Jean Simmons, la estrella de Hollywood que ten¨ªa cara de ¨¢ngel
Fallece a los 80 a?os la int¨¦rprete de 'Espartaco' y 'Ellos y ellas'
Sin duda ten¨ªa cara de ¨¢ngel, pero como otras compatriotas suyas adoradas por Hollywood -baste citar a Elizabeth Taylor y Vivien Leigh- su talento le permiti¨® trascender su armonioso rostro para ser por igual la chica perfecta que la imperfecta y contribuir as¨ª a la n¨®mina de grandes actrices que m¨¢s que cara de ¨¢ngel ten¨ªan cara de ¨¢ngel exterminador.
Jean Simmons falleci¨® el pasado viernes a los 80 a?os en su casa de Santa M¨®nica, aunque el anuncio lo hizo ayer su agente, Judy Page, a trav¨¦s de las p¨¢ginas de Los ?ngeles Times. La actriz, nacida en Londres el 31 de enero de 1929, hab¨ªa llegado a la costa californiana en los a?os cincuenta. Pronto se convirti¨® en una de las estrellas favoritas de los estudios, capaz de ser igual de convincente en un drama hist¨®rico que en un thriller tortuoso. Y es que detr¨¢s de aquel precioso rostro hab¨ªa una actriz capaz de mutar de piel casi sin pesta?ear.
Su talento le permiti¨® trascender su rostro armonioso y dulce
Fue dos veces candidata al Oscar a la mejor actriz de reparto
Su primer ¨¦xito fue en 1946 gracias a la versi¨®n que David Lean film¨® del cl¨¢sico de Dickens Grandes esperanzas, en el que Simmons compart¨ªa cartel con Alec Guinness y John Mills. Dos a?os antes un cazatalentos la hab¨ªa descubierto en una clase de baile. Ten¨ªa 14 a?os y su nombre completo era Jean Marilyn Simmons.
Despu¨¦s de la pel¨ªcula de Lean (que para muchos se mantiene como una de las mejores adaptaciones de Dickens hasta la fecha) la actriz se convirti¨® en una joven promesa del cine brit¨¢nico. C¨¦sar y Cleopatra, de Gabriel Pascal o, en 1947, Narciso negro, de Michael Powell y Emeric Pressburger, se incluyen en su filmograf¨ªa de aquellos a?os. Pero fue su interpretaci¨®n de Ofelia en el Hamlet (1948) de Lawrence Olivier lo que le vali¨® no s¨®lo una candidatura al Oscar a la mejor actriz de reparto (se lo llev¨® Claire Trevor por Cayo largo), sino su salto definitivo a Hollywood, de donde jam¨¢s regresar¨ªa.
En 1950 su boda con el apuesto -y algo remilgado- gal¨¢n Stewart Granger anunciaba una d¨¦cada gloriosa que, aunque acab¨® en divorcio, pronto se transform¨® en nueva d¨¦cada y nueva boda, esta vez con el director Richard Brooks, que la dirigi¨® en una de sus mejores pel¨ªculas, El fuego y la palabra (1960), y en Con los ojos cerrados (1969), por el que fue candidata al Oscar en la categor¨ªa de mejor actriz, aunque tampoco gan¨®.
Para Simmons 1960 fue tambi¨¦n el a?o de Espartaco, de Stanley Kubrick, donde era la dulce compa?era del gladiador tracio interpretado por Kirk Douglas, capaz de desafiar junto al Vesubio a Roma mientras ella le desarmaba entre sus brazos. Ya entonces la actriz era toda una estrella que hab¨ªa trabajado a las ¨®rdenes de algunos de los mejores directores del momento y cara a cara con algunos de los hombres m¨¢s deseados del planeta. Bail¨® con Marlon Brando en Ellos y ellas (1955), de Joseph L. Mankiewicz, y cabalg¨® junto a Gregory Peck en otra superproducci¨®n de la ¨¦poca, Horizontes de grandeza (1958), de William Wyler. Detr¨¢s quedaban La t¨²nica sagrada (1953), de Henry Koster; Sinuh¨¦, el egipcio (1954), de Michael Curtiz; Desire¨¦ (1954), de Henry Koster, y, sobre todo, Cara de ¨¢ngel (1953), de Otto Preminger.
El rodaje de la pel¨ªcula de Preminger no fue f¨¢cil. No s¨®lo era un papel extremadamente complejo, sino que la actriz pasaba seg¨²n las malas lenguas por un tormentoso y fugaz idilio con el magnate Howard Hughes. Su compa?ero de reparto era un imberbe Robert Mitchum, que interpretaba al tipo enamorado que se deja llevar por una mujer que, sin recurrir a ning¨²n gui?o de malvada y poniendo siempre esa eterna cara de ¨¢ngel, le manipula hasta el delirio. Y Simmons, ya es historia, bord¨® el personaje.
A la actriz le sobreviven sus dos hijas, Tracey Granger y Kate Brooks, nacidas de su primer y segundo marido respectivamente, y sus dos mascotas: un perro y un gato.
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