Viaje a un nuevo pasado

En Per¨² se vienen sucediendo descubrimientos asombrosos que tienen en vilo a arque¨®logos de todo el mundo. En los ¨²ltimos veinte a?os se han desencadenado una serie de hallazgos relacionados con las culturas precolombinas en la costa norte de Per¨², como la de los mochicas (200 antes de Cristo-850 despu¨¦s de Cristo), que, con sus tumbas de personajes notables llenas de tesoros, est¨¢n reescribiendo la historia que se conoc¨ªa hasta ahora. En casi todas ellas abundan representaciones de un dios terror¨ªfico, Aiapaec, el Degollador. Tambi¨¦n enormes pir¨¢mides truncas decoradas con frisos de vivos colores y escenas de violencia brutal. Conocido mundialmente por las ruinas incas de Machu Picchu, en Cuzco, Per¨² tiene una incre¨ªble riqueza en los yacimientos de todo su territorio. Se calcula que en el pa¨ªs hay cerca de 100.000 sitios arqueol¨®gicos. S¨®lo en 2005 se encontraron restos en 5.000 localizaciones nuevas. Al parecer, no hay paro entre los arque¨®logos.

Chan Chan (siglos VI a VIII) es la metr¨®poli construida en adobe m¨¢s extensa de Am¨¦rica Latina. Fue saqueada durante siglos La figura amenazante del dios Aiapaec, el Degollador, se repite en las decoraciones murales de diversos templos durante dos mil a?osLa Se?ora de Cao ten¨ªa los brazos tatuados. Era poderosa. Dec¨ªan que era bruja, y quiz¨¢ lo era

El descubrimiento del Se?or de Sip¨¢n tuvo un impacto semejante al de Tutankamon para Egipto

Esta explosi¨®n de nuevos descubrimientos tiene una fecha de inicio, en 1987, cuando se encontr¨® la tumba intacta del Se?or de Sip¨¢n, perteneciente a la cultura mochica. Despu¨¦s de siglos de saqueo ininterrumpido de las huacas (antiguos templos, pero tambi¨¦n dioses tutelares) se ha podido emprender proyectos cient¨ªficos que ponen en valor una regi¨®n llena de misterios. Acompa?adas por el arque¨®logo Quirino Olivera, representante de Promper¨² (la agencia estatal de promoci¨®n tur¨ªstica), visitamos las m¨¢s importantes excavaciones en la costa al norte de Lima. Una ruta apasionante, en siete etapas, llena de personajes, leyendas y aventuras.

1. el hallazgo que inici¨® una nueva era. En abril de 1987, un grupo de arque¨®logos peruanos asumieron la responsabilidad de salvar los restos del yacimiento de Sip¨¢n, que sufr¨ªa una ola de saqueos sistem¨¢ticos y destrucci¨®n. Huaqueros (saqueadores y traficantes de piezas arqueol¨®gicas), pero tambi¨¦n los pobladores, azuzados por la crisis econ¨®mica que se viv¨ªa, acud¨ªan en tropel cada noche. La polic¨ªa requis¨® importantes piezas de oro y llamaron al arque¨®logo Walter Alva para identificarlas. Las hab¨ªan extra¨ªdo hac¨ªa pocos d¨ªas. Eso le dio la pista del valor del yacimiento. La polic¨ªa intervino para protegerlo. Sufri¨® amenazas de muerte. Pero poco tiempo despu¨¦s pudo iniciar la recuperaci¨®n cient¨ªfica que llev¨® al hallazgo de la primera tumba intacta de un gobernante precolombino, el llamado Se?or de Sip¨¢n, perteneciente a la cultura mochica. "El descubrimiento tuvo un impacto extraordinario", reconoce Walter Alva, arque¨®logo en jefe de la operaci¨®n. "Antes, la arqueolog¨ªa consist¨ªa en el estudio de objetos aislados. No llegaba al pueblo. El solo hecho de poder hablar de un personaje real trajo al presente una presencia humana. Un antepasado. Alguien con rostro. El Se?or de Sip¨¢n no es historia muerta. Ha aportado muchos indicios sobre la vida de los mochicas, un pueblo con un arte de gran sensualidad. Adem¨¢s permiti¨® el estudio del contexto en el que se encontr¨®. Sip¨¢n aport¨® al conocimiento de la cultura mochica m¨¢s que 50.000 objetos dispersos de los que se conservan hasta ahora. Permiti¨® ordenar esos conocimientos".

"Hoy se vive un boom de la arqueolog¨ªa en el Per¨²", afirma con seguridad Walter Alva. "Nuestro pasado y la herencia cultural que tenemos empiezan a ser valorados. Sip¨¢n signific¨® un gran impacto, semejante al de Tutankamon para Egipto. Hay un antes y un despu¨¦s del Se?or de Sip¨¢n en la arqueolog¨ªa peruana. Tanto en el mundo acad¨¦mico como en la consciencia de los propios peruanos. Marc¨® el inicio de los proyectos de largo aliento en el Per¨²".

El descubrimiento de Walter Alva tiene hoy su propio museo en Lambayeque, llamado Museo Tumbas Reales de Sip¨¢n. El edificio simula una pir¨¢mide trunca. En su interior, una cuidada museograf¨ªa despliega todos los fabulosos tesoros de orfebrer¨ªa en oro y otro tipo de aderezos lujosos encontrados en las trece tumbas totalmente excavadas en el mismo yacimiento hasta ahora.

2. Caral, mil a?os de paz. No se han encontrado armas de ning¨²n tipo en Caral. Ni siquiera primitivas porras de piedra. Tampoco hay vestigios de fortificaciones ni representaci¨®n alguna de violencia. Hace 5.000 a?os se levant¨® esta enorme ciudad comercial dominada por una gran pir¨¢mide de 30 metros de altura con otras seis de menor tama?o en torno a una gran plaza central, adem¨¢s de un anfiteatro, palacios, edificios p¨²blicos, talleres y viviendas. Todav¨ªa no hab¨ªan desarrollado t¨¦cnicas de cer¨¢mica ni de metalurgia, pero hab¨ªan sido capaces de emprender grandes obras arquitect¨®nicas, signo de una compleja organizaci¨®n social. Tambi¨¦n sab¨ªan divertirse. Se han encontrado flautas y otros instrumentos musicales, junto a evidencias de consumo ritual de coca con polvo de cal como reactivo. La arque¨®loga peruana Ruth Shady descubri¨® todo esto cuando decidi¨® excavar en unas extra?as elevaciones en el terreno en 1994. Junto con Sip¨¢n, Caral es el otro hito de una d¨¦cada prodigiosa en la arqueolog¨ªa peruana.

En el excelente documental de la BBC Las pir¨¢mides perdidas de Caral se desarrolla la historia de este hallazgo que ha dado la vuelta a una de las principales teor¨ªas sobre el origen de las civilizaciones en el planeta: la de la guerra como motor de la civilizaci¨®n. Durante m¨¢s de cien mil a?os no existieron dirigentes ni ciudades. El mayor enigma para los arque¨®logos de todas las ¨¦pocas es cu¨¢ndo y por qu¨¦ dej¨® el ser humano de vivir en peque?os grupos dedicados s¨®lo a la propia supervivencia, para que surgieran de pronto, en seis puntos del planeta -Egipto, Mesopotamia, India, China, Per¨² y Centroam¨¦rica-, las primeras grandes civilizaciones de la antig¨¹edad. Los arque¨®logos Jonathan Haas y Winifred Creamer sostuvieron durante d¨¦cadas que el motivo fue la guerra. Visitaron todos los lugares y en todos ellos hab¨ªa murales de guerreros y batallas, armas, fortificaciones. Menos en Caral, considerada "ciudad madre", fundamento del mundo moderno.

Pero ?qu¨¦ atrajo a la gente a ese lugar? Caral est¨¢ situado en el valle de Supe, en una zona actualmente desertizada, a 184 kil¨®metros al norte de Lima. El auge de Caral se debi¨® principalmente al cultivo del algod¨®n con el consiguiente desarrollo textil y, sobre todo, a la manufactura de redes para pescar. Se han hallado evidencias del abundante consumo de pescado seco -la costa m¨¢s cercana est¨¢ a 26 kil¨®metros- y tambi¨¦n de productos andinos y de la regi¨®n amaz¨®nica, a m¨¢s de 300 kil¨®metros de distancia. Todo indica que fue un poderoso centro econ¨®mico basado en el intercambio de productos.

Hubo cambios dram¨¢ticos y todav¨ªa no explicados en la regi¨®n unos mil a?os despu¨¦s. En Casma (160 kil¨®metros al norte de Caral), ruinas de otra ciudadela tienen ya grabados en la piedra que representan a guerreros. Y hace apenas dos a?os se descubri¨® en la misma provincia una plaza hundida, cinco siglos m¨¢s antigua que Caral. Sech¨ªn Bajo dio otra sorpresa. En un friso con bajorrelieves apareci¨® la amenazante figura de una deidad con dientes felinos que sostiene en la mano derecha un cuchillo ceremonial y en la izquierda una serpiente. Es el Degollador, Aiapaec. ?Volveremos a la teor¨ªa de la guerra o convivir¨¢ con la del comercio? En todo caso, los mil a?os de paz en Caral no tienen referencias semejantes en toda la historia posterior.

3. Huaca de la Luna. La fachada norte de la huaca de la Luna debi¨® de dejar pasmados y atemorizados a quienes entraban por primera vez a la gran plaza, en la que cab¨ªan hasta mil personas. Frisos con relieves de relucientes colores representaban impactantes figuras hasta una altura de siete niveles, que dec¨ªan mucho de lo que all¨ª infund¨ªa respeto. Y terror. En el nivel bajo, y casi a escala humana, una cuerda de prisioneros desnudos y con el miembro en erecci¨®n comparte espacio con un desfile de guerreros victoriosos. Encima, otro friso de las mismas dimensiones repite unos personajes agarrados de la mano. En el tercer nivel se multiplica una ara?a decapitadora, con un cuchillo en una mano y una cabeza humana. En los tres niveles superiores hay distintas figuras con formas de animales fant¨¢sticos.

"Hay evidencias de sacrificios humanos", admiten los arque¨®logos Santiago Uceda y Ricardo Morales. "Se capturaba a los enemigos, se les drogaba con San Pedro (un cactus con propiedades alucin¨®genas que abunda en la regi¨®n), y despu¨¦s eran sacrificados arroj¨¢ndolos al vac¨ªo desde lo alto de la pir¨¢mide. Posiblemente lo hac¨ªan para aplacar las lluvias causadas por el c¨ªclico fen¨®meno de El Ni?o".

Hay m¨¢s detalles extraordinarios en esta excavaci¨®n, donde aparece una y otra vez el dios Aiapaec, el Degollador. Pero no pretenden restaurarlo para simular c¨®mo ser¨ªa entonces, s¨®lo hacen labores de conservaci¨®n. "Lo que se ve es 100% aut¨¦ntico", subraya Morales.

La cultura moche se desarroll¨® en la costa norte de Per¨² aproximadamente entre los a?os 200 y 850 despu¨¦s de Cristo. Los sistemas de irrigaci¨®n les permitieron ganar tierra f¨¦rtil al desierto. Las huacas del Sol y de la Luna se excavan cient¨ªficamente desde 1991. Configuraban el centro ritual y urbano de la ciudad de Moche, que lleg¨® a alcanzar en su apogeo una extensi¨®n de 100 hect¨¢reas.

Este complejo arqueol¨®gico tiene una nueva -y mejor- vida hoy. Nuevas instalaciones, un museo y actividades que involucran a los habitantes cercanos lo han convertido en un sistema sostenible.

4. Chan Chan. ?C¨®mo puede resultar tan moderno, minimalista y bello, un dise?o milenario? Por Chan Chan se camina sin prisa, oliendo y oyendo el mar, entre gigantescos muros de adobe y laberintos con figuras geom¨¦tricas y siluetas de aves o animales marinos. Las plataformas y rampas gu¨ªan sutilmente los pasos, y los juegos triangulares o piramidales de las paredes permiten que la vista se oriente o desoriente a placer.

Toda la magia y la utilidad que se puede extraer del adobe ya la dominaban en el siglo IX despu¨¦s de Cristo habilidosos constructores, arquitectos y alba?iles. Adobe y bases de piedra. Adem¨¢s de mezclas de barro, usaron madera de huarango, algarrobo (¨¢rbol muy com¨²n en la zona), ca?a, junco y totora (otra especie local de junco)? Elementos de rica simpleza para unas construcciones cuadradas, primorosas y exactas, siguiendo siempre m¨²ltiplos de tres.

La perfecci¨®n se percibe hasta en los rodapi¨¦s y las confluencias de muros, con las figuras de p¨¢jaros y peces ajustadas a escala seg¨²n la inclinaci¨®n del suelo.

Esta especie de para¨ªso de la enso?aci¨®n arquitect¨®nica, un enclave silencioso a pocos metros de la vor¨¢gine de la carretera Panamericana, es una joya superviviente de una poderosa cultura preinca.

Los or¨ªgenes de la cultura chim¨², o reino del Chimor, se pierden en el tiempo y la leyenda. Cuentan que un personaje m¨ªtico llamado Tacanaymo lleg¨® del mar a las tierras hoy conocidas como Huanchaco, a cinco kil¨®metros de la ciudad de Trujillo. Tacanaymo inici¨® una dinast¨ªa se?orial que extendi¨® su reino a lo largo de m¨¢s de mil kil¨®metros de costa peruana. En el siglo XIII, Chan Chan se convirti¨® en el mayor centro urbano de Am¨¦rica del Sur, seg¨²n certifican los historiadores. El mayor signo conservado del esplendor chim¨², la urbe de Chan Chan, tiene una extensi¨®n de 20 kil¨®metros cuadrados, entre el desierto y el mar.

De los diez conjuntos amurallados de la extensa ¨¢rea monumental s¨®lo est¨¢ abierto al?p¨²blico Nik-An, pero su visita es lo bastante intensa para evocar la gloria de una civilizaci¨®n.

5. Se?ora de Cao. Ten¨ªa los brazos tatuados. Era poderosa. Dec¨ªan que era bruja, y quiz¨¢ lo era. Porque ser hechicera entonces significaba dominar la naturaleza y las acciones de los gobernados. Hace 1.800 a?os, una mujer era la gran Se?ora de Cao.

Vest¨ªa una sencilla t¨²nica de algod¨®n con dibujos geom¨¦tricos, pero su cabeza estaba coronada por una gran diadema alada de oro. El oro tambi¨¦n adornaba su nariz y rodeaba su cuello, as¨ª como el lapisl¨¢zuli, el?cuarzo o la turquesa. Dos bastones de madera forrados de cobre dorado eran su apoyo en las ceremonias, unos ritos donde saludaba a los guerreros vencedores y daba paso al castigo de los humillados.

Dibujos de sinuosas serpientes y amenazantes ara?as surcaban el brazo derecho de la Se?ora de Cao. En el izquierdo luc¨ªa intrincados signos, como en las manos y en los tobillos. Las claves de su reino se deducen del rico ajuar que se hall¨® en su tumba, descubierta en 2004.

Durante un a?o, un equipo multidisciplinar de arque¨®logos, antrop¨®logos, conservadores textiles y de metales y m¨¦dicos participaron en el desenfardamiento del misterioso personaje de la tumba real en la huaca de Cao, en el complejo arqueol¨®gico El Brujo. Al abrir las envolturas de algod¨®n se desvel¨® que la momia era una mujer menuda y joven. Su estado de conservaci¨®n era magn¨ªfico. Al amortajarla, su cuerpo fue recubierto con cinabrio (sulfuro de mercurio) y esta sustancia impidi¨® la descomposici¨®n. Aunque de salud fr¨¢gil, la Se?ora de Cao era una mujer extraordinaria. La primera gobernante femenina que se conoce en una cultura preinca.

Muri¨® joven, a los 20 a?os. ?Fue a consecuencia del parto?, ?precipitaron quiz¨¢ su desaparici¨®n enemigos dentro de su corte?

Fue encontrada en la huaca de Cao Viejo. De espaldas al mar, una estructura moderna, como un gran velo de lona del mismo color del desierto y las piedras de la pir¨¢mide, envuelve el recuerdo de la Se?ora. La cubierta del yacimiento y el nuevo museo se funden con el paisaje, un trabajo elegante y moderno de la arquitecta peruana Claudia Ucelli. El museo muestra, con avanzadas y pedag¨®gicas t¨¦cnicas audiovisuales, todo el proceso de la excavaci¨®n y el desenterramiento de la momia a los visitantes curiosos por la historia del Per¨².

... Y la gran dama de Cao no era la ¨²nica gobernante. Seg¨²n los historiadores y arque¨®logos, hay rastros de matriarcado en otros pueblos de la zona noroeste de Per¨². Pero ¨¦sa es una historia a¨²n sin escribir.

La costa norte de Per¨² ha sido durante milenios, y es a¨²n hoy, una zona de ceremonias cham¨¢nicas. El uso del cactus San Pedro permite viajes alucin¨®genos que producen situaciones de trance. En los ¨²ltimos a?os vive un nuevo auge, aunque devaluado por los charlatanes y falsos curanderos. A una hora en coche desde Trujillo (La Libertad) se llega al complejo arqueol¨®gico El Brujo, que incluye el sitio llamado Huaca Partida y en cuya brecha central se han realizado desde hace siglos rituales secretos. Esa zona ha tenido una ocupaci¨®n humana continua desde hace cinco milenios. El arque¨®logo R¨¦gulo Franco, director del sitio, describe murales en la huaca de Cao Viejo, la principal de las cinco pir¨¢mides truncas en el recinto, con pinturas murales semejantes a los de la huaca de la Luna: cuerdas de prisioneros, guerreros, sacrificios y el omnipresente Aiapaec. Otra muestra impresionante de la arquitectura y el arte mochica. Tambi¨¦n ah¨ª hab¨ªa sacrificios humanos. "Es probable que sucediera como en la ¨²ltima parte de la pel¨ªcula Apocalipto, de Kevin Costner. Las batallas rituales se celebraban lejos de las ciudades, pero los vencidos eran tra¨ªdos al centro ceremonial. No los sacrificaban de inmediato, antes los torturaban, seg¨²n Uceda. Despu¨¦s de degollarlos, la sangre era bebida por los oficiantes y ofrecida a Aiapaec".

A pesar de la financiaci¨®n que se ha conseguido para el proyecto, a¨²n queda una zona cerrada por falta de presupuesto. Nos permiten entrar y observar murales bellamente decorados. Bajo un precario techo vuelan murci¨¦lagos nerviosos. R¨¦gulo Franco se?ala dos nichos con cr¨¢neos sin maxilar inferior. M¨¢s all¨¢, huesos de siete cuerpos descuartizados, nos dice.

Franco ha pasado momentos dif¨ªciles al?principio de la excavaci¨®n. "Puse una tienda de campa?a al pie del lugar y contrat¨¦ algunos guardianes. Una noche en que fui a dormir al pueblo, unos huaqueros atacaron el campamento, saquearon las tumbas y los fardos funerarios, dejaron todo tirado. Dijeron que ven¨ªan a matarme. Los guardianes me despertaron llorando, ven¨ªan descalzos y apaleados. Estuve viviendo un a?o con guardaespaldas".

6. HUACA RAJADA-Sip¨¢n. La emoci¨®n de bajar a una tumba a doce metros de profundidad es contradictoria. Nos permitieron hacerlo en la tumba 15 en la huaca Rajada-Sip¨¢n. La tierra es un polvo fino y hay que descender a trav¨¦s de unas estrechas plataformas y algunos troncos. Nos quedamos a un par de metros por encima de la momia: un joven de la nobleza mochica. Lleva una m¨¢scara de b¨²ho, mu?equeras y un pectoral. Hace poco m¨¢s de dos meses se certific¨® que s¨®lo ten¨ªa 21 a?os.

Los arque¨®logos excavaron con mucho cuidado. Para evitar a los saqueadores de tumbas, los enterradores esparc¨ªan polvo de cinabrio, un veneno que en contacto con el aire templado desprende gases t¨®xicos. As¨ª se intent¨® proteger al Se?or de Sip¨¢n, encontrado a pocos metros de ah¨ª junto a los otros trece personajes de diferentes jerarqu¨ªas hallados cerca entre 1987 y 1999. El complejo Huaca Rajada-Sip¨¢n est¨¢ en el distrito de Za?a (Lambayeque). El 29 de enero de 2009 se inaugur¨® el nuevo Museo de Sitio de Huaca Rajada-Sip¨¢n.

7. Ventarr¨®n. "?Han visto ya al Loco de Ventarr¨®n?", pregunta con sorna Walter Alva. Se refiere a su propio hijo, Ignacio, de 35 a?os, que sigue las huellas de su padre y se ha instalado en el sitio arqueol¨®gico de ese nombre, a cuatro kil¨®metros del distrito de Pomalca, en la provincia de Chiclayo (Lambayeque). Ventarr¨®n, que forma parte del complejo arqueol¨®gico de Collud-Zarp¨¢n, tiene una antig¨¹edad certificada de 4.000 a?os, contempor¨¢neo a la ¨²ltima etapa de Caral. Hay construcciones en adobe y hasta hace pocos a?os era utilizado como vertedero. Se han excavado ya tres plantas de unos 250 metros cuadrados. Ah¨ª se encuentra el mural del Venado Cautivo, considerado hasta ahora el mural m¨¢s antiguo de Am¨¦rica y que representa a un ciervo envuelto en unas redes. La excavaci¨®n fue iniciada en 2007, a cargo del arque¨®logo Ignacio, Nacho, Alva. Un joven de pelo negro revuelto por el viento, serio, guapo, absolutamente entregado a su investigaci¨®n. "No hay cer¨¢mica ni metalurgia, pero s¨ª una arquitectura bastante avanzada en profunda armon¨ªa con el paisaje", apunta Nacho, en medio de una explicaci¨®n detallada de todo el proyecto.

"Yo tambi¨¦n era pura pasi¨®n a su edad", dice de ¨¦l Walter Alva. "Si no hay pasi¨®n en un arque¨®logo, no hay nada. Hoy se piensa que es una profesi¨®n como otra, que hay que tener vocaci¨®n. Pero en mi tiempo s¨®lo te met¨ªas en eso si ten¨ªas una exaltaci¨®n apasionada. Cuando le dije a mi padre que quer¨ªa ser arque¨®logo, se alarm¨®. ?Es como ser poeta, de eso no se vive?, me replic¨®". Una risa franca le sacude el cuerpo.

Los padres de Nacho son arque¨®logos y ¨¦l ten¨ªa 11 a?os cuando descubrieron el Se?or de Sip¨¢n. Despu¨¦s de estudiar la carrera eligi¨® Ventarr¨®n como su lugar de trabajo e investigaci¨®n, y tras una d¨¦cada de prospecciones se dio con la sorpresa de que era mucho m¨¢s antiguo y valioso de lo que pensaba en principio. "La comprobaci¨®n de la antig¨¹edad del sitio ha sido la?mayor emoci¨®n de mi vida y la mayor recompensa. Es la coronaci¨®n de mis sue?os. Nunca pens¨¦ que iba a encontrar algo as¨ª tan pronto en mi vida", dice. Se ha construido una sencilla casa de ladrillo al pie del cerro, se ha integrado en el pueblo. Una de las particularidades de esta nueva ¨¦poca de la arqueolog¨ªa en Per¨² es la estrecha vinculaci¨®n con las poblaciones cercanas. El yacimiento de Ventarr¨®n est¨¢ financiado con el Fondo Contravalor de Francia, que consiste en condonar parte de la deuda externa del pa¨ªs a cambio de inversi¨®n en proyectos que involucren a la comunidad e impulsen su econom¨ªa. Es la primera vez que se usaba este tipo de financiaci¨®n. El pueblo se levant¨® alrededor de 1950, tiene unos 300 habitantes, 62 familias, y est¨¢ en medio de unos ca?averales.

Hasta el inicio de la excavaci¨®n, su asentamiento deterior¨® el sitio arqueol¨®gico -usaban los adobes para construir sus casas y lo contaminaron con sus basuras-. Hoy son ellos los principales trabajadores, lo que no s¨®lo contribuye a la econom¨ªa, sino que los vincula mucho m¨¢s estrechamente con el lugar. En los a?os noventa, Ventarr¨®n fue profanado por huaqueros. Hoy no se les permitir¨ªa. "En el pueblo hab¨ªa antes mucha miseria, ladrones de ganado, delincuencia. Ahora ya casi no hay esos problemas, hay tambi¨¦n una mayor alfabetizaci¨®n. Est¨¢n muy involucrados con el proyecto. Muchas de las decisiones sobre el trabajo las toma la propia comunidad", explica Nacho Alva.

"Toda huaca es potencialmente el lugar de un tesoro", contin¨²a. "En ese sentido, Per¨² es el pa¨ªs m¨¢s rico y m¨¢s saqueado del mundo. Nadie ha sido condenado nunca por huaquero. Los habitantes locales lo hacen por pobreza. Si no es eso, tendr¨ªan que dedicarse a cosas peores, como el robo o el narcotr¨¢fico. ?stos son objetos que se encuentran y hasta hay una superstici¨®n que dice que es la propia huaca la que decide a qui¨¦n favorece y a qui¨¦n no. No son muchos los huaqueros de esta zona y no saben bien qu¨¦ es cada cosa, pero s¨ª saben tasarlo. Se ha llegado a pagar hasta 7.500 d¨®lares por una pieza de cer¨¢mica cupisnique [cerca de 3.000 a?os de antig¨¹edad] de Collud [departamento de La Libertad, a 600 kil¨®metros al norte de Lima]. Todo va a parar a colecciones extranjeras".

"Se ha destruido mucho", corrobora Walter Alva. "No hay un lugar intacto en toda la geograf¨ªa peruana, con cientos de yacimientos. Pero la informaci¨®n sobre ellos sigue siendo un territorio virgen. Sip¨¢n ya hab¨ªa sido saqueado durante el tiempo de la colonia. El Estado peruano nunca hab¨ªa tomado parte hasta que lo requerimos para proteger el lugar. Si lleg¨¢bamos dos semanas despu¨¦s, no hubi¨¦semos encontrado nada. Los huaqueros hab¨ªan llegado a excavar hasta s¨®lo medio metro por encima", dice Walter Alva. "Los huaqueros han agotado los sitios m¨¢s accesibles. Y han saqueado durante siglos. Los trabajos de los arque¨®logos se han ido ganando la complicidad de los pobladores cercanos y ahora ya denuncian a los huaqueros. El arqueotr¨¢fico ha disminuido. Pero es m¨¢s exquisito. Las piezas de escaso o mediano valor no les compensan. Pero todav¨ªa puede haber grandes sorpresas en los hallazgos futuros".

Tr¨¢iler: 'El Se?or de Sip¨¢n'