?Qu¨¦ le pasa a la econom¨ªa espa?ola?
Se equivocan aquellos que pronostican que Espa?a tendr¨¢ problemas para hacer frente a su deuda o pontifican sobre el peligro que supone para la zona euro. Nuestros problemas no son exactamente ¨¦sos
Al igual que le sucede a todos los pa¨ªses avanzados, Espa?a est¨¢ sufriendo con severidad la actual crisis econ¨®mica internacional. Tras un largo periodo de crecimiento, la recesi¨®n est¨¢ poniendo de manifiesto vulnerabilidades de la econom¨ªa espa?ola que exigen reformas de gran calado. Aunque en 2009 se contrajo menos que la media europea, la econom¨ªa espa?ola registra la mayor tasa de desempleo de los pa¨ªses avanzados (m¨¢s del 19%) y algunas voces han empezado a poner en duda la sostenibilidad de sus cuentas p¨²blicas, lo cual est¨¢ llevando a un incremento del coste de financiaci¨®n de su deuda. Este alarmismo se basa en que las perspectivas de crecimiento para los pr¨®ximos a?os son peores que las de la mayor¨ªa de los pa¨ªses avanzados y en la percepci¨®n de que el Gobierno no est¨¢ convencido de querer incurrir en el coste pol¨ªtico que supondr¨ªa embarcarse en el programa de reformas estructurales necesarias.
La crisis financiera global pinch¨® la burbuja inmobiliaria y dispar¨® el desempleo
Los empleos deben ser de alto valor a?adido, y para eso es precisa una reforma de la educaci¨®n
Espa?a, adem¨¢s de enfrentarse a la crisis financiera global, ha sufrido la explosi¨®n de una burbuja inmobiliaria, tiene mercados poco flexibles, una productividad reducida y no cuenta con una s¨®lida base productiva, intensiva en conocimiento, capaz de reemplazar al sector inmobiliario como fuente de crecimiento. Adem¨¢s, durante los a?os del boom econ¨®mico acumul¨® una p¨¦rdida de competitividad que no le permite, ahora que su demanda interna est¨¢ cayendo, recurrir a la demanda externa para recuperarse. Por ¨²ltimo, aunque su pertenencia al euro ha supuesto un paraguas de estabilidad, ya no puede utilizar la tradicional devaluaci¨®n para impulsar sus exportaciones. Por todo ello, est¨¢ teniendo m¨¢s problemas que otros pa¨ªses para dejar atr¨¢s la recesi¨®n. Sin embargo, quienes pronostican que tendr¨¢ problemas para hacer frente a su deuda o que es un peligro para la zona euro est¨¢n equivocados. Veamos por qu¨¦.
La crisis financiera puso fin a 14 a?os de crecimiento en los que Espa?a complet¨® su modernizaci¨®n, se convirti¨® en uno de los mayores inversores en el exterior, redujo su inflaci¨®n y su deuda p¨²blica y consolid¨® pol¨ªticas macroecon¨®micas responsables. Sin embargo, esta expansi¨®n gener¨® tanto un boom inmobiliario como un abultado d¨¦ficit por cuenta corriente (10% del PIB en 2008), causado tanto por el diferencial de inflaci¨®n entre Espa?a y sus socios comerciales de la zona euro como por el lento crecimiento de su productividad laboral.
El colapso financiero global pinch¨® la burbuja inmobiliaria espa?ola, redujo dr¨¢sticamente las posibilidades de financiaci¨®n exterior y dispar¨® el desempleo a gran velocidad. El importante super¨¢vit p¨²blico (superior al 2% del PIB) que Espa?a hab¨ªa logrado alcanzar antes de la crisis se esfum¨® r¨¢pidamente y se convirti¨® en 2009 en un d¨¦ficit p¨²blico del 11,4%. Este aumento del d¨¦ficit ha sido el resultado tanto del funcionamiento de los estabilizadores autom¨¢ticos (menor recaudaci¨®n fiscal y mayor gasto p¨²blico, sobre todo vinculado a las prestaciones por desempleo) como de los programas de est¨ªmulo fiscal discrecional que el Gobierno ha puesto en marcha, que han tenido cierto ¨¦xito en suavizar el impacto adverso de la crisis sobre la actividad y el empleo durante 2009. Sin embargo, ser¨¢ imposible mantenerlos en el futuro porque es necesario avanzar en la consolidaci¨®n fiscal.
Por todo ello, la situaci¨®n econ¨®mica espa?ola es dif¨ªcil. Sin embargo, las voces alarmistas que pronostican que no podr¨¢ hacer frente a su deuda o que ser¨¢ junto a Grecia y Portugal un peligro para la zona euro tienen poco fundamento. A pesar de las dificultades actuales, como Espa?a redujo de forma dr¨¢stica su ratio de deuda sobre el PIB antes de que estallara la crisis todav¨ªa tiene cierto margen de maniobra para financiar su d¨¦ficit p¨²blico, algo que le sucede tambi¨¦n a Irlanda, pero no a Grecia. Adem¨¢s, el Gobierno ha puesto en marcha medidas de ajuste con el fin de recortar su d¨¦ficit y situarlo en el 3% exigido por el Pacto de Estabilidad y Crecimiento en 2013. Esto significa que, por el momento, Espa?a no deber¨ªa tener problemas para hacer frente a los vencimientos de su deuda p¨²blica y podr¨¢ colocar sin dificultades nuevos t¨ªtulos en los mercados cuando sea necesario, aunque tendr¨¢ que hacerlo a un mayor coste que en a?os anteriores. Aun as¨ª, es esencial que aproveche la ventana de oportunidad que se ha abierto con la crisis para abordar las reformas que hagan que su crecimiento sea m¨¢s equilibrado una vez que la crisis haya pasado. Algunas de estas reformas deber¨ªan haberse abordado en el pasado. Lo esencial ahora es no demorarlas m¨¢s.
El Gobierno se enfrenta al reto de avanzar en dos frentes socialmente impopulares al mismo tiempo: el de la consolidaci¨®n fiscal y el de las reformas estructurales. En el primero ya ha comenzado a tomar medidas, aunque con cierto retraso. En 2009 se anunci¨® una subida de impuestos que entrar¨¢ plenamente en vigor a mediados de 2010. Aunque la medida es necesaria porque la crisis inmobiliaria ha reducido de forma permanente los ingresos p¨²blicos, si se aplica antes de que la econom¨ªa comience a crecer podr¨ªa ser contraproducente, ya que dificultar¨ªa la recuperaci¨®n. Por otra parte, el Gobierno ha anunciado un plan de austeridad con el que pretende ahorrar 50.000 millones de euros hasta 2013 y que se enmarca en unos presupuestos restrictivos para 2010. Sin embargo, existen dudas sobre qu¨¦ partidas se ver¨¢n afectadas, no est¨¢ garantizado que los Gobiernos regionales vayan a reducir sus gastos y adem¨¢s es posible que el recorte sea insuficiente porque cabe la posibilidad de que se vuelvan a sobreestimar los ingresos p¨²blicos para los pr¨®ximos a?os, como ya sucediera en 2009. Por ello, el Gobierno podr¨ªa verse obligado a rebajar los salarios de los empleados p¨²blicos, como ya ha hecho Irlanda, aunque intentar¨¢ evitarlo para no provocar un conflicto abierto con los sindicatos. Por ¨²ltimo, se ha anunciado una reforma del sistema de pensiones, que retrasar¨ªa la edad de jubilaci¨®n hasta los 67 a?os, dando as¨ª un respiro a las cuentas p¨²blicas. Esta medida es necesaria, pero deber¨ªa haberse abordado antes, ya que no responde a la crisis financiera sino a los cambios demogr¨¢ficos y al aumento de la esperanza de vida en Espa?a (y en toda Europa). Aun as¨ª, si el Gobierno logra sortear los obst¨¢culos pol¨ªticos y consigue aprobarla, facilitar¨¢ la consolidaci¨®n fiscal a largo plazo.
M¨¢s all¨¢ de que estas medidas sean importantes para disipar las dudas que los mercados financieros internacionales podr¨ªan tener sobre la econom¨ªa espa?ola, lo esencial es abordar las reformas estructurales pendientes. Ya se han producido algunos avances en este sentido: adem¨¢s de la citada reforma de las pensiones, se han aprobado la Ley de Econom¨ªa Sostenible y la trasposici¨®n de la directiva europea de liberalizaci¨®n de servicios. Ambas intentan dinamizar la actividad econ¨®mica eliminando trabas burocr¨¢ticas, aumentando la competencia en el sector servicios, reduciendo los incentivos fiscales a la compra de vivienda (que en buena medida generaron el boom inmobiliario) e impulsando la I+D+i. Adem¨¢s se acaba de abrir el debate sobre la reforma laboral, que es esencial para reducir la dualidad del mercado de trabajo espa?ol, modificar la negociaci¨®n colectiva y permitir que los salarios est¨¦n alineados con la productividad. S¨®lo as¨ª se lograr¨¢ que una vez que termine la crisis la tasa de desempleo no permanezca en niveles elevados durante muchos a?os. Por ¨²ltimo, es necesaria una reforma integral de la educaci¨®n porque para crear empleos que generen alto valor a?adido es necesario hacer un esfuerzo por mejorar la formaci¨®n a todos los niveles. Espa?a ya no es un pa¨ªs de salarios bajos, por lo que debe mejorar su dotaci¨®n de capital humano en vez de seguir invirtiendo en capital f¨ªsico.
La mayor¨ªa de estas reformas exigir¨ªan pactos de Estado. Sin embargo, dada la tensa situaci¨®n pol¨ªtica, por el momento no parece que esto vaya a ser posible. Por ello, el Gobierno debe tener el coraje de abordar medidas que sin duda ser¨¢n impopulares pero que son necesarias para asegurar el crecimiento econ¨®mico a largo plazo. ?ste es sin duda el principal reto econ¨®mico al que se enfrenta Espa?a.
Federico Steinberg es investigador principal de Econom¨ªa Internacional del Real Instituto Elcano y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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