?Arde Par¨ªs de nuevo?
En Francia, para bien y para mal, se ha visualizado la violencia escolar desde una perspectiva en la cual las precarias condiciones sociales de ciertas ¨¢reas urbanas, la tensi¨®n social y las condiciones laborales y de vida han sido interpretadas como ejes casi causales en el an¨¢lisis de los conflictos escolares. Sin embargo, como muy bien se recoge en cualquier informe o investigaci¨®n criminol¨®gica, no podemos afirmar ni que sea la juventud el segmento de la poblaci¨®n que m¨¢s participa en hechos delictivos, ni que la delincuencia juvenil est¨¦ aumentando.
Otra cosa es que la escuela, como instituci¨®n, est¨¢ comenzando a ser vulnerable en m¨²ltiples sentidos. La escuela europea no est¨¢ recibiendo de los poderes p¨²blicos los recursos que se necesitan para hacer de los centros no ya comunidades pac¨ªficas y creativas donde el aprendizaje sea posible, sino lugares seguros, convenientemente vigilados y atendidos y en los que la educaci¨®n sea posible y garantice la formaci¨®n y ejercicio pr¨¢ctico de la democracia. Nada de ello es barato, sino complejo y costoso. Se necesitan m¨¢s recursos, pero no s¨®lo de vigilancia -que tambi¨¦n-, sino recursos humanos especializados para lograr una educaci¨®n en convivencia que ayude a prevenir la violencia. Se necesitan para hacer de la escuela un lugar de equidad y justicia y de entrenamiento para la ciudadan¨ªa responsable. No son los hechos vand¨¢licos, normalmente puntuales, graves, condenables y demandantes de pol¨ªticas claras y seguras contra los mismos, lo m¨¢s importante, con serlo. Es mucho m¨¢s extenso, y mucho m¨¢s devastador, para un n¨²mero m¨¢s alto de escolares y educadores el fen¨®meno de la violencia interpersonal, tanto directa como indirecta, y especialmente la que aumenta a ritmo acelerado: la que acontece mediante el uso de las nuevas tecnolog¨ªas -tel¨¦fono m¨®vil y diversos usos de Internet-, redes sociales en las que anida el acoso, la intimidaci¨®n, la agresi¨®n sexual o el cyberbullying, lo que de verdad est¨¢ da?ando a nuestros j¨®venes escolares. En nuestro pa¨ªs, son lo que los franceses llaman las microviolencias de los iguales, junto con el nuevo riesgo de violencia que algunos j¨®venes son capaces de infligir a sus adultos (docentes y padres-madres), los hechos m¨¢s preocupantes.
Rosario Ortega es catedr¨¢tica de Psicolog¨ªa de la Universidad de C¨®rdoba y miembro fundador del Observatorio Europeo de la Convivencia Escolar.
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