prensa brit¨¢nica. ?l y uno de sus socios, un joven de origen ruso, fueron objeto de una campa?a feroz de descalificaciones e insinuaciones sospechosas, a las que contribuyeron indirectamente las declaraciones de varios de los amigos de los McCann, que aseguraron haber visto a Murat merodeando por el Ocean Club la noche de la desaparici¨®n de Madeleine. En julio de 2008 logr¨® una indemnizaci¨®n colectiva de 715.000 euros de los 11 diarios (no todos tabloides) que le difamaron. De ah¨ª a limpiar su nombre queda un largo trecho.
?Gon?alo Amaral, el polic¨ªa que coordin¨® la b¨²squeda de Madeleine
El inspector de narc¨®ticos que coordin¨® la investigaci¨®n del caso Madeleine durante los cinco primeros meses perdi¨® su trabajo y termin¨® por dejar el cuerpo de polic¨ªa como consecuencia de sucesivos esc¨¢ndalos aireados en la prensa. Hoy vive volcado en el caso, a su manera. Ha escrito dos libros pol¨¦micos; el segundo, La mordaza inglesa (Planeta), en el que denuncia haber sufrido una campa?a de acoso ultrajante por parte de los McCann. Inicialmente, Amaral apost¨® por la tesis del rapto y dirigi¨® la b¨²squeda de Madeleine McCann con todos los medios a su disposici¨®n. Pero todo cambi¨® a partir de julio de 2007. Dos perros especializados en la detecci¨®n de restos de sangre y olor a cad¨¢ver llegados de Inglaterra -inicialmente, para satisfacer el inter¨¦s de Kate McCann en la b¨²squeda del posible cad¨¢ver de su hija- se?alaron la presencia de sangre y olor a cad¨¢ver en diferentes puntos del apartamento de los McCann y en el coche que alquilaron el 27 de mayo. Amaral dio entonces un giro a la investigaci¨®n. Bas¨¢ndose en su propia intuici¨®n, en inconsistencias en las declaraciones de los siete amigos que acompa?aban a la pareja brit¨¢nica en Praia da Luz y en los restos biol¨®gicos supuestamente hallados gracias a los perros, lanz¨® una teor¨ªa que resultar¨ªa fatal para los McCann y para ¨¦l: la de la muerte de Madeleine por accidente, que dejaba a sus padres como culpables de homicidio y ocultamiento de cad¨¢ver. El 2 de octubre de 2007 fue retirado de la investigaci¨®n, despu¨¦s de que un diario portugu¨¦s publicara unas declaraciones suyas en las que denunciaba la connivencia de la polic¨ªa brit¨¢nica con los padres de Madeleine. Poco despu¨¦s abandonaba, a los 47 a?os de edad, una profesi¨®n a la que hab¨ªa dedicado 26 a?os. El fiscal consider¨® que la tesis de Amaral no ten¨ªa fundamento, y los tabloides brit¨¢nicos, que arrastraron por el fango al polic¨ªa, airearon un caso anterior en el que una mujer que denunci¨® la desaparici¨®n de su hija termin¨® siendo condenada por el homicidio. Tres agentes del equipo de Amaral fueron acusados de torturas y ¨¦l mismo result¨® salpicado. Amaral contraatac¨® con un libro, Maddie: La verdad de la mentira, que ha sido prohibido por un juez cuando llevaba vendidos 175.000 ejemplares en Portugal.
?Praia da Luz y el Ocean Club
El complejo tur¨ªstico, fundado a principios de los a?os ochenta por tres brit¨¢nicos, ha seguido funcionando, aunque con algunos parones. ?Cu¨¢ntos exactamente? El empleado portugu¨¦s que contesta las llamadas en la recepci¨®n se niega a aportar ning¨²n dato al respecto. "Llame usted a reservas. ?A qu¨¦ hora? Ah, no s¨¦, no tengo idea. Pruebe usted otro d¨ªa". La furia period¨ªstica que desat¨® en el Reino Unido la inclusi¨®n de Kate y Gerry McCann en el registro de investigados dio origen a una campa?a de descr¨¦dito de la polic¨ªa portuguesa y de Portugal como destino. "No se dej¨® sentir en el turismo", aclara el presidente de la oficina de turismo del Algarve, Nuno Aires, que desmiente cualquier sombra de tensi¨®n con el Reino Unido. "Es cierto que fue uno de los sucesos que atrajo m¨¢s atenci¨®n medi¨¢tica, y que eso nunca es bueno, pero el Algarve ha seguido recibiendo muchos turistas. Praia da Luz, el lugar donde ocurrieron los hechos, estuvo lleno el verano de espa?oles y portugueses. Las llegadas de brit¨¢nicos bajaron un 7%, pero eso fue por el comportamiento de la libra frente al euro y por la crisis general".
?Rothley, el pueblo de Madeleine
Este suburbio acomodado en Leicestershire (Inglaterra central), con unos 30.000 residentes, vivi¨® como un atentado a su intimidad el caso McCann. Mientras la familia permaneci¨® en Portugal dirigiendo la b¨²squeda de la ni?a, los vecinos se mostraron huidizos e inc¨®modos con los periodistas. A su regreso, la avalancha de informadores, c¨¢maras y fot¨®grafos termin¨® por colmar el vaso de su paciencia. A m¨¢s de 30 meses de aquellos hechos, se ha instalado en el pueblo un clima distinto. Los vecinos procuran mantener un perfil bajo sobre el caso, pero sin rehuir las preguntas de los indeseados periodistas.
?El Forensic Science Service (FSS)
Es el organismo dependiente del Home Office (Ministerio del Interior brit¨¢nico) que analiz¨® las muestras biol¨®gicas presuntamente incriminatorias para los McCann. Se benefici¨® de una fama repentina gracias al caso, pero hoy est¨¢ sumido en una grave crisis. Existe una propuesta de cierre que afectar¨ªa a tres de los cinco laboratorios, con una reducci¨®n de personal en torno a las 700 u 800 personas, seg¨²n confirman fuentes de Prospect, el sindicato profesional. El caso Madeleine proporcion¨® una visibilidad y una fama asombrosa a un servicio con excelente reputaci¨®n, pero desconocido hasta ese d¨ªa por los profanos. El FSS, con sede central en Birmingham, se convirti¨® en una pieza relevante del rompecabezas del caso Madeleine, porque el resultado de los an¨¢lisis de los restos biol¨®gicos enviados en julio de 2007 por la Polic¨ªa Judicial portuguesa ser¨ªa, dec¨ªa todo el mundo, inapelable. Lo cierto es que se tomaron su tiempo para hacerlos. ?Cu¨¢nto exactamente? Lisa Palmer, responsable de prensa del organismo, no lo aclara. "Nosotros trabajamos para la polic¨ªa y no estamos autorizados a facilitar ninguna informaci¨®n", responde por tel¨¦fono. En todo caso, los trabajos se demoraron durante al menos cinco meses para, a petici¨®n de los forenses portugueses, profundizar en los an¨¢lisis con objeto de apurar hasta el final cualquier sombra de duda. Una cosa est¨¢ clara: las pruebas no resultaron concluyentes.
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