La ca¨ªda de Saulo
Austeridad y a la vez, est¨ªmulo. Acelerar y frenar. Echar combustible a la locomotora para que cobre velocidad, pues renquea, y al tiempo detra¨¦rselo porque resulta caro y los proveedores amenazan con bloquear el suministro. ?sa es la cuadratura del c¨ªrculo que afronta el Gobierno.
El dilema planteado por esas dos necesidades contradictorias es universal. Lo estiliz¨® en Davos el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn: "Si abandonamos los planes de est¨ªmulo demasiado tarde, la deuda p¨²blica ser¨¢ m¨¢s alta; pero si los abandonamos demasiado pronto, afrontamos el riesgo de una recesi¨®n en dos fases". Y en ese ¨²ltimo caso, el de un rebote en la ca¨ªda, "no s¨¦ qu¨¦ podr¨ªamos hacer porque ya hemos utilizado todas las herramientas; la probabilidad es baja pero el riesgo es alto".
Hachazo inversor y pr¨®rroga de est¨ªmulos cohabitan por una pirueta
La respuesta dom¨¦stica a esta ecuaci¨®n ha sido asumir ambas cosas a la vez: a?adir a los programas de relanzamiento vigentes (autom¨®vil, Plan E, FROB, paquete de sostenibilidad...) un plan de estabilidad para 2010 (que corrige el optimista Presupuesto) y un programa de austeridad (para el trienio siguiente) que supone un fuerte hachazo a la inversi¨®n p¨²blica prevista.
Este cambio de rumbo sucede a una ca¨ªda de Saulo, el jud¨ªo perseguidor de cristianos que al hendirle la luz del Se?or cay¨® del caballo y se convirti¨®, y se llam¨® (san) Pablo. ?Por qu¨¦ el Gobierno cay¨® desde el optimismo antropol¨®gico al suelo de la realidad, tras driblar a organismos internacionales y fuerzas vivas econ¨®micas? Porque desde que aprob¨® los Presupuestos (26 de septiembre) han sucedido al menos cinco cosas:
1. Unos datos mucho peores. El cierre del ejercicio de 2009 ha sido alarmante, desautorizando los pron¨®sticos para 2010. El gasto se multiplic¨®. Habr¨¢ superado en un 22% lo presupuestado (en gran medida para paliar el desempleo), contra unos ingresos declinantes. Y as¨ª, como saldo, el d¨¦ficit llegar¨¢ al 11,4% (nivel casi griego o norteamericano), casi dos puntos m¨¢s que el 9,5% previsto.
2. La soledad en derredor. Espa?a ha quedado como ¨²ltima gran econom¨ªa a¨²n inmersa en la recesi¨®n. Y ¨¦sta continuar¨¢ en este ejercicio (-0,3% seg¨²n el Gobierno; -0,6% seg¨²n el FMI).
3. La contaminaci¨®n griega. Grecia se ha abocado al abismo, por culpa de sus cifras a¨²n m¨¢s dram¨¢ticas (am¨¦n de poco fiables), y empujada por agencias de calificaci¨®n discriminatorias o por organismos sesudos. Amenazaba con contaminar a los otros euro-sure?os. Aunque Bruselas le da un respiro, el hervor de la prensa anglosajona, el talibanismo del Bundesbank y el desespero de los griegos por no quedar aislados, balizaban nuevos peligros.
4. Una defensa poco ¨²til. Los argumentos, ciertos, de que la crisis espa?ola era similar a la de EE UU (y nadie les amenaza) y m¨¢s suave que la de Alemania (y tampoco) valieron para poco. Porque EE UU goza del se?oriaje monetario del d¨®lar, y pol¨ªtico del imperio; y Alemania tiene su econom¨ªa exportadora intacta, presta a cabalgar al recuperarse la demanda mundial. Y el de Espa?a no es, ay, ni uno ni otro caso.
5. Estrategias "de salida". En los ¨²ltimos meses menude¨® la consigna de ultimar "estrategias de salida de la crisis", con el retorno a la ortodoxia fiscal, tras un a?o gastador. Pr¨¦dica que pone sordina a la que insiste en seguir estimulando la recuperaci¨®n.
Am¨¢sense estas cinco causas, y llega la austeridad. Primero como mensaje a los mercados, que ya logr¨® la semana pasada recuperar buena parte del diferencial con los bonos alemanes. Y ahora, como receta ineludible de un Ejecutivo que se quiere poner las pilas por imperativo de los hechos.
La inc¨®gnita asociada a la austeridad es hasta d¨®nde llegar¨¢ su efecto contractivo: a menos inversi¨®n p¨²blica, menos consumo, menor crecimiento, menos ingresos p¨²blicos. Todo ello, empeorable en cuanto aumente el IVA.
Pero juega a favor el repunte de la confianza de los consumidores (alza de cuatro puntos desde el hoyo de agosto, seg¨²n el ICO) y la esperable mejora de las exportaciones, gracias a la recuperaci¨®n de los vecinos europeos.
La cuadratura del c¨ªrculo se sirve de una (h¨¢bil) pirueta temporal para cohonestar la reducci¨®n del gasto y su aumento. El grueso de la austeridad (reducci¨®n del gasto en 45.000 millones) se f¨ªa al trienio 2011-2013. S¨®lo un 10%, 5.000 millones, va para 2010. Es el mismo truco periodificador usado por Obama en el debate sobre el estado de la Uni¨®n. Un encaje de bolillos. ?Servir¨¢?
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