Alevos¨ªa con gaseosa
Los experimentos, con gaseosa. Esa frase, que hizo furor durante la Transici¨®n, quiere reflejar que frente a los problemas importantes debe recurrirse al sentido com¨²n, a las soluciones cl¨¢sicas y l¨®gicas, porque jugar a hacer experimentos puede resultar muy peligroso.
Les voy a contar un caso terrible. A las cuatro de la madrugada del 28 de junio de 2006 un tipo entr¨® en la casa de su ex mujer con sus propias llaves y haciendo saltar el pestillo de seguridad con un pl¨¢stico, a pesar de que ten¨ªa una orden de alejamiento. Cogi¨® un cuchillo de la cocina y se dirigi¨® al dormitorio, donde ella dorm¨ªa, pero no la apu?al¨®, sino que la agarr¨® del cuello para estrangularla, mientras ella segu¨ªa tumbada y sin posibilidad de defensa alguna. La despert¨® porque no quer¨ªa que ella muriera sin que supiera que ¨¦l la iba a matar. Los gritos de auxilio despertaron a los dos hijos de la pareja, una chica de 15 a?os y un var¨®n de 13, que presenciaron la escena. La adolescente consigui¨® quitar el cuchillo a su padre, mientras el chico llam¨® a la polic¨ªa. Aunque la mujer sangraba por la boca y la nariz con evidentes signos de asfixia, el hombre continu¨® tratando de estrangularla, ignorando los gritos de sus hijos que le ped¨ªan que parase. Luego, la tir¨® al suelo y le pis¨® el cuello hasta que se lo rompi¨®. No dej¨® de golpearla hasta que qued¨® inerte. El ex marido y los hijos pensaron que estaba muerta. Tanto es as¨ª que los chicos pidieron a su padre que les dejara un momento para despedirse de ella, por lo que ¨¦ste se march¨®. Despu¨¦s, lleg¨® la polic¨ªa y al comprobar que la mujer todav¨ªa respiraba la llevaron al hospital. Las lesiones eran tremendas, aunque como dice el escritor Juan Carlos Somoza, "nada hay m¨¢s alegre que volver a tener ganas de vivir cuando ya le encuentras buen sabor a la muerte", y la mujer pele¨® por vivir.
El Supremo no ve alevos¨ªa en que un tipo aparezca a las cuatro de la ma?ana con un cuchillo en tu cama
Sin embargo, como consecuencia de la brutal agresi¨®n, ha quedado tetrapl¨¦jica, condenada para siempre a una silla de ruedas. S¨®lo puede mover una mano y con mucha dificultad y varias veces al d¨ªa durante el resto de su vida tendr¨¢n que sondarla porque no puede controlar los esf¨ªnteres. Un panorama desolador, pues ya nunca podr¨¢ valerse por s¨ª misma para las tareas m¨¢s elementales de la vida diaria, aparte de las inevitables secuelas psicol¨®gicas para ella y para sus hijos.
La Audiencia de Madrid conden¨® al culpable a 15 a?os de prisi¨®n por tentativa de asesinato por estos hechos, aunque, como ten¨ªa tambi¨¦n otros delitos porque no era la primera vez que la atacaba, la pena total se elev¨® a 21 a?os y 10 meses. El tribunal estim¨® que el ataque se hab¨ªa producido por sorpresa y para asegurar el resultado, por lo que la conducta hab¨ªa sido alevosa.
El art¨ªculo 22.1 del C¨®digo Penal establece que "hay alevos¨ªa cuando el culpable comete cualquiera de los delitos contra las personas empleando en la ejecuci¨®n medios, modos o formas que tiendan directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera proceder de la defensa por parte del ofendido".
Pues ahora, cinco magistrados del Supremo, Adolfo Prego, Juli¨¢n S¨¢nchez Melgar, Miguel Colmenero, Joaqu¨ªn Delgado y Luciano Varela -este ¨²ltimo, ponente-, han rebajado cinco a?os la condena del tipo, y han considerado que no hubo tentativa de asesinato, sino de homicidio, porque a su entender no hubo alevos¨ªa. Cuando la t¨¦cnica jur¨ªdica se aparta del sentido com¨²n, algo falla.
Opinan que pudo no haber sorpresa y que la mujer pudo despertarse y organizar una defensa. ?Como si el que un tipo se presente a las cuatro de la ma?ana armado con un cuchillo encima de ti en la cama no fuera suficiente sorpresa!
A la vista de que seis meses antes ella se libr¨® de la muerte en una situaci¨®n parecida por las s¨²plicas de los hijos a su padre, es evidente que la v¨ªctima ten¨ªa tantas posibilidades de defenderse como de ¨¦xito la pulga que pretend¨ªa estrangular a un elefante.
La Sala Segunda tiene varias resoluciones recientes que se apartan del sentido com¨²n, como cuando absolvi¨® por prescripci¨®n al abuelo -condenado en Salamanca a ocho a?os de c¨¢rcel- que hab¨ªa violado a su nieta con un palo y la hab¨ªa sometido a abusos y acoso sexual durante m¨¢s de 15 a?os, o la anulaci¨®n del juicio al violador y asesino de dos polic¨ªas en Catalu?a -que hab¨ªa sido condenado a 82 a?os de prisi¨®n-, porque el juicio no se hab¨ªa celebrado con jurado.
Puede incluso que la nueva sentencia sea t¨¦cnicamente perfecta, pero los experimentos, con gaseosa. Porque, ?qu¨¦ pensar¨ªan esos excelent¨ªsimos se?ores si les entraran a robar en su casa a las cuatro de la ma?ana y los ladrones les sometieran a todo tipo de vejaciones y violencias f¨ªsicas? ?Apreciar¨ªan la alevos¨ªa?
Espero que no ocurra, no vaya a ser que despu¨¦s, adem¨¢s de la brutal experiencia pasada, alguno de sus compa?eros de la Audiencia Provincial tenga la tentaci¨®n de aplicar al culpable la doctrina que ellos han sentado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.