'Generaci¨®n L'
Al final va a resultar que la culpa del posible colapso del sistema de pensiones lo va a tener la mala costumbre que tiene el personal de intentar vivir cuanto m¨¢s tiempo mejor. En 1975 la gente, habituada a no molestar, ten¨ªa a bien morirse, por t¨¦rmino medio, a los cinco a?os de jubilarse. Hoy, con tanto viaje del Inserso y tantas actividades para la Tercera Edad, nuestros mayores no tienen inconveniente en aguantar entre nosotros hasta los 80 o m¨¢s. Es la condici¨®n humana: les das la mano y te cogen el brazo.
Incautamente, pens¨¢bamos que la palabra progreso significaba que, gracias a los avances t¨¦cnicos, ¨ªbamos a poder trabajar menos y disponer de m¨¢s tiempo para el disfrute. Pero la crisis nos ha mostrado la cruda realidad. Si estar¨¢n mal las cosas que hasta el pobre Francisco Gonz¨¢lez, presidente del BBVA, se va a tener que conformar con un retiro de 79 millones de euros. Y es que la recesi¨®n no perdona a nadie.
La ¨²ltima propuesta del Gobierno Zapatero sobre el retraso de la edad de jubilaci¨®n me ha recordado una novela de finales de los 60, que posteriormente ser¨ªa llevada al cine: La fuga de Logan. En un mundo futuro en el que, al parecer, el sistema de pensiones hab¨ªa quebrado, los ciudadanos pod¨ªan vivir a todo trapo hasta los 21 a?os, pero despu¨¦s ten¨ªan que inmolarse obligatoriamente, ya que los recursos eran limitados. El tal Logan era un polic¨ªa encargado de "eliminar" a quienes, en contra de las reglas, deseaban prolongar su existencia.
?Estar¨¢ tambi¨¦n el equipo econ¨®mico de Elena Salgado estudiando promover suicidios a partir de cierta edad? ?Habr¨¢n ya contactado con los dirigentes de France Telecom, la compa?¨ªa que va camino de pulverizar todos los records en cuanto al n¨²mero de empleados que se han quitado la vida? A fin de cuentas se trata de un modelo de trabajador muy interesante socialmente: cotiza pero no disfruta de su subsidio. Porque, claro, insisten en los problemas que causan al sistema los longevos, pero ?qu¨¦ pasa con los que se quedan en el camino?
A m¨ª toda esta historia de la prolongaci¨®n de la vida laboral me produce la sensaci¨®n de pertenencia a una especie de Generaci¨®n L (L de langile). A quienes rondamos la cincuentena nos toc¨®, en general, empezar a trabajar muy j¨®venes. Entonces no se estilaba el alargar la sopa boba mediante Master varios o cursos de idiomas en el extranjero. Nos queda la sensaci¨®n de que hemos estado cotizando para pagar las prejubilaciones de la quinta de nuestros padres y la tard¨ªa llegada al mercado laboral de la de nuestros hijos. Como premio nos obligan a producir durante m¨¢s tiempo para poder retirarnos. Adem¨¢s, gracias a la genial idea de incrementar el n¨²mero de a?os cotizados sobre el que se realizar¨¢ el c¨¢lculo de nuestra pensi¨®n (se lleg¨® a hablar hasta de 25), recibiremos una mensualidad m¨¢s escasa. Decididamente, el progreso es un timo.
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