Orhan Pamuk: "Hay que ser libre para recordar"
El escritor turco montar¨¢ una muestra sobre Estambul en Barcelona
La ciudad y la literatura van de la mano en la obra de Orhan Pamuk (Estambul, 1952), premio Nobel de Literatura. Pamuk abri¨® ayer en Barcelona el ciclo de conferencias Pensar el futuro en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea (CCCB), y se ha comprometido a dirigir personalmente el montaje de una gran exposici¨®n sobre Estambul para el a?o 2013.
Su conferencia Museos, novelas y su futuro fue un eco inevitable de su ¨²ltimo libro, El Museo de la Inocencia (Mondadori), en el que Pamuk revisita de tal modo su ciudad natal -a la que ya dedic¨® Estambul (Mondadori)- que ha desembocado en la creaci¨®n de un museo con los objetos que le sirvieron para construir una inquietante historia de amor.
"La novela es la forma global de contar historias en estos momentos" "
Mi pa¨ªs es ahora mucho m¨¢s rico, seguro de s¨ª mismo y abierto"
Barcelona y Estambul se miran a un lado y otro del Mediterr¨¢neo. "Est¨¢n en la periferia de Europa, no est¨¢n seguras de pertenecer a Europa y ambas viven sobre un pasado glorioso que ahora ya no existe", asegura despu¨¦s de visitar el Museo de Historia de la capital catalana y descubrir las capas de civilizaciones sobre las que se asienta.
Barcelona "abraza este pasado con fuerza", se?ala. En Turqu¨ªa, sin embargo, hurgar en el pasado, pensar en la memoria, puede traer problemas, como ¨¦l mismo pudo comprobar cuando, v¨ªctima de las iras de los elementos m¨¢s nacionalistas, se vio forzado a un exilio temporal. "Abrazar el pasado es una cuesti¨®n de libertad de expresi¨®n", asegura, "porque no se trata s¨®lo de recordar sino de hablar de c¨®mo recordar; la memoria no debe ser manipulada, hay que ser libre para recordar".
Rechaza, sin embargo, asumir el papel de v¨ªctima e insiste en matizar la situaci¨®n en Turqu¨ªa respecto a la libertad de expresi¨®n. "Mi situaci¨®n es, desafortunadamente, peor que la situaci¨®n general en el pa¨ªs", apunta. "Mi caso es mucho m¨¢s complicado, en parte porque soy famoso y tambi¨¦n porque cuando se produce un incidente luego tarda m¨¢s en desaparecer. Pero no quiero aparecer como una v¨ªctima; disfruto de la vida, escribo mis novelas y vivo donde quiero". Turqu¨ªa ha cambiado mucho desde la d¨¦cada de 1970 y 1980 en las que transcurre El Museo de la Inocencia, asegura. "Es mucho m¨¢s rica, la burgues¨ªa es mucho m¨¢s potente, las clases medias han crecido y es una sociedad m¨¢s abierta y libre. El pa¨ªs es cada vez m¨¢s diverso, lo que hace que sea m¨¢s dif¨ªcil de controlar por el Ej¨¦rcito o la burocracia. Sin embargo, en lo que se refiere a la distribuci¨®n de la riqueza es una de las sociedades m¨¢s injustas del mundo".
Pamuk defiende el papel de la novela en el mundo globalizado frente al peso de la imagen. "Las pel¨ªculas", reconoce, "son la forma m¨¢s popular de contar historias en la actualidad, pero esto no significa que la novela haya muerto. Estuve en China y mi editor me dijo que recib¨ªa cientos de miles de manuscritos. La novela es la forma global de contar historias en estos momentos. No es que toda la humanidad me lea; mis ¨²ltimos dos libros han tenido dos millones de lectores, pero la humanidad supera los 8.000 millones. Soy consciente de que me dirijo a lectores de novelas literarias y esto es lo que tengo. Pero lo que existe actualmente es una mayor comunicaci¨®n entre las comunidades literarias: un lector coreano sabe lo que yo estoy haciendo o lo que un autor catal¨¢n est¨¢ escribiendo y un canadiense tiene acceso al trabajo de un escritor chino mucho m¨¢s r¨¢pidamente que hace 10 a?os. El arte de la novela es m¨¢s fuerte de lo que nunca".
El escritor, piensa Pamuk, tiene que ser neutral respecto a sus personajes. "Las novelas no est¨¢n para hacer juicios ¨¦ticos, sino para comprender a la gente, para ver el mundo a trav¨¦s de sus ojos. Escrib¨ª Nieve, una novela pol¨ªtica, para entender lo que piensa un fundamentalista isl¨¢mico, no para decir qu¨¦ t¨ªo m¨¢s malo".
Babelia
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