Acr¨®batas del sexo
La b¨²squeda de la trascendencia a trav¨¦s del erotismo encuentra su meta en los templos indios de Khajuraho
Hall¨¦ entre las ruinas de Khajuraho siete grandes templos hind¨²es bella y exquisitamente tallados, pero el escultor a veces se hab¨ªa dejado llevar por el calor de sus temas m¨¢s lejos de lo que era necesario para su realizaci¨®n; desde luego, algunas de estas esculturas eran extremadamente indecentes y ofensivas, por lo que me sorprendi¨® mucho al principio hallarlas en templos...". Con estas palabras, cargadas de perplejidad y mojigater¨ªa, describ¨ªa el capit¨¢n e ingeniero brit¨¢nico T. S. Burns las primeras sensaciones que le produjo la profusa y voluptuosa decoraci¨®n que exhib¨ªan los santuarios que, ocultos en la jungla, acababa de descubrir en un lugar apartado del coraz¨®n de la India en 1838. No es de extra?ar que la conciencia puritana del oficial victoriano se viera zaherida y ofuscada por la profusi¨®n de mujeres desnudas y escenas expl¨ªcitas de sexo talladas en las rojizas paredes de piedra arenisca, si se tiene en cuenta que ese mismo magnetismo er¨®tico arrastra en la actualidad a masas de viajeros hacia el peque?o pueblo de Khajuraho, en el Estado de Madya Pradesh.
Los pasos se detienen
La curiosidad y el morbo proporcionan a estos templos el raro honor de figurar entre los pocos del mundo que se visitan m¨¢s por fuera que por dentro. Y es que los m¨²ltiples grupos de figuras entretenidas en complicadas y casi acrob¨¢ticas formas de uni¨®n sexual que decoran los muros exteriores secuestran las miradas, detienen los pasos y, junto a fantas¨ªas desenfrenadas o reparos morales, hacen aflorar especulaciones de todo tipo sobre las razones que llevaron a los artistas a esculpir estas obras, cuyo significado ¨²ltimo sigue siendo un misterio para los expertos.
Igualmente enigm¨¢tico resulta su emplazamiento, apartado de cualquier lugar; aunque acaso ese aislamiento, esa lejan¨ªa de las rutas que siguieron los invasores musulmanes, los mogoles, evit¨® que fueran destruidos por su furia iconoclasta, permiti¨® que al menos una veintena de las m¨¢s de 80 edificaciones religiosas que los rajput chandella levantaron en tan ins¨®lito lugar en apenas un siglo, entre los a?os 950 y 1050, llegara hasta nuestros d¨ªas.
Distribuidos en tres grupos, oeste, este y sur, sobre una superficie de unos seis kil¨®metros cuadrados, los templos hinduistas y jain¨ªes de Khajuraho disimulan sus modestas proporciones individuales, seg¨²n los c¨¢nones de monumentalidad de la arquitectura india, al encontrarse emplazados sobre terrazas elevadas unos cinco metros sobre el suelo, orientadas de este a oeste, y estar coronados por torres con forma de mazorca de ma¨ªz o sikharas, secundadas por otras m¨¢s peque?as, que compiten entre s¨ª por ser las m¨¢s altas, destacando sobre todas ellas la del santuario de Kandariya, de 30,5 metros de altura.
Vistos en perspectiva, transmiten una sensaci¨®n de verticalidad, como si el horizonte estuviera limitado por un cord¨®n de peque?as colinas. No en vano esas estructuras ojivales que cubren la celda sagrada o garbhagriha representan al monte Kailasha, la monta?a c¨®smica situada en el centro del universo, morada del dios destructor Shiva y su esposa, Parvati. La profusi¨®n decorativa transforma cada templo en una obra esculpida, s¨ªntesis de arquitectura y escultura, donde el m¨¢s m¨ªnimo espacio, ya sea en los p¨®rticos, las salas de columnas, los deambulatorios de paredes desplegadas como un fuelle en las que se abren balcones o las falsas c¨²pulas realizadas pasando del cuadrado al oct¨®gono y al c¨ªrculo, est¨¢ ocupado por tallas con procesiones festivas, paradas militares, grupos de ascetas y guerreros, dioses y asistentes, parejas o grupos de amantes, ninfas celestes, danzantes, personas ocupadas en sus quehaceres cotidianos, animales reales y m¨ªticos, entrelazamientos vegetales y s¨ªmbolos geom¨¦tricos. Una mara?a arm¨®nica, un colosal retablo barroco, realzado por el juego de luces y sombras proyectado sobre los entrantes y salientes de los muros.
Pero lo que concita el verdadero inter¨¦s de los visitantes son las tallas er¨®ticas, con independencia de que no sean las m¨¢s abundantes de todo el complejo, una de las mayores joyas de la arquitectura indoaria de todo el subcontinente, concentradas en algunos santuarios, como Lakshmana, Jagadambi, Vishvanatha o Kandariya, la obra cumbre de los chandella, con cerca de 900 estatuas diferentes. Con todo, su abundancia y su descarnado realismo abruman. Resulta dif¨ªcil asimilar tanta sensualidad en un lugar religioso, sobre todo si se compara la osad¨ªa y belleza pl¨¢stica que fueron capaces de desarrollar los artistas indios en sus obras, esa sublimaci¨®n de la sexualidad, con las de sus colegas europeos de la ¨¦poca, uncidos a la austeridad del estilo rom¨¢nico, cuya decoraci¨®n se limitaba a frescos y estatuas r¨ªgidas y can¨®nicas, una pauta que solamente algunos canteros osaron transgredir, dejando tallados para la posteridad peque?os canecillos lujuriosos en unos pocos templos alejados de las grandes rutas culturales y espirituales de la cristiandad, como se puede apreciar, por ejemplo, en la colegiata de San Pedro de Cervatos, en Cantabria.
Caderas redondas
Frente a las m¨¢scaras hier¨¢ticas rom¨¢nicas, las estatuas femeninas de los maestros chandella encarnan el ideal de la belleza: senos rotundos y caderas redondas. La expresi¨®n de sus rostros inm¨®viles, atrapados en la piedra por siglos, reflejan un embeleso y una l¨¢nguida voluptuosidad. Se muestran terriblemente seductoras cuando se retuercen para mirarse en el espejo, describen una espiral en el aire con el brazo para ponerse la tilaka, el punto rojo sobre la frente, o flexionan el cuerpo de forma concupiscente para quitarse una espina del pie.
Y dominando las paredes exteriores de los templos m¨¢s importantes, se despliegan en tres niveles superpuestos, encajadas en peque?as hornacinas, como si fueran vi?etas de un c¨®mic, escenas variadas de sexo donde tienen cabida manifestaciones heterosexuales, homosexuales, actos en grupo o de zoofilia. Precisamente estas uniones con animales son las que han llevado a los expertos a descartar que la decoraci¨®n de los templos de Khajuraho reproduzca las sugerencias del Kamasutra, ya que la obra no contempla, e incluso critica, ese tipo de uniones orgi¨¢sticas. Para algunos, la explicaci¨®n de esta peculiar decoraci¨®n, que no es exclusiva, ya que aparece en muchos otros templos de la India, aunque con menos prodigalidad, es que el goce er¨®tico, el kama, representa una de las finalidades fundamentales de la existencia. Para otros, la uni¨®n sexual era la met¨¢fora empleada para expresar la verdadera uni¨®n entre el alma humana y Dios. Para los profanos es, simplemente, puro deleite de los sentidos.
Gu¨ªa
C¨®mo ir
? Khajuraho se encuentra en la regi¨®n de Bundelkhand (en el Estado de Madhya Pradesh, en el centro de la India), casi 600 kil¨®metros al sur de Nueva Delhi.
? Kingfisher Airlines (www.flykingfisher.com) conecta Nueva Delhi con Khajuraho; ida y vuelta a partir de unos 115 euros.
? British Airways (www.britishairways.es),
Lufthansa (www.lufthansa.es) y Swiss (www.swiss.com) son algunas aerol¨ªneas que vuelan a Nueva Delhi. Los vuelos siempre tienen una escala. Ida y vuelta con Lufthansa, por ejemplo, a partir de 665 euros.
Informaci¨®n
? Turismo de la India (www.incredibleindia.org).
? Turismo del Estado de Madhya Pradesh (www.mptourism.com)
? www.khajuraho.org.uk.
? www.tourism-of-india.com.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.