Hacia un crecimiento inteligente
Se clausura hoy en Davos la cumbre anual del World Economic Forum cuando acabamos de dejar atr¨¢s el a?o m¨¢s dram¨¢tico en lo econ¨®mico desde la Segunda Guerra Mundial. Podemos congratularnos de que haya una un¨¢nime coincidencia, en t¨¦rminos globales, en que lo peor ha pasado, aunque la recuperaci¨®n a¨²n no est¨¢ consolidada. Las expectativas favorables de los altos directivos a nivel global sobre la inmediata evoluci¨®n de la actividad econ¨®mica constituyen un s¨ªntoma positivo. El 65% de los presidentes ejecutivos y consejeros delegados (CEO) internacionales considera que la recuperaci¨®n en sus respectivos pa¨ªses se est¨¢ produciendo ya o lo har¨¢ en el corto plazo, seg¨²n la Encuesta Global de CEO que desde hace 13 a?os realiza PricewaterhouseCoopers. Esta percepci¨®n viene avalada por las ¨²ltimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que estima un crecimiento del PIB mundial del 3,9 % en 2010. Aunque no debemos olvidar que todo ello se debe a los colosales est¨ªmulos fiscales y monetarios y a los planes de rescate y recuperaci¨®n. Pese a este dopaje sin precedentes en la econom¨ªa mundial, la salida de la crisis est¨¢ siendo tibia y vacilante. Por ello, una de las grandes inc¨®gnitas por despejar ser¨¢ el efecto del inevitable repliegue de dichos est¨ªmulos monetarios y financieros.
El crecimiento sostenible y generador de empleo no ser¨¢ posible sin depurar los lastres del pasado
Hace falta creatividad, esp¨ªritu emprendedor, organizaci¨®n, liderazgo e infraestructura adecuada
?Podr¨¢ la iniciativa privada por s¨ª sola tirar del carro? ?sa es, de hecho, la cuesti¨®n que genera la incertidumbre que pesa sobre la precaria recuperaci¨®n. Ser¨¢, en todo caso, algo que no tardaremos en comprobar. Pero parece claro que no es aconsejable que los gobiernos contin¨²en inflando la burbuja de d¨¦ficit y endeudamiento. Algunos pa¨ªses han alcanzado niveles insostenibles y el fantasma de la crisis de la deuda soberana no ha tardado en aparecer. Todo ello est¨¢ derivando hacia un aumento de los costes de emisi¨®n para los gobiernos, y eso acabar¨¢ traduci¨¦ndose en un encarecimiento de la financiaci¨®n de las empresas. A ello hay que a?adir el previsible mantenimiento de las restricciones del cr¨¦dito. Eso explica la preocupaci¨®n generalizada que expresan los altos directivos en la encuesta ante las previsibles dificultades en la obtenci¨®n del capital necesario para el crecimiento y la generaci¨®n de empleo.
El enorme endeudamiento acumulado por familias y empresas, y ahora por Administraciones P¨²blicas, constituye un gran lastre para la recuperaci¨®n. El proceso de desapalancamiento inducir¨¢ mayores tasas de ahorro para enjugar las deudas, y eso inhibir¨¢ el consumo y la inversi¨®n, por lo que es previsible que las tasas de crecimiento sean sensiblemente inferiores a lo que nos gustar¨ªa, con la consiguiente penalizaci¨®n en el mercado laboral. Como ha dicho el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, "la recesi¨®n desde un punto de vista t¨¦cnico se ha acabado, pero parecer¨¢ durante tiempo que sigue aqu¨ª, sobre todo por el desempleo".
El crecimiento inteligente, sostenible y generador de empleo no ser¨¢ posible hasta que se hayan depurado por completo los lastres del pasado. Debemos seguir poniendo el acento en sofocar los riesgos subyacentes, que en gran medida coinciden con las inquietudes manifestadas por los altos directivos sobre las amenazas que a¨²n no se han disipado, esto es, una recesi¨®n prolongada, la falta de estabilidad en los mercados de capital, la competencia de bajo coste, el exceso de regulaci¨®n y el coste de la energ¨ªa.
En Espa?a, si bien parece que lo peor tambi¨¦n ha pasado, el horizonte de la recuperaci¨®n se presenta m¨¢s lejano. De hecho, a diferencia del creciente optimismo de los CEO internacionales, los espa?oles son los m¨¢s pesimistas: el 76% cree que la recuperaci¨®n no se producir¨¢ hasta 2011. De nuevo esta percepci¨®n coincide con las ¨²ltimas estimaciones del FMI, que prev¨¦n para Espa?a una ca¨ªda del PIB del 0,6% en 2010. La crisis ha castigado duramente nuestra econom¨ªa, sometida a pesados lastres: un desequilibrio fiscal que se nos puede ir de las manos, un enorme d¨¦ficit exterior, un sector inmobiliario que no termina de ajustarse y con la tarea a¨²n pendiente de reestructurar su sistema financiero, que afronta un a?o clave para su redimensionamiento y racionalizaci¨®n de costes, fundamentalmente en las cajas. Pero la cuesti¨®n inmediata m¨¢s preocupante es el elevado nivel de paro, tendente al 20%. ?ste es nuestro Tal¨®n de Aquiles para asentar una recuperaci¨®n vigorosa. El 44% de los altos directivos espa?oles prev¨¦ reducciones de plantilla en los pr¨®ximos 12 meses. Es muy significativo que s¨®lo el 8% de los CEO espa?oles contemple un aumento de plantillas, en contraste con el 39% de los directivos internacionales que prev¨¦n incrementos de efectivos a nivel global.
Espa?a corre el riesgo de caer en un largo periodo de aton¨ªa. Por eso es preciso que atendamos a los problemas del corto plazo sin descuidar los desaf¨ªos del largo plazo para procurar una nueva etapa de crecimiento vigoroso y sostenible en un mundo globalizado en el que ya no podemos pensar en competir por cantidad, por precio y con una mano de obra barata. Espa?a ha perdido en los ¨²ltimos a?os varios puestos en el ¨ªndice de competitividad del World Economic Forum, que nos relega al puesto 33 y pone especial ¨¦nfasis en la falta de flexibilidad laboral. En el Doing Business, que elabora el Banco Mundial para pulsar las condiciones en la que se desarrollan los negocios en 183 pa¨ªses, tambi¨¦n hemos descendido 11 posiciones hasta el puesto 62.
Tenemos un gran reto por delante. No podemos seguir haciendo m¨¢s de lo mismo. Debemos apostar por un cambio en el patr¨®n de crecimiento de la econom¨ªa espa?ola. Necesitamos un modelo productivo con capacidad para competir en nuevos y m¨²ltiples frentes y sectores, basado en la innovaci¨®n, el conocimiento, la calidad, la tecnolog¨ªa, el talento y el valor a?adido, en un contexto global respetuoso con el medio ambiente, que prime el uso racional de los recursos naturales y sea responsable con la sociedad. ?ste es el modelo de crecimiento inteligente al que debemos aspirar. El 95% de los altos directivos espa?oles muestra su convencimiento de que debemos transitar hacia un nuevo modelo productivo m¨¢s sostenible en el tiempo, y coincidimos con ellos en que son fundamentales reformas estructurales en la ense?anza, en el mercado laboral, en el fomento de la innovaci¨®n y en el apoyo a la internacionalizaci¨®n de la empresa. Aqu¨ª incluimos tambi¨¦n algo que nos parece de vital importancia como es el coste de la energ¨ªa y ello deber¨ªa incluir el debate t¨¦cnico, econ¨®mico y social, desapasionado y despolitizado, sobre todas las potenciales fuentes de energ¨ªa.
?sta es una tarea que nos concierne a gobernantes y empresarios. Tenemos que aprender las viejas y nuevas lecciones que nos ha dejado esta crisis y trabajar juntos en la construcci¨®n del nuevo modelo productivo. Tan esencial es un eficiente control de los riesgos como aprovechar el momento como fuente de oportunidades. La mayor¨ªa de los altos directivos, tanto los espa?oles como sus hom¨®logos internacionales, considera necesario seguir poniendo el ¨¦nfasis en la reducci¨®n de costes. Pero el control inmediato de los aspectos internos y de la caja no debe estar re?ido con la planificaci¨®n del largo plazo, en la que la inversi¨®n destinada a la apertura de nuevos mercados, la internacionalizaci¨®n, la innovaci¨®n -no s¨®lo la tecnol¨®gica, sino la organizativa en aras de la mejora de la gesti¨®n y de los procesos- y el desarrollo de nuevos productos y servicios competitivos debe ser una prioridad porque ah¨ª est¨¢ la clave que inclinar¨¢ la balanza del ¨¦xito. Me quedo con la reflexi¨®n que dej¨® en nuestra encuesta un CEO de un gran grupo industrial: "La innovaci¨®n nos hace fuertes". Pero para llegar ah¨ª hace falta algo m¨¢s que inversi¨®n y subsidios. Se necesita creatividad, talento, esp¨ªritu emprendedor, organizaci¨®n, colaboraci¨®n, liderazgo y una infraestructura adecuada de transformaci¨®n.
El futuro est¨¢ por escribir, y de nosotros depende adaptar nuestra manera de pensar y actuar para hacer compatible nuestra dedicaci¨®n a las urgencias del corto plazo con la capacidad de anticipar un horizonte complejo y m¨¢s vol¨¢til, definido por nuestra obligaci¨®n de afrontar los retos sociales, econ¨®micos y medioambientales para construir un futuro mejor y m¨¢s sostenible.
Carlos Mas es presidente de PricewaterhouseCoopers.
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