T¨¦ y whisky con Mar¨ªa Zambrano
Dos libros retratan en la intimidad a la ¨²nica espa?ola con el Premio Cervantes
A la misma hora en que Madrid ca¨ªa "bajo los gritos b¨¢rbaros de la victoria", Mar¨ªa Zambrano, desterrada ya en M¨¦xico, hablaba a sus alumnos de Michoac¨¢n del nacimiento de la idea de libertad en la Grecia antigua. Lo record¨® la propia pensadora medio siglo despu¨¦s, en abril de 1989, el d¨ªa en que recibi¨® en Alcal¨¢ de Henares el Premio Cervantes. La autora de Los intelectuales en el drama de Espa?a es, de hecho, la ¨²nica espa?ola en el palmar¨¦s de un galard¨®n con dos escritoras entre 35 ganadores. La otra mujer es la cubana Dulce Mar¨ªa Loynaz.
Zambrano hab¨ªa vuelto a Espa?a el 20 de noviembre de 1984. Ese d¨ªa se cumpl¨ªan nueve a?os de la muerte de Franco y se iniciaba la recuperaci¨®n total de una de las figuras clave de la filosof¨ªa espa?ola, una pensadora que hab¨ªa cruzado los Pirineos camino del exilio el mismo d¨ªa que Antonio Machado. Si a otros autores la muerte los ha condenado al purgatorio editorial, no ha sido ¨¦se el caso de Mar¨ªa Zambrano. Y si no fuera porque naci¨® en 1904 y muri¨® en 1991, se dir¨ªa que nos ronda alg¨²n aniversario relacionado con ella. Que no sea as¨ª no impide, por una vez, que se sucedan las nuevas ediciones de su obra o los estudios en torno a ella.
Sobre Lezama: "Si hubi¨¦ramos sido capaces de casarnos, no sigo el viaje"
"Parec¨ªa S¨®crates preguntando a su interlocutor", dice Clara Jan¨¦s
Cartas in¨¦ditas
Todav¨ªa est¨¢n recientes sendas obras de peso firmadas hace apenas unos meses por dos de los grandes expertos en el pensamiento de la autora malague?a, Rogelio Blanco (Mar¨ªa Zambrano: la dama peregrina, Berenice) y Jes¨²s Moreno Sanz (El logos oscuro, publicado por Verbum en cuatro vol¨²menes). Sin olvidar la visi¨®n agridulce de Ana Bundgard en Un compromiso apasionado. Mar¨ªa Zambrano: una intelectual al servicio del pueblo (Trotta).
A ellos se a?aden esta semana dos t¨ªtulos m¨¢s. Por un lado, Esencia y hermosura (Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores), una antolog¨ªa de 600 p¨¢ginas de la obra de Zambrano seleccionada por Jos¨¦-Miguel Ull¨¢n antes de morir en mayo pasado. Por otro Mar¨ªa Zambrano. Desde la sombra llameante (Siruela), firmado por Clara Jan¨¦s. Adem¨¢s de un recorrido por los conceptos clave de la gran te¨®rica de la raz¨®n po¨¦tica, los dos libros trazan un peculiar retrato de la pensadora en la intimidad, el primero en el exilio y el segundo a su regreso a Madrid pero siempre rodeada de gatos, fumando cigarrillos con boquilla y ofreciendo t¨¦, whisky y buena conversaci¨®n.
Ull¨¢n abre su antolog¨ªa con una veintena de cartas, la mayor¨ªa in¨¦ditas, entre la escritora espa?ola y el pintor mexicano Juan Soriano (premio Vel¨¢zquez en 2005). Es una de las grandes novedades del volumen. La otra es el largo "relato prologal" firmado por el propio poeta salmantino. En ¨¦l recuerda el d¨ªa de julio de 1968 en que Jos¨¦ ?ngel Valente lo llev¨® a visitar por primera vez a Mar¨ªa Zambrano en La Pi¨¨ce, en la monta?a del Jura, cerca de Ginebra, una casa ya m¨ªtica a la que su inquilina llam¨® de todas las maneras posibles: "convento abandonado, choza, nido, cenobio, granja, catacumba, gruta, c¨¢mara de tortura, jaula, madriguera...".
All¨ª viv¨ªa con su primo Mariano, su hermana Araceli y 30 gatos que no paraban de maullar y pelearse en el primer piso. "?Es que si yo hubiese tenido a mi lado una persona, un hombre seguramente, que me hubiera amado como se debe, o si mi hermana, tendr¨ªamos estos gatos en sustituci¨®n de otros todav¨ªa m¨¢s tremendos?". La pregunta se la hace a Soriano la propia Zambrano, separada de su marido desde 1948. El de su hermana hab¨ªa sido entregado a Franco por los nazis y fusilado. Araceli hab¨ªa sido torturada por la Gestapo, un episodio que al final de sus d¨ªas se cruzaba con la preocupaci¨®n por la Espa?a: "?Sirvi¨® de algo perder?".
La Zambrano retratada por Ull¨¢n es alguien que se duele del "silencio coral" con el que fue recibida su obra de teatro, La tumba de Ant¨ªgona, y a la vez alguien que hab¨ªa transitado por el gran mundo intelectual de la ¨¦poca, de Par¨ªs a M¨¦xico, de La Habana a Roma. Por el ¨ªndice onom¨¢stico de sus conversaciones atraviesan Lezama Lima ("Ten¨ªa entonces 26 a?os. Era bell¨ªsimo, con unos ojos verdes... ?Ay!, si hubi¨¦ramos sido capaces de enamorarnos y casarnos, no prosigo el viaje"), Le¨®n Felipe ("m¨¢s profeta que poeta") y Octavio Paz ("Yo podr¨ªa preguntarle: oye, ?es que me quieres de verdad? Pero a lo mejor ¨¦l podr¨ªa preguntarme: ?Es que estimas mi obra de verdad?", explicaba Zambrano para ilustrar sus diferencias de car¨¢cter e intereses. "?Por qu¨¦ se separaron ¨¦l y Elena [Garro]? Hab¨ªan obtenido lo m¨¢s dif¨ªcil: el infierno en la tierra").
Mar¨ªa Zambrano recordaba la habilidad para la conversaci¨®n ("el encanto de la flauta m¨¢gica") de Valle-Incl¨¢n, Ortega y Garc¨ªa Lorca ("Machado ten¨ªa voz, pero no la usaba"), y Ull¨¢n, que apunta que para Jorge Guill¨¦n la gran obra de la escritora estaba en sus conversaciones privadas, no duda en colocarla a ella en ese grupo.
As¨ª, brillante, la recuerda tambi¨¦n Clara Jan¨¦s, que conoci¨® a la pensadora a su vuelta a Madrid. "A veces he imaginado", relata con una sonrisa, "que como estaba mal de la vista y ya no pod¨ªa leer se pasaba las noches de insomnio preparando mentalmente la conversaci¨®n con la persona que iba a visitarla al d¨ªa siguiente. Parec¨ªa S¨®crates preguntando a su interlocutor hasta llegar a la conclusi¨®n que le interesaba".
Jan¨¦s cuenta que varias veces visit¨® a Zambrano acompa?ando a otra exiliada, Rosa Chacel: "Rosa dec¨ªa que el exilio no le hab¨ªa afectado porque nunca hab¨ªa tenido nada. Mar¨ªa dec¨ªa que s¨ª, pero que ella ya hab¨ªa nacido exiliada, que siempre estaba en aquello que no era del todo lo suyo, en proceso, haci¨¦ndose". Ella lo dijo as¨ª en La tumba de Ant¨ªgona: "A m¨ª me ha cogido muchas veces la lluvia en el campo cuando iba con mi padre y no ten¨ªamos d¨®nde guarecernos. Y era buena esa lluvia, era bueno, aunque duro ir al descampado. Gracias al destierro conocimos la tierra".
?Pensamiento espa?ol?
Jos¨¦-Miguel Ull¨¢n muri¨® en mayo sin concluir sus particulares memorias sobre Mar¨ªa Zambrano. Esta tarde, en el Centro de Arte Moderno de Madrid, se presentar¨¢ Tortuga busca tigre, una edici¨®n de bibli¨®filo con in¨¦ditos del escritor. Adem¨¢s, a partir de ma?ana el C¨ªrculo de Bellas Artes dedicar¨¢ tres jornadas a su poes¨ªa.
Ull¨¢n, Clara Jan¨¦s, Jaime Gil de Biedma, Jos¨¦ ?ngel Valente, Antonio Colinas o Chantal Maillard son algunos de los muchos poetas marcados por la figura de Mar¨ªa Zambrano. Jan¨¦s subraya ese inter¨¦s entre los de su gremio por la autora de El hombre y lo divino: "Por un lado, demostr¨® que el conocimiento po¨¦tico tiene mucho de instintivo y emocional, pero que tambi¨¦n conlleva un punto de raz¨®n. Por otro, abri¨® el pensamiento a la intuici¨®n y lo vincul¨® con el conocimiento m¨ªstico. Pero no s¨®lo son los poetas los interesados por su obra. Los fil¨®sofos, tambi¨¦n. En Italia, por ejemplo, es toda una referencia".
"Al no tener pensamiento filos¨®fico sistem¨¢tico", escribi¨® Zambrano, "el pensar espa?ol se ha vertido dispersamente, amet¨®dicamente, en la novela, en la literatura, en la poes¨ªa". Y tambi¨¦n: "Ni la filosof¨ªa ni el Estado est¨¢n basados en el fracaso humano como lo est¨¢ la novela. Por eso, ten¨ªa que ser la novela para los espa?oles lo que la filosof¨ªa para Europa".
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