El problema m¨¢s grave
El problema m¨¢s grave que en la actualidad tenemos en Galicia va asociado a un nombre, al de Roberto Blanco Vald¨¦s. En su domicilio, a las tres de la madrugada, ¨¦l, su mujer y sus dos hijas menores de edad fueron v¨ªctimas de una acci¨®n terrorista perpetrada por unos individuos que se autodefinen como "patriotas al servicio de Galicia". El atentado fue, pues, la respuesta "patri¨®tica" a un grav¨ªsimo delito cometido por Roberto y que, al parecer, est¨¢ tipificado en el C¨®digo penal no escrito de tales patriotas con arreglo al criterio utilizado en la Alemania nazi: es delito todo aquello que afecta al sano sentimiento del patriota.
Ocurre, sin embargo, que la libertad de expresi¨®n (dicho sea de paso, ejercida en el caso de Roberto en el marco del respeto escrupuloso a la Constituci¨®n, al Estatuto de Autonom¨ªa y dem¨¢s leyes de Galicia) es un derecho fundamental y el pilar de la sociedad democr¨¢tica. Por ello, no puede resultar extra?o que todos los partidos pol¨ªticos, instituciones y un sinf¨ªn de ciudadanos hayan condenado tan execrable acto, aunque en algunos casos las manifestaciones de repulsa deber¨ªan haber evitado determinadas apostillas, especialmente aquellas de las que (cerrando el c¨ªrculo argumentativo) podr¨ªa inferirse que opiniones como las del propio Roberto alimentan tambi¨¦n en alguna medida las actitudes fan¨¢ticas.
Es una falacia justificar el atentado con la acusaci¨®n de que Blanco Vald¨¦s es "enemigo del gallego"
Del atentado ¨²nicamente son responsables quienes colocan la bomba y, en su caso, los que hubiesen inducido a ejecutar el hecho, as¨ª como los provocadores (o sea, aquellos que, seg¨²n nuestro C¨®digo penal, "directamente incitan por medio de la imprenta, la radiodifusi¨®n o cualquier otro medio de eficacia semejante, que facilite la publicidad, o ante una concurrencia de personas, a la perpetraci¨®n de un delito"). En cambio, tratar de identificar cadenas causales con el fin de ofrecer explicaciones sociol¨®gicas unilaterales de uno u otro signo, sin base emp¨ªrica alguna, es una actividad como m¨ªnimo diletante sobre algo muy complejo como es la formaci¨®n de la mente criminal, que adem¨¢s en este caso probablemente se sit¨²e, m¨¢s bien, en el campo de las neurociencias.
Y, si se quiere ascender al plano de los principios fundamentales de la convivencia, el ¨²nico comentario que deber¨ªa efectuar todo dem¨®crata consiste en afirmar, con Habermas, que los intereses colectivos o de un determinado grupo s¨®lo son leg¨ªtimos cuando se pueden entender como derechos "derivados", o sea, a partir de los derechos de los individuos que integran el grupo, y que, por el contrario, la preeminencia de los intereses colectivos (como objetos simb¨®licos ontol¨®gicamente constituidos) sobre los individuos presupone una ¨¦tica de los bienes metaf¨ªsicamente fundamentada, con la que es imposible establecer un di¨¢logo en t¨¦rminos de racionalidad.
Conozco a Roberto desde hace muchos a?os y puedo atestiguar que desde la ¨¦poca de la dictadura franquista ha luchado para traer las libertades c¨ªvicas a Espa?a y para recuperar la autonom¨ªa y la cultura de Galicia. Y lo ha hecho sin esperar (ni obtener) beneficio alguno a cambio. Es una falacia y una vileza pretender justificar el atentado con la acusaci¨®n de que Roberto es "enemigo del gallego". Y quienes lo sostengan, invocando el nombre de Galicia, deben saber que no s¨®lo est¨¢n extendiendo una mancha ignominiosa sobre un pueblo pac¨ªfico y democr¨¢tico como el nuestro, sino que est¨¢n sembrando la semilla de un futuro sombr¨ªo para la propia cultura gallega, puesto que, volviendo a Habermas, "una cultura no puede mantenerse en vida mediante presi¨®n o adoctrinamiento (...); antes bien, las tradiciones mantienen su capacidad vital en tanto que se enhebran en los canales dispersos e interconectados de las historias individuales de vida y, con ello, se adecuan a los umbrales cr¨ªticos del juicio aut¨®nomo de todo individuo que potencialmente disfrutar¨¢ de ellos".
Soy consciente de que algunos tachar¨¢n de exageraci¨®n que el objeto de esta columna se califique como el problema m¨¢s grave de Galicia, sobre todo a la vista del actual contexto de insondable crisis econ¨®mica y del negro futuro que les espera a muchos ciudadanos gallegos. Con todo, convendr¨ªa tener siempre presente que, como demostr¨® un famoso premio Nobel de Econom¨ªa, donde hay libertad de expresi¨®n hay menos probabilidad de que se extienda el hambre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.